Mi Primer Club de Cultivo: Cómo y Dónde Cultivar Cannabis Terapéutico en Argentina

A partir de 2023, las organizaciones civiles de usuarios de cannabis en Argentina cuentan con la autorización del REPROCANN, el Registro del Programa de Cannabis del Ministerio de Salud, para cultivar hasta 9 plantas en flor para un máximo de 150 pacientes en múltiples ubicaciones.

Si bien la regulación aclara que las ONG no podrán comercializar cannabis (podrán proveerlo exclusivamente con fines terapéuticos a sus asociados), reconoce que el cultivo de la planta y la preparación de sus derivados es un trabajo que debe ser remunerado.

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Entonces, ¿cómo asegurar la provisión segura de cannabis para todos los asociados de manera sostenida? Y a la vez, ¿cómo planificar una estructura que permita remunerar a los y las cuidadoras por su trabajo?

¿Cómo evitar los errores más comunes al equipar un cultivo? ¿Cómo invertir los recursos de manera eficiente?, y ¿cuáles son los cálculos y las tecnologías que pueden potenciar la economía del cuidado?

Ojo con la ‘burbuja’

Diego es electricista matriculado, técnico electromecánico y cultivador de cannabis desde 2007. Con el tiempo, pasó de armar paneles LED a salas de cultivo. Descubrió la oportunidad para alguien que ofreciera un servicio integral, “llave en mano”, con posventa.

Así nació, en 2015, Flower Power, una PyME dedicada a la instalación de cultivos en ciudades.

Del cultivo doméstico al “armado de clubes”, Diego ha visto de todo y advierte que la planificación del cultivo es fundamental para cuidar la inversión y obtener un retorno óptimo que beneficie a los y las asociadas.

Sin embargo, a veces ve una “burbuja” de inversores sin relación alguna con la planta, ni noción del compromiso y los desafíos que conlleva cultivar cannabis terapéutico.

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“Nos contacta mucha gente con mucho capital, es como una burbuja que requiere dirección o termina explotando. A veces veo capital desperdiciado en inversiones desinformadas”, dice Diego.

Y explica que “armar un club, como muchos repiten, no es un negocio redondo, es organizar la producción de flores de calidad para pacientes de la manera más eficiente y constante”.

“Por suerte, existen tecnologías accesibles para eso”, remata el oriundo del barrio porteño de Congreso.

Un microclima en un PH

“La tarea es compleja, ya que a menudo se trata de recrear o reacondicionar ambientes, volverlos sanitarios, seguros, en un departamento, PH, o domicilio particular que no están diseñados en principio para contener un cultivo de cannabis eficiente”, explica Bernardo desde Electrocann, una PyME argentina dedicada al acondicionamiento integral de salas de cultivo.

En la planificación de un proyecto de cultivo interior se calcula la viabilidad en base a la potencia de iluminación necesaria, generalmente alrededor de 400 watts por metro cuadrado.

Los extractores se calculan en base al volumen cúbico y la cantidad de materia vegetal en la sala de cultivo, ajustando los parámetros según las necesidades, como la temperatura y humedad relativa.

En verano, se requiere un mayor volumen de aire para renovación, y en salas grandes puede ser necesario utilizar una línea trifásica en lugar de una doméstica. Incluso, puede ser necesario instalar un nuevo cableado y paneles de control según la extensión del área de cultivo.

“Es raro que una habitación tenga cables como para soportar 6000 watts de potencia continua. Normalmente se vuelve a cablear todo por conexiones exteriores. Un cultivo óptimo requiere de cálculos de extracción e intracción de aire, filtración de efluentes, insonorización, mitigación de olores, carga eléctrica y materiales, para proteger a cuidadores, cuidadoras y pacientes”, agrega Bernardo.

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Bernardo recomienda tener un panel de control y un tanque por habitación, con un tanque central para distribuir nutrientes a través del riego. Destacó la importancia de una sala de tanques, el uso de dosificadores para regular el pH del agua de riego y la provisión de agua por ósmosis inversa para garantizar una baja conductividad eléctrica y un buen sabor.

Por otro lado, Diego mencionó que la elección de métodos de cultivo es otro desafío en la industria emergente del cannabis y destaca la importancia de tener una rutina organizada y un protocolo detallado que guíe las acciones dentro del cultivo, desde la preparación del agua de riego hasta el manejo de plagas y la desinfección que debe ser diaria.

Riesgo eléctrico

“Los tres principales errores que cometen las personas al no llamar a un profesional son: excederse en la potencia eléctrica disponible, lo que puede causar accidentes y sobrecalentamiento de cables; no buscar profesionales matriculados para realizar las instalaciones; y no tener en cuenta los drenajes y las extracciones necesarias para mantener las condiciones de temperatura y humedad en el cultivo”, agrega Bernardo.

Algunas de las cosas que Diego tuvo que arreglar son interruptores termomagnéticos sobredimensionados, que pueden provocar incendios.

“Me dicen ‘tengo los cables derretidos’, pero siempre pasa algo más. O un corto o una sobrecarga. A veces el cable se transforma en una resistencia, quieren pasar 60 amperes por un cablecito que resiste 5 amperes”, advierte.

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Por eso, Diego explica que al llegar a una locación para un potencial cultivo se calcula cuánto más consumo se puede agregar para armar salas en base al cableado existente.

“Si hay que cambiar el medidor y pedir una bajada nueva también lo gestionamos. Otro error común es la falta de puesta a tierra. Cuando falta, los equipos dan descargas eléctricas”, concluye Diego.

Automatización del cultivo: menos esfuerzo, más rinde

Tanto Diego como Bernardo coinciden en que el trabajo en un “club de cultivo” en Argentina requiere de mucho tiempo y esfuerzo que, en general, recae en personas que cuidan a otras personas.

Esto insume una carga extra para los y las asociadas que se puede mitigar en parte a través de desarrollos tecnológicos nacionales.

En la Provincia de Buenos Aires ya se fabrican controladores centralizados que responden a cuatro objetivos clave: reducir la carga laboral de los y las asociadas que cultivan cannabis terapéutico, mejorar los rindes, cuidar la salud y prevenir las pérdidas.

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La última industria argentina le permitió a Wentux una PyME que comenzó en 2017 vendiendo equipos de iluminación, reconvertirse al desarrollo de sistemas automatizados de cultivo de cannabis 100% argentinos.

“Las funciones del equipo se programan de acuerdo a las necesidades, controlando la humedad, la inyección de dióxido de carbono (CO2) para aumentar el peso de las flores, la temperatura, y los riegos, desde un display, ahorrando tiempo y esfuerzo”, explica Pablo, fundador de la PyME.

Además, al contar con conectividad Wifi el equipo permite el monitoreo de los cultivos.

“De este modo pueden ver en vivo cómo se desempeña su cultivo, entender cuál es el efecto de las mejoras introducidas o hacer modificaciones”, cierra Pablo cuya empresa ya trabaja con otras diez proveedoras en su región.

Las fotos de ‘Mi Primer Club de Cultivo: Cómo y Dónde Cultivar Cannabis Terapéutico en Argentina’ son cortesía de Flower Power y Electrocann

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