LSD Emulator

Cultura

A 25 Años del LSD: Dream Emulator, el Videojuego más Jodidamente Extraño de PlayStation: ‘Es una Obra de Arte’

Por Hernán Panessi

A 25 Años del LSD: Dream Emulator, el Videojuego más Jodidamente Extraño de PlayStation: ‘Es una Obra de Arte’

✍ 9 October, 2023 - 12:05


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La Real Academia Española define al adjetivo “desconcertante” como “algo que produce desconcierto o perplejidad” y “que pervierte, deshace el orden o la composición de algo”.

Por caso, si algún día la RAE decidiera revisar su definición, bien podría sumarle la acepción LSD: Dream Emulator, un videojuego de PlayStation que amuchó un culto y que, también, se yergue como lo más extraño visto jamás. Un juego, digamos, desconcertante.

“Creé LSD como una obra de arte”, avisa a El Planteo el artista japonés Osamu Sato. Y es curioso porque, si bien existen los videojuegos para jugar de trippy, el LSD: Dream Emulator es un juego sobre los viajes psicodélicos.

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Y aunque parezca un chiche pop o un chiste nomás-y-ya-está, este videojuego salió publicado comercialmente: estuvo en tiendas, se compró, se “jugó”. Y es, probablemente, el más extraño y pesadillesco editado jamás para la poderosa e híper popular consola de Sony.

El videojuego creado por Sato, basado en el diario de sueños de Hiroko Nishikawa y desarrollado por Asmik Ace Entertainment salió publicado en el año 1998 y hoy está cumpliendo sus primeros 25 años.

Esto no es un juego

A la sazón, el objetivo del LSD es pasear y explorar las profundidades de las ensoñaciones. Así, se abren paso los ambientes extraños, las apariciones deformes, los patrones sonoros perturbadores. Una mezcolanza que da curiosidad pero, muuucho más, da miedo.

“Creo que los aficionados a los fichines se sentían confundidos por unos juegos que no tenían ningún propósito. Sin embargo, el eslogan del LSD era ‘Esto no es un juego’, así que la reacción fue la esperada”, se escuda el enigmático artista japonés.

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La presencia omnisciente del LSD: Dream Emulator en foros interneteros y redes sociales flota como un objeto fetichista de culto. Pasa el tiempo y su figura se engrandece más y más. Conseguirlo en físico puede costar unos miles de dólares y jugarlo emulado puede ser una experiencia de temer.

¿Qué es el LSD?

Curiosamente, el “LSD” del título no se refiere a la droga alucinógena (Lysergsäure-Diethylamid, bah), sino que se referencia en “In Linking, the Sapient Dream” (Enlace, el Sueño Sapiente, ¿será así?), tal y como figura en la intro cinemática del juego.

LSD Emulator dream

Pero, bueno, vamos, dale: el hipervínculo está mano. La mención al LSD en su título no puede ser gratuita. Clickbait antes del clickbait.

“No es un juego propiamente dicho. Sin embargo, en aquella época me interesaba la posibilidad de expresar gráficos espaciales en 3D y sonido en tiempo real”, describe Sato a propósito de su extraña criatura.

LSD: Dream Emulator y el culto a lo extraño

Ufff, qué complejo resulta explicar con palabras la naturaleza del LSD: Dream Emulator, pero valen unas imágenes para –al menos- imaginar lo inimaginable: después de ver flotar unas palabras, atravesamos una biblioteca y terminamos en una azotea llena de cadáveres pixelados y ensangrentados e, inmediatamente después, tras una placa roja, nos movemos en un desierto arenoso y amarillo de cielos verdes.

Incomprensible y, también, vamos a decirlo, algo maravilloso.

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“Desde el momento de su lanzamiento, pensé que sería bueno que se convirtiera poco a poco en un videojuego de culto. No obstante, me sorprende que haya tanta cola, incluso que me hagan esta entrevista tantos años después”, cuenta Sato.

Y los sueños, sueños son

Y si el mundo de los sueños comprime tanta irracionalidad como irrealidad, la intención de LSD: Dream Emulator es jugar sobre ese límite de acontecimientos cognitivos, sensoriales y emocionales. Moverse con una soltura insólita sobre esos flejes.

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Y él, ¿qué sueña? “Cuando me despierto por la mañana, se me olvida todo”. ¿Entonces? “Se podría decir que me interesa el mundo de los sueños, pero también puedo decirte que no. Es difícil de decir”.

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Entretanto, para seguir en la senda de las curiosidades, el multifacético Osamu Sato se posiciona casi en la vereda opuesta del gamer: “Los videojuegos no me interesan en absoluto. No tengo tiempo para cumplir objetivos ni para buscar tesoros. No juego a nada, así que no tengo tiempo para cosas tan molestas”.

Un proyecto psicodélico y transmedia

A caballo de la retromanía, la presencia de LSD: Dream Emulator en la discusión pública (y excesivamente pop) coloca a Sato en una centralidad, digamos, insólita.

En su momento, de hecho, había lanzado su “obra” en tres medios de comunicación al mismo tiempo: videojuego, CD y exposiciones gráficas y musicales. Todos paridos del mismo seno alucinógeno, estridente y colorido.

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Gestos que encuentran novedad en su carácter transmedia y que, aún con todo este tiempo encima, no ha existido, al menos en las plataformas comerciales, algún otro antecedente así. LSD: Dream Emulator se ensancha único: no hay ni hubo otro igual.

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“Se convirtió en un tema candente entre la gente que le gusta cierta subcultura”, trata de explicar el músico y artista. En su momento, Sato lanzó una aplicación para iPhone que permite hacer dibujos combinando formas y creando personajes. Y ahora, está ocupado haciendo obras de arte y música electrónica experimental.

¿Y volvería a los videojuegos? “No, por ahora no”. Y con las drogas, ¿cómo se lleva? “Soy antidrogas. No me drogo en absoluto. Puedo colocarme creando mi trabajo sin depender de esas cosas”. La vanguardia es así.

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ACERCA DEL AUTOR

Hernán Panessi, editor periodístico en El Planteo, es un periodista especializado en cultura joven. Escribe en las revistas InfoTechnology, Rolling Stone, THC y Lento. Además, en Página/12, El Planeta Urbano, El Cronista y en el periódico uruguayo La Diaria. Colaboró para Revista Ñ, Clarín, La Nación, La Cosa, Playboy, Haciendo Cine, Billboard, Los Inrockuptibles, Forbes, VICEBenzinga, High Times y Yahoo, entre otros.

Hernán escribió los libros Porno Argento! Historia del cine nacional Triple X, Periodismo pop, Una puerta que se abre y Rock en Español. Fue docente en el Centro Cultural Rojas (UBA) donde dictó talleres de periodismo. Además, es programador de la sección VHS del Festival Internacional de Cine de Valdivia, en Chile.

Conduce FAN, programa periodístico sobre cultura, sociedad y vida moderna. Por su parte, también condujo en las FM Delta 90.3 y Nacional Rock 93.7. Asimismo, fue columnista en La Once Diez y Metro 95.1.