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Cultura

El Camino de la Yerba Mate: Infusión Popular, Chamanes Guaraníes y Consumo Boutique

Por Hernán Panessi

El Camino de la Yerba Mate: Infusión Popular, Chamanes Guaraníes y Consumo Boutique

✍ 30 November, 2023 - 12:03

En Argentina, cada 30 de noviembre se celebra el Día Nacional del Mate. Sin ir más lejos, se asume casi instantáneamente a la tierra de Lionel Messi y el tango como “la más matera del mundo”.

Sin embargo, el dato funciona por cantidad de habitantes, pero, muy probablemente, en la actualidad, el consumo per cápita de mate de los argentinos se vea superado por el de sus hermanos uruguayos.

Ahora bien, ¿sabían que, gracias a las diásporas que llegaron a Sudamérica a principios de siglo, los sirios y libaneses también adaptaron la costumbre matera y las llevaron a sus pagos?

Sí, en Medio Oriente también se beben matecitos.

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Obviamente, sobre una tangente cultural específica, existe en este mismo instante un “mercado de la nostalgia” que brota a partir de la presencia de inmigrantes argentinos en diversas latitudes.

Y, a la sazón, ese gesto reverbera en nichos en donde la yerba mate se yergue como una especie de boom: por ejemplo, en la Costa Oeste de Estados Unidos, en sitios de Francia y en algunas latitudes de España. Son mercados, digamos, boutique.

Pero, eso sí, vamos a decirlo claro, es en Sudamérica donde se produce la materia prima: Argentina, sur de Brasil y Paraguay. Y es aquí donde más se consume y donde se comprime la mayor cantidad de su público a lo largo y ancho del mundo.

La importancia de los guaraníes

De hecho, a caballo de la perspectiva histórica, resulta imprescindible mencionar que los guaraníes conocían el mate desde mucho antes de la llegada de los conquistadores.

“Todas las tribus guaraníes usaban la yerba mate como alimento, como estimulante natural y como medicina. Y también lo usaban para fines más rituales”, cuenta María Josefina Armendares, sommelier de yerba mate con más de 15 años en el rubro.

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Pero, ¿cómo empezó a beberse? Lo cuenta la experta: “Cuando los conquistadores iban a fundar Asunción, remontaron el río Paraná y conocieron a los tupí guaraníes, que eran nómades o seminómades. Con ellos advirtieron algo especial. Se trataba de gente muy fuerte, muy despierta, muy activa. Ahí, los españoles vieron que estos tipos tenían toda esa vitalidad y que, por momentos, andaban mucho tiempo marchando en la selva. Hasta, incluso, a veces no comían, pero se mantenían bien”.

¿Cómo lo lograban? Gracias a una infusión que hacían con un polvo de hojitas cortadas que llevaban en sus guayacas, que eran unas bolsitas que llevaban atadas en la cintura donde guardaban sus elementos más preciados, entre esos la yerba mate”.

Los guaraníes preparaban algunas maceraciones en agua fría, en un puente directo con el tereré. “Ese líquido lo iban tomando durante sus marchas y esto los mantenía bien despiertos, con los músculos en buen estado y podían caminar largas horas manteniéndose activos”, continúa Armendares.

Aquello llamó la atención de los españoles, aunque al comienzo estaban algo reticentes al respecto y “bastante desconfiados de esta costumbre, porque les parecía que tenía que ver con algo demoníaco o con alguna poción mágica”.

El origen de los usos y costumbres materas

Por estas cuestiones, dicen, al principio la yerba mate estuvo prohibida en Asunción. Y, con la expansión de los usos y costumbres, hubo una distribución por todo el Virreinato y, poco a poco, fue convirtiéndose en el gran hit de la vida colonial.

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Entretanto, de los guaraníes proviene la forma en que se prepara el mate: con agua caliente y con una calabaza, que funcionaba como mate, y con una especie de caña, que cumplía la función de bombilla.

“En el 1600, cuando aparecieron los jesuitas en esas regiones, empezaron con sus misiones y se convirtieron en grandes difusores de la yerba mate. Porque no solamente aprendieron cómo prepararla, sino también cómo hacer todo el proceso y hasta hicieron los primeros cultivos”, detalla Armendares.

Humo de yerba mate

Asimismo, los chamanes guaraníes utilizaban a la yerba como herramienta en algunas ceremonias y rituales que tenían que ver con la lectura o la predicción del futuro de sus tribus.

Se ponían una especie de cuero en la cabeza y aspiraban. Hacían quemar hojas de yerba mate, e inhalaban ese humo. La yerba mate tiene unos alcaloides, que es lo que se hace llamar mateína. Es decir, una mezcla de algunos alcaloides que son estimulantes naturales. Ese humo de yerba mate los ponía en un estado de éxtasis, por así decirlo, y ellos sentían que adivinaban o veían el futuro de la tribu”, relata la especialista en yerba mate.

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Adicción al mate

Y no, en su reverso, hay que decirlo, la yerba mate no posee en sí mismo ningún ingrediente adictivo. A las personas les gusta, y ya. “No tiene nada químicamente adictivo”, refuerza la sommelier.

¿Y la mateína, entonces?

“Bueno, es que no hay un alcaloide que se llame mateína. En rigor, sí existe la cafeína. Y la cafeína del mate suele ser mejor que la cafeína del café porque no suele producir modificaciones en los patrones del sueño, no te da insomnio, ni tampoco te da ese estado de nerviosismo. Es un poquito más light”, despeja.

Así las cosas, el mate se convirtió en un consumo horizontal, democrático e integrador: lo tomaban los gauchos, el virrey y los esclavos. Se consumía en las casas coloniales y en las tertulias. Lo amaba la gente rica y también la pobre.

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“Y sentado junto al fogón a esperar que venga el día, el mate se prendía hasta ponerse rechoncho, mientras su china dormía tapada con su poncho”, escribió José Hernández en la obra literaria gauchesca Martín Fierro, en 1872.

Sol y espuma. Un largo beso amistoso. Lazos de hermandad, familia y romance. Emociones, vivencias, tradiciones, encuentros, flashes triperos, quién sabe qué más, cuánto queda adentro de su polvo. Astillas del mismo palo, lo mismo pasa hoy en día: con el mate, todos quedamos adentro.

Publicación original: noviembre 2023

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ACERCA DEL AUTOR

Hernán Panessi, editor periodístico en El Planteo, es un periodista especializado en cultura joven. Escribe en las revistas InfoTechnology, Rolling Stone, THC y Lento. Además, en Página/12, El Planeta Urbano, El Cronista y en el periódico uruguayo La Diaria. Colaboró para Revista Ñ, Clarín, La Nación, La Cosa, Playboy, Haciendo Cine, Billboard, Los Inrockuptibles, Forbes, VICEBenzinga, High Times y Yahoo, entre otros.

Hernán escribió los libros Porno Argento! Historia del cine nacional Triple X, Periodismo pop, Una puerta que se abre y Rock en Español. Fue docente en el Centro Cultural Rojas (UBA) donde dictó talleres de periodismo. Además, es programador de la sección VHS del Festival Internacional de Cine de Valdivia, en Chile.

Conduce FAN, programa periodístico sobre cultura, sociedad y vida moderna. Por su parte, también condujo en las FM Delta 90.3 y Nacional Rock 93.7. Asimismo, fue columnista en La Once Diez y Metro 95.1.

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