México Regula el Cannabis Medicinal y Discute por el Cáñamo y el Recreativo: Habla Erika Santana, Directora de CONIDEBID
Por Hernán Panessi y Javier Hasse.
El Consejo Nacional para la Investigación y el Desarrollo de Bio-Derivados (CONIDEBID) es una agrupación mexicana que promueve la ciencia, la investigación y el desarrollo de bioderivados.
“La CONIDEBID reunió a científicos que ya estaban estudiando bioderivados, entre ellos el cannabis, con centros de investigación científica del país. Nos asociamos a empresas establecidas y a universidades que les interesaba el tema”, dice Erika Santana, abogada corporativa, especialista en compliance y Directora General de CONIDEBID.
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Por caso, CONIDEBID hizo simbiosis junto a distintos frentes del sector para ayudar en el tratamiento de la regulación del cannabis medicinal.
Así las cosas, en enero de 2021, la Secretaría de Salud de México publicó el reglamento para la producción, investigación y uso medicinal.
El rol de CONIDEBID
“Nos asociamos a quienes tenían protocolos científicos de medicamentos que curan en base a la experimentación científica. Antes de este nuevo escenario, las universidades no podían salir a decir que estaban investigando el cannabis mientras no existiera la legalidad”, continúa.
Y en este camino, buscaron la regulación (la ley y su reglamento) y la autorregulación (a partir de las buenas prácticas profesionales, la calidad, la trazabilidad y la trayectoria) para que se fortalezca la ciencia y la industria.
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En rigor, CONIDEBID promovió mesas de trabajo, conversatorios, foros y asistió a diversas invitaciones de Presidencia de la República. ¿Su deber? Retroalimentar la opinión de la comunidad científica e integrar esa mirada en las legislaciones.
“Participamos en el reglamento de forma indirecta”, reconoce Santana.
¿Su objetivo? “Dar seriedad a una planta que ha sido menospreciada por prejuicio y que ya adquirió su dignidad”.
Aún así, Santana advierte que “muchas cosas no quedaron como las propusimos”, pero no se muestra desanimada.
De su boca: “Así es el camino de la legislación y la ciencia. En base al respaldo de los investigadores, nos atrevemos a opinar con información. Todavía nos queda un largo camino por recorrer”.
Entre las principales críticas de Santana está la distinción de psicoactivos. “¿Qué pasa con una crema desinflamatoria o con el CBD para la ansiedad? ¿Qué sucede con los 500 cannabinoides que no son psicotrópicos? Éstas son las situaciones que hay que perfeccionar en el reglamento”, advierte.
La cocina de la reglamentación
Si bien CONIDEBID no tuvo internas directas dentro del “comedor del presidente”, aprovecharon la apertura promovida por Andrés Manuel López Obrador para trabajar e inmiscuirse en la legislación.
“Fue una invitación abierta de la Oficina de Presidencia para poder participar. Cuando llegamos a la primera reunión fue para contarles nuestra visión del tema médico y ver si coincidían con nosotros o no. Todo esto es ir trabajando con los parámetros que te dan e ir informando y abriendo”, reconoce.
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Y sigue: “Este avance nos pone en el lugar del territorio más grande del mundo con cannabis médico legal. Al día de hoy, ignoro cuántos protocolos y dossiers hay en la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (COFEPRIS). Cuando estás hablando de ciencia y cuando está acompañada por datos e investigación, yo veo una puerta que dice ‘sí’. Hay que quitar de una vez los mitos y eso es lo que hace la ciencia”.
No obstante, la reglamentación todavía comprime algunos grises, ya que aún no se logró captar su magnitud. ¿Qué entra y qué no? ¿Qué pasa con los acupunturistas y herbolarios? ¿Cómo se usa y cómo no? ¿Qué pasa con los abogados que no están relacionados con la regulación farmacológica? ¿Qué sucede con los usuarios, agrarios y comercializadores?
“Primero hay que entender qué es lo legal”, sostiene Santana.
—¿Por qué?
—Porque es un tema nuevo. Como resultado de infinidad de amparos, ya tenemos un reglamento que va de acuerdo con la Ley de 2017 [N. de Redacción: el Congreso Mexicano aprobó la normativa que despenalizaba el uso médico y medicinal de la marihuana]. Hoy es legal importar semillas, insumos, medicamos terminados y agrícolas. La incógnita está en las recetas. ¿Qué sucede con la medicina alópata, la herbolaria, homeopática? Ahí está la gran duda: ¿es una planta o una medicina? Es importante que pase una prueba científica donde se introduzca un dossier, donde se pueda entrar y obtener una fórmula aprobada por la autoridad federal. Entendemos que, al empujar el tema médico, se están empezando a abrir otras puertas.
—¿Cómo queda México en el panorama global?
—En la vanguardia, liderando el tema a nivel internacional con ciencia y medicina. Al tener relevo de la parte agrícola, de las semillas registradas, de la cultivación, de los grados médicos, de la trazabilidad y del control de calidad, se le garantiza la confiabilidad al usuario. Y también al laboratorio. Es una medicina. Hay médicos que tienen 30 años estudiando la planta en la UNAM y hay una médica ganadora del Premio Nacional de la Medicina con un protocolo esperando en COFEPRIS. Por ejemplo, para la investigación científica se abre la posibilidad de demostrar que el cáncer de estomago tiene curación. Si todo sale bien y no se atrasan las cosas, vamos a tener una ley que permita el uso lúdico. Y otra que regule también el cáñamo industrial.
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—¿Cómo será la regulación del cáñamo?
—En noviembre se debatirá entre los senadores. Tuve la oportunidad de participar ahí, en los debates por esa regulación. Presenté una propuesta para que el cáñamo se regulara aparte. Porque, obviamente, lo tienes que sacar de ahí. Tiene que estar regulado como un trigo, como un maíz, como un sorbo. El 99.7% es para uso industrial. Que lo regule Agricultura o la Secretaría de Economía y que permitan que esta industria pueda crecer. A nivel internacional tiene un 34% de crecimiento anual.
Lo lúdico es otra película
El cannabis médico y científico, el lúdico y el cáñamo son tres asuntos bien distintos. “Si no se entienden, se hacen bolas”, aclara Santana.
Entretanto, desde CONIDEBID aconsejan que los tres tengan distintas regulaciones porque tienen distintos usos.
“Falta regulación y descriminalización del tema lúdico. Y la sobre regulación va a llevar al mercado negro y a sumar problemas de violencia”.
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—¿Cuál es la probabilidad de que salga una ley de uso lúdico?
—Cada país tiene su tema de cómo se legisla. En México, los proyectos pueden partir desde las dos Cámaras. Este proyecto tiene como fecha límite de debate el 30 de abril. La Suprema Corte de Justicia nos ha dado sorpresas otorgando extensiones que no debería. Ya no sabemos ni qué pensar. Independientemente de eso, se debatirá en Diputados y luego el Senado, que es desde donde parte, revisará el cuerpo de ley. Una vez que discutan y aprueben, terminarían de verlo para diciembre de este año. Más tarde pasaría a Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal. Y luego se publicaría en el Diario Oficial. Considerando estos tiempos legislativos, creo que –conservadoramente- podría salir en el primer trimestre de 2022.
A la sazón, según un estudio pagado por el Gobierno Federal, el 80% de la sociedad mexicana tiene aceptación sobre el cannabis médico. “Pero lo lúdico es otra película”, asegura la Directora General de CONIDEBID.
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