¿REPROCABA Queda Trunco? LLA y el PRO Impiden el Registro de Cannabis Porteño: Qué Pasó
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Allá por el 2024, un grupo de organizaciones, clubes y espacios cannábicos porteños articuló una respuesta inmediata y organizada para garantizar que la Ciudad de Buenos Aires hiciera cumplir los derechos de sus ciudadanos, aunque eso le costara abrirse de la cuestión federal. En vista y considerando la motosierra que le iba a caer al cannabis, como a tantas otras áreas tras el cambio de gobierno nacional, este conjunto de organizaciones (llamada la Federación de Clubes Cannábicos de Argentina, o FECCA) aprovechó la autonomía de las provincias como estrategia política para resguardar lo que se había conseguido en materia nacional. Así fue como se gestó el REPROCABA, una alternativa provincial ante la posible intervención del REPROCANN, el registro nacional de cannabis.
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No se equivocaron. Lo que primero fue sospecha, fue luego confirmado: el REPROCANN se paralizó. Comenzaron las demoras, las caídas de trámites, el empezar de cero una y otra vez, la falta de respuestas, la ausencia de políticas públicas y un progresivo apagado del único marco de acceso seguro para miles de usuarios terapéuticos.
Otras provincias pensaron lo mismo y, de hecho, muchas tuvieron éxito. Gracias a una agenda conjunta, Chubut, Mendoza, Tierra del Fuego, Salta y otras jurisdicciones avanzaron con registros de cannabis propios, esquivando el colapso del sistema nacional y garantizando derechos donde Nación se retiraba.
Pero el REPROCABA, por más sólida y necesaria que fuera su propuesta, fue bastardeado y frenado una y otra vez por distintos actores políticos. Y a diferencia de sus provincias hermanas, la Ciudad de Buenos Aires no pudo —o no quiso— avanzar.
¿Qué es el REPROCABA y por qué es importante para la Ciudad de Buenos Aires?
Con el REPROCANN —entonces y ahora— prácticamente frenado, pero con todo el andamiaje político y legal conquistado en 2017 y 2020 aún vigente, la Ciudad de Buenos Aires trabajó con herramientas propias. Entre ellas, la Ley 6349, una norma local que reconoce el cannabis medicinal y que nunca fue plenamente reglamentada, pero que habilita a la Ciudad a desarrollar políticas propias dentro del marco nacional.
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En ese escenario, CABA podía —y aun puede— hacer uso de lo legalmente permitido para garantizar que los derechos ya conquistados no queden congelados por la parálisis del sistema nacional. Así nace el REPROCABA en 2024, como un proyecto colectivo. Diversas organizaciones cannábicas armaron un boceto inicial basado en el Decreto 883/2020, que dio origen al REPROCANN, sumando mejoras que la comunidad pedía hacía años.
Entre ellas:
- Alta automática al presentar la autorización médica.
- Habilitación para transporte de semillas, plantines y resinas, en línea con prácticas reales de cultivo.
- Inclusión de no residentes, contemplando turistas o personas de otras provincias que se atienden en CABA.
- Creación de una agencia especializada capaz de regular el desarrollo económico previsto por la Ley 27.669, abriendo la puerta a generar licencias que no estaban en funcionamiento para impulsar la actividad productiva.
Así lo explica Federico Sinagra, miembro de Cultivando Derechos y coordinador de la campaña por REPROCABA: “La autorización médica concretaba el derecho al acceso con cannabis. Cuando esto se diera (la autorización), el alta era automática”.
El objetivo era claro: descentralizar, ordenar, dar derechos concretos, y que CABA pudiera hacer por su cuenta lo que Nación ya no estaba garantizando.
Un proyecto políticamente transversal… Que el PRO y LLA decidieron bloquear
El recorrido legislativo fue ejemplar. La legislatura está conformada por 60 diputados. Las organizaciones presentaron el proyecto en 30 despachos distintos, con “la idea de generar una instancia de mesa de trabajo donde los distintos legisladores interesados en trabajar con el proyecto pudiesen transmitir inquietudes o criterios respecto de la ley”, explica Sinagra. Y así fue. Se conformó una mesa de trabajo amplia, donde en la apertura participaron diversos nombres de diferentes sectores, entre ellos Celeste Fierro (Frente de Izquierda), Gustavo Mola (Unión Cívica Radical), Maia Daer y Graciana Peñafort (Unión por la Patria), Yamil Santoro (Republicanos Unidos) y Jessica Barreto (Partido Socialista).
El proyecto no pertenecía a ningún partido. Era un proyecto de las organizaciones. Aun así, necesitaban el apoyo de legisladores que fueran suficientes, en cantidad, para tratar el tema en el recinto. No fue difícil. El proyecto fue recogido por diferentes bloques como coautores, desde el peronismo hasta el socialismo, radicalismo, izquierda y hasta sectores liberales.
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Más allá de la legitimidad social, el proyecto parecía comenzar a tener apoyo y estado parlamentario porque los legisladores lo recogieron, y lo que es aún mejor: votos suficientes para aprobarse su debate en el recinto. Así es que pasaba a dos comisiones: salud y presupuesto. Pero ahí empezaron los problemas.
En el 2024, la Comisión de Salud estaba trabada por un proyecto de enfermería, cuenta Sinagra, que terminó sin salir e imposibilitó el tratamiento del REPROCABA. Las organizaciones cannábicas fueron, nuevamente, a demandar que se tratara el tema, pero en aquel momento, Facundo del Gaiso, presidente de la Coalición Cívica y de la Comisión de Salud, se comprometió a posponer el debate para el 2025, con la promesa de generar una mesa de trabajo en conjunto con el Ejecutivo de la Ciudad.
Pasaron las fiestas, el verano, y en marzo del 2025, con la vuelta del año legislativo, tocaba hacer cumplir la palabra dada a las organizaciones cannábicas y a la ciudadanía porteña. Desde febrero del 2025 ya estaban las organizaciones alerta. Papeles en mano. Lapiceras listas. En un victorioso logro de generar una instancia cercana que daba sensación de avance —con elecciones legislativas mediante—, Del Gaiso planea una reunión informal en su despacho con dos personas del Ejecutivo porteño en representación del Ministerio de Salud y los distintos bloques interesados.
En la reunión hubo un avance, un común acuerdo de una necesidad de avanzar. CABA quedó corta en el desarrollo de la cuestión del cannabis: en estos cinco años han surgido nuevas necesidades y es momento de actuar. Ambas partes concordaron y el Ejecutivo quedó en dar una devolución en la medida de lo pronto. “Dijeron que, técnicamente, el proyecto estaba bien porque respondía a las normativas vigentes, pero que había cuestiones de agenda”, cuenta Sinagra. “Y nunca hubo mucha más respuesta”.
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Pasó abril, pasaron las elecciones, luego vinieron las de octubre y la inercia correspondiente a tal clima político. Sin embargo, quedaba una última chance: la última sesión del año.
La última chance para el REPROCABA del 2025
Llegado diciembre, quedaba la última esperanza del año. La última sesión. Las organizaciones venían insistiendo, reuniéndose, enviando notas, presionando para que, por lo menos, se generara una instancia mínima de tratamiento. “Venían hablando de cómo se podía hacer, reunión informativa, algo, para avanzar en la comisión. La Comisión de Salud decía que el Ejecutivo no quería tratarlo. No iba a llamar a tratar. No habilitaban”, explica Sinagra.
Sin esa habilitación, solo quedaba una alternativa: ir sobre tablas. Es decir, pedir que el proyecto se trate directamente en el recinto, sin despacho previo. Algo excepcional, pero posible.
Sinagra detalla lo que implica ese mecanismo: “Hay tres formas de tratar un proyecto en una sesión. La primera, la ‘formal’, es el tratamiento de proyectos que hayan tenido su despacho en sus respectivas comisiones. Supongamos: si REPROCABA hubiese funcionado bien, hubiese pasado por la Comisión de Salud, eso hubiese tenido un despacho; luego pasa a Comisión de Presupuesto, eso hubiese tenido un despacho también; luego pasa a la sesión para ser tratado. Ese es el trayecto formal de un proyecto”.
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Como eso no ocurrió, por decisión del Ejecutivo porteño, quedaba la segunda instancia. “En este caso no fue así, no solo nosotros, sino un montón de otros proyectos no están en esa situación, entonces hay una segunda instancia posible del tratamiento, que son las tablas. Las tablas que se tratan en una sesión se acuerdan previamente, el día anterior, en lo que se llama la labor parlamentaria”.
En dicha labor parlamentaria, los presidentes de los bloques deben pedir que un proyecto sea habilitado. Y eso hicieron los bloques acompañantes del REPROCABA. Pero ahí apareció el freno político más explícito de todo el año.
El bloqueo de LLA y el PRO
Para tratar un proyecto sobre tablas se necesitan 40 votos, no la mitad más uno. Ese es el cuello de botella. Sobre esto, Sinagra lo deja en claro: “Para tratar un proyecto sobre tablas necesitás 40 votos, no más de la mitad. Entonces, el proyecto contaba con más de la mitad de los apoyos en el recinto, pero no juntaba los 40 votos necesarios para alcanzar la tabla. Cuando se solicita, el PRO y LLA deciden que no, entonces no se llega a esos 40, se llegan a 30 y pico”.
Es decir, podría haber votos para aprobarlo. Pero no había votos para permitir que se debatiera. Y eso bastó para frenarlo.
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Sin embargo, mientras el REPROCABA quedaba afuera, la Legislatura avanzaba con una cifra insólita de proyectos sobre tablas. Sinagra detalla: “Al mismo tiempo, se trataron casi 600 proyectos sobre tablas. O sea, hubo un par de proyectos que tenían despacho y después se trataron casi 600 proyectos”. Y agrega lo cuestionable del horario y la dinámica: “Esta labor parlamentaria fue el día jueves 27 durante el día y la votación fue desde las 10 de la noche hasta las 10 de la mañana. Todo durante la madrugada. Una sesión bastante rara. Con 600 proyectos sobre tablas, votado a la madrugada… Medio fuera de lo público, más allá de que es la instancia obligatoria”.
Todo el arco político que acompañaba el REPROCABA juntó aproximadamente 34 votos: peronismo, radicalismo, socialismo, izquierda, Confianza Pública, incluso Yamil Santoro, liberal de derecha que apoya la legalización.
Y acá viene la parte más dolorosa, porque muestra que la aprobación era posible: “Esos 34 votos, si el proyecto se hubiese tratado en el recinto, hubiesen hecho que se sancione porque tenía más que la mayoría simple”.
Entonces, ¿por qué no se aprobó? Sinagra lo resume en dos obstáculos clave.
Primero, el Ejecutivo porteño —hoy manejado por PRO y aliados— se negó durante todo el año a convocar a la Comisión de Salud para tratarlo. Sin comisión, no hay despacho y sin despacho, no hay debate formal.
Segundo, cuando ya no quedaba tiempo, las organizaciones y bloques aliados pidieron que el proyecto entrara sobre tablas, una herramienta prevista para poder tratar proyectos estancados.
Así, en la legislativa madrugada porteña, el REPROCABA quedó afuera de la última sesión del año. Mientras tanto, esa misma madrugada se aprobaron casi 600 proyectos sobre tablas. Sí, 600. Lamentablemente, el registro de cannabis más trabajado, más transversal y más consensuado de la Ciudad no tuvo esa suerte.
Lo que pasó fue una decisión política, aunque suene a la falta de la misma. Que el Ejecutivo porteño se haya pasado todo el año negando la habilitación del debate en comisión y que, finalmente, cuando parecía que se podía avanzar en la cuestión, dos bloques (el PRO y LLA) impidan tratarlo sobre tablas, sabiendo que si llegaba al recinto, podía aprobarse, dice mucho sobre cómo piensan abordar la cuestión del cannabis en la Ciudad.
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Mientras las organizaciones dedicaron casi dos años a trabajar en conjunto, implementando consensos —incluso con las diferencias que existen dentro del movimiento—, garantizando respaldo técnico, golpeando las puertas de más de 30 despachos presentando el proyecto, explicando cada paso, cada punto, cada objetivo, la voluntad política del gobierno de la Ciudad brilló por su ausencia.
Otras provincias avanzan, crean, presentan y aprueban registros propios, generan seguridad jurídica, acceso terapéutico y desarrollo económico. ¿Y la Ciudad con mayor densidad poblacional, mayor circulación de pacientes y mayor infraestructura sanitaria? ¡Afuera!
La comunidad cannábica porteña ya demostró que puede redactar, organizar, negociar, articular y sostener un proyecto transversal y técnicamente impecable y eso no va a desaparecer. Lo que queda ahora es seguir exigiendo debate público, presionar por la reglamentación de la Ley 6.349, insistir en el avance del REPROCABA y sostener las redes interprovinciales, que hoy son las que están cuidando derechos donde Nación y CABA retroceden.
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