En Búsqueda de una Nueva Política de Drogas: Una Década de Cogollos del Oeste

Algunos proyectos que quedan en la historia surgieron desde la proactividad y, también, desde la intención de dar una respuesta a determinadas problemáticas. Por eso, buscándole una salida a la persecución y a la violencia institucional que sufren los cultivadores y usuarios de cannabis, la asociación Cogollos del Oeste configuró una alternativa para intercambiar información y conocimientos.

Y, con una década de militancia y activismo en sus espaldas, se convirtió en una valiosa red de contención. “De esta manera, muchas familias pudieron acceder al autocultivo y a tratamientos con cannabis a partir de esos primeros encuentros que se dieron en 2011”, recuerda Juan Martín Hotasegui, cultivador, periodista, dueño del grow shop Chalaland y, desde septiembre de 2020, presidente de la asociación Cogollos del Oeste.

Entre sus principales objetivos, la asociación pretende “brindar información real sobre cannabis, luchar por los derechos y libertades de las personas y lograr un cambio de paradigma en las políticas de drogas de nuestro país”.

Una vida de militancia cannábica

A lo largo de estos diez años, Cogollos del Oeste participó en un tendal de espacios de trabajo en torno a la regulación y la enseñanza del cannabis. Y, además, desde su creación participan -junto a otras asociaciones- de la organización de la Marcha Nacional y Mundial de la Marihuana.

También, fueron parte del debate de la despenalización de la tenencia para consumo personal y el autocultivo (proyecto de Ley 7.258, de 2012) en el Congreso de la Nación. Y, enseguida, participaron con un stand informativo de las Jornadas Universitarias sobre Cannabis en la Universidad de Quilmes (UNQui), en 2013.

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Para 2016, Cogollos del Oeste fue parte del debate por la Ley de Cannabis Medicinal en la Cámara de Diputados de la Nación. A propósito, Hotasegui cuenta que “en ese mismo año, y debido al aumento de la demanda ocasionada por el exceso de medios y la escasez de políticas, desarrollamos un protocolo de abordaje para familias”.

Dicho protocolo proponía la asistencia con el cultivo y, desde allí, pudieron abastecer a más de 500 familias con plantas de su banco solidario. “Se trató de familias que lograron su independencia y un acceso seguro, pese a que los políticos estaban ocupados sacándose fotos”, embiste el presidente de la asociación.

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Un año más tarde, obtuvieron la personería jurídica que los avala como Asociación Civil bajo el N.º 999/2017. Tras eso, llegó la inscripción en el Sistema Integrado de Información Sanitaria de Argentina y el reconocimiento como “organización de la sociedad civil vinculada a la salud”.

Asimismo, participaron del Congreso de Cannabis y Salud en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) donde expusieron su trabajo como ONG en relación al “Protocolo de Abordaje”, explicando la metodología de trabajo y las estadísticas obtenidas hasta ese momento.

El barrio es el mundo

Para ensanchar su llegada a usuarios y cultivadores, desde 2018 que Cogollos del Oeste cuenta con una sede social emplazada en el barrio de Caballito, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “La sede nos permitió crecer y sumar eventos y talleres a nuestro calendario”, narra Hotesegui.

Y sigue: “Un año más tarde, presentamos en ese lugar el ‘Acuerdo por la Regulación Legal del Cannabis’, fundado junto a otras organizaciones con el fin de crear un proyecto de regulación para el uso adulto, basado en criterios de salud pública. Actualmente, integrantes de la comisión directiva de Cogollos del Oeste co-coordinan dicho espacio”, relata Hotasegui.

De hecho, entrometiéndose en el activismo y en la política doméstica, dictaron un taller sobre cultivo de cannabis en el Parque Rivadavia, el espacio verde más importante del barrio, en el marco del bicentenario de Caballito.

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“El primer taller sucedió allá por 2012 y fueron aumentando con el correr de los años, despegando en primer lugar en 2018 con la obtención de la sede social y luego en 2020 con la adaptación a la vía online que nos permitió llegar a muchísima gente de toda Latinoamérica. En un año quintuplicamos la cantidad de socios y hoy somos más de 100, con 15 talleres mensuales, actividades culturales y un grupo humano de la hostia”, dice.

Los talleres como herramienta de transformación

Debido a la situación de fragilidad que expuso la pandemia y ante las recomendaciones sanitarias de aislamiento social, preventivo y obligatorio, los talleres online se convirtieron en la principal actividad de la asociación.

“La virtualidad nos permitió llegar a muchas personas. De hecho, sólo en el período de abril a noviembre de 2020, los talleres tuvieron 1200 asistentes. También significó un desafío, ya que debimos desarrollar un mayor número de temas y conseguir más disertantes”.

Además de los talleres, por estos días siguen trabajando en  distintos espacios del movimiento cannábico argentino y forman parte del Acuerdo por la Regulación Legal del Cannabis, integrado por más de 50 organizaciones de distintos ámbitos de la sociedad, no solo cannábicas.

—¿Qué perspectiva tienen con respecto a los avances de las regulaciones en Argentina? 

—Creemos que todas las leyes y regulaciones que se comenzaron a ver en torno al cannabis desde 2016 hacia esta parte son avances importantes y esperamos que permitan que una parte de los usuarios accedan a un cannabis de calidad, de manera segura y sin el miedo a ser allanados. La instalación del debate sobre el cannabis es un hecho y permitió abrir las puertas de otro más profundo en torno a las políticas de drogas. El presidente se manifestó públicamente en contra de la persecución a usuarios y cultivadores.

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—¿Y cómo ven las propuestas referidas al cannabis industrial?

—Vemos con mucho entusiasmo las iniciativas en torno a la producción de cannabis y cáñamo, pero debemos recordarle a las autoridades que los problemas de base aún no están solucionados. La criminalización sigue a la orden del día y no vamos a quedarnos de brazos cruzados. Para que haya justicia social tiene que haber leyes que respeten los derechos humanos y que permitan que cualquier habitante de nuestro país pueda cultivar y hacer el uso que más le guste.

—¿Piensan que alguna vez podrá avanzarse sobre el cannabis recreativo?

—Sí, sin dudas. La regulación del cannabis para uso adulto es una avanzada a nivel mundial. En distintos países y continentes se debate la ampliación de derechos para los usuarios de estupefacientes, en especial de cannabis. Somos optimistas y creemos que la cultura cannábica argentina es una de las más importantes a nivel mundial, por lo que eventualmente vamos a obtener una regulación de uso adulto.

Los desafíos a futuro

En la actualidad, Cogollos del Oeste anda con la intención de seguir potenciando sus talleres y de ampliarse hacia nuevas temáticas.

“Cabe aclarar que somos una organización sin fines de lucro y, desde el comienzo de la pandemia, nuestras únicas fuentes de ingreso son la cuota social y el bono contribución de los talleres”, explica.

Entretanto, tienen por delante el desafío de presentar un proyecto para cultivo solidario en el marco de la Ley 27.350 y el Reprocann. “Además de seguir trabajando para obtener una regulación para el uso adulto”, suma.

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A la sazón, los socios de Cogollos del Oeste tienen acceso a todos los talleres que se dictan por mes, descuentos en más de 10 grow shops, testeo de sus flores o extractos mediante la tecnología Gemmacert, asesoramiento en sus cultivos y ante cualquier inconveniente legal.

“Lo mejor de todo es la posibilidad de agruparse, sentirse acompañado y militar esta causa tan hermosa, que está en su mejor momento”, concluye.

Para más información sobre Cogollos del Oeste, pueden dirigirse a la siguiente dirección de correo electrónico: socios@cogollosdeloeste.com.ar

Fotos cortesía de Juan Martín Hotasegui