Probamos el Café con CBD Junto a Baristas Profesionales y Esto Es lo que nos Pareció
Miles de mañanas, tardes y noches se orquestan al son del café. El café es más que una bebida, es pasión, amistad, fábulas, cultura, sabor milenario, paréntesis, celebración, poesía, medicina y tanto, tanto más. Su olor, su misterio, sus suspiros: todo conspira en su favor. Y en los últimos años, la tradición del café no sólo sumó revoluciones (entronizadas en olas; dato: estamos en la cuarta), sino también algunas innovaciones.
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De hecho, gracias a la nanotecnología, hoy es posible infusionar café con CBD, un cannabinoide natural y no psicotrópico cuyos efectos están vinculados al tratamiento contra la ansiedad, la depresión, el dolor, los ataques epilépticos, la diabetes, entre otros. En la actualidad, el CBD se usa para fines medicinales y, según aseguran diversos estudios, tiene beneficios antioxidantes, analgésicos y antiinflamatorios.
“La nanotecnología permite la exposición al 1000% de todos los datos y moléculas que integran el CBD y el café”, nos dijo hace un tiempo Manuel Bagoya, gerente general del Grupo Aión, amante del café, director general y desarrollador de Coffee Shay.
Por caso, Bagoya asegura que su café es “el único colombiano con estas características en el mercado norteamericano”.
Pero ahora estamos en Argentina y, gracias al generoso envío de Bagoya, este cronista de El Planteo va a poder probar el café infusionado con CBD, una situación inédita por estas tierras.
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Así, con las inestimables mañas de Jacqui Fredes, Meli Ingaramo y Manuel Zambrano, baristas profesionales de La Motofeca, una de las mejores cafeterías y tostadoras de café de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, vamos a poder descular este enigma: ¿qué onda el café con CBD?
La expectativa
Algunos datos preliminares: el café de Shay es originario de Boyacá (una característica zona cafetera de Colombia), proviene de una altura de 1615 metros (clima de la buena bebida), es de variedad arábiga, maneja un tostado medio tirando a alto, con una acidez media y, según las indicaciones de su paquete, posee sabores que remiten al azúcar morena y al chocolate.
Por lo demás, se trata de un café infusionado con 500 miligramos de CBD, lo que garantiza que cada taza contenga 10 miligramos de CBD.
¿Será mucho CBD? ¿Cómo pegará? ¿Cuál será su efecto? ¿Mi cuerpo necesitará la misma cantidad de CBD que el de los baristas? ¿Tendrá un olor particular? ¿Cómo se puede preparar? ¿Cuál es el gusto del CBD? Vamos de a poco pero vamos ya.
La preparación
“Le siento notas a manzana con canela, cacao y azúcar morena”, tira rápido Melina Ingaramo, sin siquiera revisar la información provista por el paquete. Hay match: sus observaciones se asemejan a las pistas oficiales. “Son notas bastante presentes en los cafés colombianos”, sigue.
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Con una molienda media, este tipo de café puede prepararse utilizando una V60, una cafetera eléctrica, un filtro o, incluso, las famosas cafeteras Volturno.
En esta oportunidad, usaremos una V60 para aprovechar su eficiente método de goteo. “Por la molienda media tirando a baja van bien estos tipos de filtrados”, aclara Jacqui Fredes.
Serán 24 gramos de café por 360 milímetros cúbicos de agua. ¿La temperatura del agua? Oscilará los 91°.
“Esto nos va a servir para dos tazas medianas, más o menos”, explica Fredes. “El rango para que te quede una taza equilibrada es de 1:15”.
Al tratarse de un café con un tostado alto, se vertirán 100 mililitros de agua cada 30 segundos. A este proceso se lo conoce como pre-infusión. ¿Por qué se prepara de esta manera y no se vierte todo de una? “Porque es como cuando te bañás: vos no entrás a la ducha de una. Primero metés la mano, luego el cuerpo y así”, ejemplifica Fredes.
Tras una infusión de hasta 6 minutos –con un recomendado de 4 minutos en promedio-, el café está listo. Hay café, café.
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La prueba
“Huelo como a garrapiñada”, identifica Ingaramo. “Tiene algo medio chocolatoso”, se suma Zambrano.
¿Dónde puede servirse? “Yo recomiendo una taza, pero es algo personal”, contesta Fredes, quien usualmente despacha más de 100 cafés diarios.
En boca, el café infusionado con CBD sabe amargo. Posiblemente, por su tostado alto. Y en lengua deja como un sabor, digamos, picante. “Como es un tueste de mediano a alto, tiene presencia”, detalla Ingaramo. Y, enseguida, se pliega Zambrano: “Sí, por eso tiene ese amargor o picante al final”.
¿El CBD tiene un perfume particular? Por lo menos en la infusión, no se siente. ¿En el gusto? Por el momento, tampoco.
Sin embargo, el Shay, que tras pasar por la V60 luce un color acaramelado, tiene una diferencia entre su aroma en seco y filtrado. A propósito, Ingaramo aporta una observación: “En el paquete olía como si fuese una tarta de manzana en el horno, bien yankee, como dulce pero con presencia. En boca lo siento dulce, pero lo tapa un poco el amargor”.
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A la sazón, el café con CBD tiene un retrogusto duradero. Y eso, en general, también se relaciona con el tipo de tueste. “Creo que con un tostado más bajo se identificarían notas bien copadas”, se la juega Ingaramo.
El después
Tras beber casi una taza y media de café, el cuerpo se “suaviza” durante un rato. No de forma exagerada, ni se yergue un cambio estructural: el café con CBD es un gesto. ¿Será la sugestión de estar probando algo nuevo? ¿Será el placer de tomar un rico café preparado con la temperatura y forma adecuada? ¿Qué será, será? Los cuatro sentimos una sensación que podría describirse como “similar”: aaalgo hay.
Ahora bien, consumido en forma regular, ¿estimulará la memoria y la actividad cognitiva? ¿Servirá para tratar el estrés? ¿Y qué pasará con los estados de ánimo? Preguntas que, por el momento, quedan abiertas.
Entretanto, al tener baja cafeína por tratarse de una variedad arábiga, el café infusionado en CBD pega menos que una variedad robusta, que contiene prácticamente el doble de cafeína en planta.
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Así las cosas, el Coffee Shay devuelve que, con esta experiencia de filtrado, sus cualidades cafeteras quedan intactas. No se altera ni el sabor, ni la acidez, ni el aroma original del café. Y la procesión va por dentro.
El café colombiano Coffee Shay puede conseguirse en coffee shops de EE. UU. y en la red a USD 30 las 10 onzas (283 gramos).
Fotos por Hernán Panessi
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