Conoce Casa María, el Primer Cannabis-Friendly Coworking y Coliving de Colombia

• Casa María es un espacio cultural en Bogotá que integra el cannabis de forma legal y segura.
• Fundado por Iván Bravo Hernández, busca dignificar el uso responsable del cannabis y la reducción de daños.
• Ofrece coworking, coliving, eventos culturales y consultas médicas a traves de profesionales de la salud, con enfoque en educación y bienestar.

En el tradicional barrio de Teusaquillo, en Bogotá, se erige Casa María. Más que una simple casa patrimonial, es un refugio para quienes desean explorar, aprender y dignificar el uso del cannabis. Este espacio pionero en Colombia refleja la visión de su fundador, Iván Bravo Hernández, quien ha dedicado su vida a transformar la narrativa sobre el cannabis, eliminando estigmas, promoviendo la regulación responsable y alejando la sustancia de los menores de edad, con la educación como pilar fundamental de su propuesta.

Casa María es un lugar que invita a entrar y quedarse. Con su ambiente cálido y acogedor, aquí se entrelazan el arte, la cultura y la gastronomía, pero también el compromiso con el uso responsable del cannabis. Es un espacio abierto a quienes deseen conocer más sobre los beneficios medicinales de la planta, siempre dentro de un marco de respeto y seguridad.

El viaje de Iván Bravo Hernández

La historia de Casa María comienza con la visión de Iván Bravo Hernández, un emprendedor colombiano que, tras vivir casi dos décadas en España, decidió regresar a su país para apostar por el futuro del cannabis. Durante su estancia en Valencia, Bravo no solo trabajó en el puerto de la ciudad, sino que también se especializó en el cultivo de cannabis y la gestión de asociaciones enfocadas en la distribución de la planta y sus derivados. Con ese conocimiento en mano, en 2016 fundó Med Colombia, una de las primeras empresas del sector en el país, la cual fue luego adquirida por la multinacional canadiense Medreleaf, de Aurora Cannabis (NASDAQ: ACB).

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“El cannabis tiene un potencial inmenso, pero debemos manejarlo con responsabilidad,” comenta Bravo. Esa filosofía ha sido el motor de todos sus proyectos, desde Sativa Distribuciones, empresa dedicada a la importación de insumos para el cultivo, hasta Cannalife, donde lideró la gestión operativa y de procesos para obtener licencias de cultivo, transformación y exportación de cannabis, registrar variedades ante el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), obtener certificaciones internacionales y continuar elevando los estándares de calidad.

Casa María es la más reciente materialización de esa visión. “Queremos dignificar a los usuarios medicinales y a los adultos responsables que consumen cannabis, ofrecerles un espacio donde puedan aprender y, sobre todo, estar en un entorno seguro, privado y libre de menores de edad,” afirma Bravo. Este lugar se fundamenta en un enfoque educativo, promoviendo el autocultivo responsable y priorizando la salud y el bienestar de sus visitantes.

Casa María: un espacio seguro y educativo

Casa María no es simplemente un lugar de encuentro; sus paredes albergan un compromiso profundo con la educación y el respeto hacia los usuarios de cannabis. En este espacio se imparten talleres, charlas y actividades enfocadas en la reducción de daños y la promoción del consumo responsable. Además, colaboran con entidades reguladoras para explorar alternativas que permitan a los usuarios cultivar sus propias plantas en un entorno controlado y sin fines de lucro.

“Queremos que las personas vean al cannabis como una herramienta, no como un estigma,” dice Bravo. Casa María se ha constituido en un lugar donde el consumo se realiza de forma legal y segura, alejado de menores de edad, y con un énfasis en la toma de decisiones informada.

Cultura, trabajo y bienestar

Casa María va más allá del cannabis. Este espacio cultural también ofrece amplios ambientes para el coworking y coliving, donde las personas pueden trabajar y alojarse en un entorno cómodo y relajado. Sus espacios de trabajo están pensados para quienes necesitan un lugar productivo, con acceso a internet de alta velocidad, pero que también aprecian un entorno que fomente la creatividad.

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La gastronomía juega un papel importante en la experiencia de Casa María. Con un gastrobar que ofrece platos que fusionan la tradición con la innovación, los visitantes pueden disfrutar de una carta que incluye cocteles preparados a base de terpenos de cannabis, aportando un toque único a la experiencia.

Las habitaciones, situadas en la segunda planta, están diseñadas para ofrecer a los huéspedes una estancia cómoda y agradable, ya sea que busquen un refugio temporal o una base para descubrir los encantos del centro de Bogotá, que se encuentra a pocos minutos de distancia.

‘Solo el comienzo’

Iván Bravo continúa trabajando para posicionar al país como un referente en la industria del cannabis. “Esto es solo el comienzo,” afirma. Casa María es la prueba viviente de esa visión, con cada vez más casas culturales y clubes de usuarios que, cansados de la persecución, promueven la reducción de daños. “Hacemos un llamado al gobierno para que escuche las necesidades de los usuarios, de los productores víctimas del conflicto y de las empresas,” añade Bravo, señalando que la legislación actual sigue siendo insuficiente para garantizar el acceso seguro a la flor medicinal, sus derivados y otros productos que en otros países ya generan ingresos fiscales. Esta oportunidad, según Bravo, se ha quedado en el aire por falta de voluntad y conocimiento de algunos ministerios, asesores y políticos.

Para quienes visitan Casa María, el espacio se convierte en una ventana a un futuro en el que el cannabis se aborda desde una perspectiva de respeto, educación y bienestar. Es un lugar donde la historia de una planta y la de una ciudad se entremezclan, creando algo único y transformador.

Fotos de cortesía.

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