Conocé a Mauri Dinelli, el Artista Detrás de ‘Próceres’, la Colección Virtual que Convirtió a Duki en San Martín

Este artículo apareció por primera vez en El Planteo en agosto de 2022.

El arte digital viene irrumpiendo cada vez con más fuerza en el ecosistema creativo. Y bajo este fulgor, el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino fue sede en el mes de julio de la primera muestra de arte digital y NFT de la ciudad de Rosario, en Argentina.

Con más de 3000 espectadores, la muestra titulada Vibrant NFT reunió a un tendal de artistas al calor de unas 25 pantallas, instalaciones, mappings y diversas “conexiones virtuales” con el público.

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“Fue increíble, estuvo por encima de todas las expectativas. Nunca habíamos hecho algo así y salió bárbaro. La reacción fue loca porque todo el mundo estaba viendo algo nuevo. Se armó algo piola”, cuenta Mauri Dinelli, diseñador gráfico, ilustrador, artista digital y uno de los organizadores. Allí, además, brindó una charla sobre el desarrollo, las dimensiones y los cambios de su trabajo dentro del arte digital.

El arte tradicional le da la bienvenida al digital

Por lo demás, esta muestra emplazada en el famoso Museo Castagnino significó también una especie de reivindicación del arte digital por parte del tradicional: “En Rosario nunca se había bajado la idea de hacer algo así y menos en el Castagnino, que es el museo más grande de la ciudad. Por eso generó tanto ruido”, explica Dinelli.

De hecho, desde la convocatoria advirtieron el fuerte interés y respaldo de la escena: recibieron más de 400 solicitudes de artistas de todo el país y, ante la ebullición, terminaron priorizando a una gran mayoría de artistas domésticos. “Es todo muy nuevo y por eso le fue tan bien”.

Próceres, doncellas y aristócratas

Por estos días, además de seguir cosechando las mieles del Vibrant NFT, Dinelli continúa llevando adelante un proyecto personal llamado “Próceres”, con el que construye un puente entre la movida nacional actual y algunos grandes personajes históricos argentinos.

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Entre los jóvenes artistas retratados están Duki, L-Gante, Nicki Nicole, Dillom, Bizarrap, Acru, Paulo Londra, Marilina Bertoldi y un largo etcétera.

“Banco a full la escena y esto un tributo a lo que está pasando. Quiero ponerlos en un lugar de relevancia, con la cuestión estética de los próceres. Hacerlos como personajes icónicos, trascendentes de la historia. Ellos están logrando una evolución musical”, dice el artista rosarino de 39 años.

A la sazón, la creación de cada “prócer” está justificada por algún hecho coyuntural, noticia o hype: el lanzamiento de un disco, la presentación de una canción, la promoción de un show en vivo, algún bochinche en particular. “Todo lo que hago tiene que tener un gancho con lo que está pasando. No tiro nada medio random”, refuerza.

Asimismo, por momentos también se tienta con reinterpretar a artistas de otras épocas y, seducido por este envión, incluso a algunos ya les rindió pleitesía: como hizo, por ejemplo, con Gilda y el Indio Solari. Y como posiblemente hará con La Mona Giménez y el Potro Rodrigo, auténticos ídolos nacionales. “Quiero ponerlos en esos lugares”.

El proceso creativo

Para llegar al concepto de “Próceres”, Dinelli vivió una especie de transición. Un proceso que comenzó con una serie de murales que hizo para el Centro Cultural Distrito 7, donde además se desempeñó en áreas vinculadas a la identidad y la comunicación. “Mezclé hip hop con política, con una idea media socialista de la política y la revolución. Ahí están Chávez y Evita, pero también Fito Páez y Mercedes Sosa”, comparte.

Y mientras continuaba trabajando como diseñador gráfico e ilustrador para diversas marcas, la llegada de la pandemia y el aislamiento social significó una especie de clic interno: llegó el momento de repensarse, de reinventarse. Así, con Soledad Fontana, su compañera, empezaron a explorar en el territorio del collage: se dedicaron a cruzar estéticas.

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“Esa fue la cocina de lo que terminó siendo más tarde la serie digital”, detalla. Ahí, intervenían imágenes, las tatuaban, les metían filtros de Instagram y armaban “personajes nuevos”.

Y, de repente, llegaron los cruces. ¿El primero? El de Duki y San Martín. “Medio se hizo meme”, bromea Dinelli. Luego llegaron nuevas versiones remixadas de arte burgués y clásico con los rostros de Bizarrap, Nicki Nicole, entre otras figuras criollas.

“Se convirtió en un collage pero más sofisticado. La transición de las herramientas de laburo me permitió empezar a jugar de una manera digital y buscar una propuesta que, con el tiempo, fue tomando forma. Y a la gente le gusta, por eso me dan ganas de seguir”, se ensancha.

El futuro del arte digital

Entre likes célebres y comentarios excitados, sus seguidores le piden versiones de tal artista, le sugieren la aparición de tal otro: la cosa evidentemente se está moviendo. Ya van más de 20 “próceres” en su portfolio y, si todo sale bien, piensa tokenizarlos y convertirlos en una colección de NFTs. “La idea es cerrar la colección y mintearla completa. En un momento tengo que cerrar y hacer un recorte”, aventura.

Y sigue: “Lo quiero encarar seriamente. Estoy pensando en un evento nuevo de presentación”.

—¿Qué es lo que más te seduce del arte digital?

—La practicidad de las herramientas. Se pueden trabajar cosas interesantes y complejas con una gran facilidad. En una mochila tengo todo mi estudio y puedo crear un montón de cosas. Eso es lo que más me atrae. De chico dibujé mucho, pinté con acuarelas y estudié un montón. Y cada vez que hacía algo era un despliegue gigante. Hoy por hoy, lo veo muy accesible y con la profundidad de cualquier otra herramienta. Por ejemplo, dentro de dos meses me voy de viaje y me llevo el estudio conmigo, en mi compu. Ahí, me siento en cualquier bar y despliego todo el potencial de mi estudio.

Mauri Dinelli

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—¿Y qué te parece lo mejor del universo de los NFTs?

—Lo más atractivo para los artistas es la idea de poder validar tu obra y el hecho de formalizar las maneras para venderla. Eso es lo que trae la Blockchain y la tokenización de las piezas. Podés subir la imagen, ponerle un precio y se puede vender. Hace cinco años eso no pasaba. Yo, por lo menos, no tenía esa perspectiva. Era vender una lámina o mandar una imagen por correo. Era difícil monetizar tu arte. Eso quedó súper blanqueado. En el futuro se va a poder comprar un NFT con Visa y con Binance. Se va a poder tarjetear un NFT en 6 cuotas. Hoy se convirtió en un fetiche tener obras de diversos artistas en tu wallet.

Fotos cortesía de Mauri Dinelli.