Cómo el Cambio Climático nos Ayudará a Crecer como Personas
Contenidos
- Aceptar la crisis para frenar el cambio climático
- La esperanza climática
- Despertar nuestra conexión con el mundo natural
- El papel de los hongos psicodélicos
- Todxs somos unx
- Encontrar respuestas a tantos interrogantes
- Reflexión final
Durante el verano más caluroso jamás vivido en Inglaterra, en julio del 2018, el educador y estratega en materia de sustentabilidad Jem Bendell publicó un documento académico titulado “Deep Adaptation: A Map For Navigating Climate Tragedy”. En el documento, Bendell se basa en 25 años de su trabajo de investigación, ofreciendo una convincente y controvertida hipótesis: ha llegado el momento de que “consideremos las implicancias de que sea demasiado tarde para evitar una catástrofe ambiental global en la vida de las personas que viven hoy en día “.
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La Tierra se está calentando a un ritmo alarmante, incluso para lxs científicos que han estado estudiando el cambio climático durante más de 30 años. Venimos empujando los mecanismos naturales que rigen nuestros patrones climáticos hasta el borde del fracaso. A medida que estos sistemas fallen, seguiremos viendo un fuerte aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, incluyendo olas de calor y poderosas tormentas. Nuestras formas de vivir en civilización pueden verse comprometidas, ya que el agua potable se evapora, los sistemas agrícolas fallan y nuestras necesidades básicas se vuelven cada vez más difíciles de satisfacer.
Este proceso ya está en marcha en muchas regiones del “Sur global”, incluida Siria, donde la grave sequía ha provocado la pérdida masiva de cosechas, obligando a 1,5 millones de personas a huir de sus tierras natales, buscando refugio en ciudades donde los recursos son escasos, lo que podría contribuir a un conflicto generalizado y a una devastadora crisis de refugiadxs.
Aceptar la crisis para frenar el cambio climático
Pero la teoría de Bendell no es necesariamente tan deprimente como suena. De hecho, presenta a lxs lectores un cierto tipo de oportunidad “para reevaluar su trabajo y su vida frente a un inevitable colapso social”.
Al obligarnos a aceptar los inminentes cambios socio-ambientales que se avecinan, Bendell nos invita a reflexionar sobre la naturaleza misma de lo que somos en relación a nuestro hogar en la Tierra, fuera de las limitaciones opresivas de los sistemas capitalistas en los que estamos inmersxs. Si renunciamos a nuestro apego al status quo que pronto estará extinto, ¿cómo aceptamos la abrumadora incertidumbre de navegar por el fin del mundo como lo conocemos?
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“La extraña alegría del cambio climático”, reflexiona Bendell, en conversación con la autora, educadora y productora de podcasts, Amisha Ghadiali, “es la oportunidad para que consideremos preguntas más profundas como: ‘¿Por qué estamos vivxs? ¿Cómo deseamos vivir? Y, ¿qué es lo realmente importante para nosotrxs?”.
Desde la publicación del documento de Bendell, muchas de nuestras reacciones individuales y colectivas a la crisis climática han evocado etapas de dolor: negación a los hechos, ira y creciente división entre las personas, negociaciones para mantener nuestros sistemas cómodos (aunque opresivos) en su lugar, apagar todas las emociones y recurrir a mecanismos destructivos para hacer frente a la situación. Lxs psicólogxs han calificado recientemente el duelo ecológico como un “fenómeno psicológico“, desencadenando síntomas como TEPT, depresión y ansiedad.
La esperanza climática
La activista ambiental Karen Mahon Carrington apoya a las personas mientras exploran estas cuestiones existenciales a través de lo que ella llama la “Esperanza Climática“. Carrington se apresura a definir “esperanza” más allá de “una expectativa o deseo de que algo suceda”, sino más bien como a “un rechazo a renunciar al amor”.
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La esperanza, dice, “se trata de ayudar a la gente a desarrollar la resistencia emocional y espiritual necesaria para comprometerse con la crisis, porque ahora mismo estamos en cierto nivel de negación”. Pero la negación no es necesariamente una respuesta poco saludable, añade. “Como dijo uno de mis maestros espirituales, cuando una persona tiene un diagnóstico terminal, es muy importante que viva una parte de cada día como si no tuviera ese diagnóstico, para que su vida no se defina por eso, porque todavía está viva”.
De hecho, Carrington continúa, “si realmente te adentras en la oscuridad, no desapareces, sino que te transformas en un ser más resistente, creativo y apreciativo”.
Despertar nuestra conexión con el mundo natural
En su novela, Active Hope, la activista medioambiental, académica y ecologista Joanna Macy, explora el concepto por el que se dice que su libro lleva a “despertar la belleza de la vida, en cuyo nombre podemos actuar”. Esto implica que el proceso de “despertar” a nuestra conexión con el mundo natural puede inspirarnos a tomar medidas para protegerlo.
La investigación muestra que, cuando experimentamos acontecimientos extraordinarios que transmutan nuestra mundanidad diaria, estos momentos de “asombro” sirven a una “función social vital”, al desplazar el foco de atención del yo individual, permitiéndonos poner mayor énfasis en el bienestar de otros seres vivos. Un “evento extraordinario” puede incluir cualquier cosa, desde ser testigo de una espectacular exhibición de la aurora boreal, hasta participar en una protesta con miles de personas reunidas en torno a una causa, consumir hongos de psilocibina o tener una profunda experiencia con la ayahuasca.
El papel de los hongos psicodélicos
En enero del 2018, lxs investigadores de psicodélicos del Imperial College of London realizaron un estudio en el que investigaron la posibilidad de que se produjeran cambios de personalidad en las personas que tomaban psilocibina. Descubrieron que “la psilocibina puede producir cambios sostenidos en la perspectiva y puntos de vista políticos, en dirección de una mayor relación con la naturaleza y un menor autoritarismo“.
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Como profesora e investigadora académica centrada en la salud pública, Shannon Dames es nueva en el trabajo con plantas medicinales. Sin embargo, en un período de tiempo relativamente corto, ha experimentado un profundo cambio en su conexión con el mundo natural. “Comencé a ver los árboles de forma diferente, como criaturas móviles e inteligentes”, dice. “Ahora pienso en ello y por supuesto: ¡se mueven y viven!”.
En su exploración de la medicina vegetal, Dames también ha estado descubriendo profundos sentimientos de vergüenza, que ella considera que son un síntoma de una sociedad colonizada que exacerba y perpetúa las nociones de separación e impotencia.
Habiendo recorrido casi todos los caminos, encontró que la medicina vegetal no sólo le da herramientas para hacerle frente a la crisis, sino que cambia su marco. “Eres capaz de cambiar y de sentirte completx. Estoy conectada conmigo y conectada a otras personas, que a su vez están conectadas a la naturaleza y, dentro de esa conexión, siento mucho amor y aceptación.”
Todxs somos unx
Stephen Reid es un activista ambiental y social que actualmente apoya el movimiento Extinction Rebellion. También es cofundador de la Sociedad Psicodélica en Londres, y concibe activamente nuevas formas de ser y conectarse con lxs demás. Atribuye a los psicodélicos y a las plantas medicinales el haberle ayudado a a reimaginar la manera de estimular la resiliencia de la comunidad y cultivar la resolución creativa de problemas. Al mismo tiempo, siente la incertidumbre de cómo se desarrollará colapso de la sociedad.
“Las plantas y los hongos desean la continuación de la vida en este planeta, como yo, como nosotrxs“, dice Reid. “Es como darse cuenta de que tienes a esta persona súper asombrosa jugando para tu equipo que antes no habías notado, y eso es bastante alentador e inspirador. No significa necesariamente que vayamos a salir adelante, pero permite repartir un poco la carga, ¿sabes?”
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Durante varias ceremonias de ayahuasca en Perú, la medicina natural enfrentó a Reid con el catastrófico daño que la humanidad le está haciendo a la Tierra. En su cuaderno de notas, escrito durante las ceremonias, redactó: “¿Qué pasaría si te dijera que hemos tomado el lugar más biodiverso del mundo, responsable de un enorme porcentaje de la capacidad del planeta para procesar el dióxido de carbono en oxígeno, con innumerables plantas medicinales desconocidas, y empezamos a destruirlo para producir alimento para las vacas con las que se hacen hamburguesas? Un chiste enfermizo, ¿verdad? Éste es nuestro problema, éste es mi problema“.
Encontrar respuestas a tantos interrogantes
Podemos asumir que las respuestas a estas preguntas existenciales sólo se pueden encontrar en lo que Reid llama “la noche oscura del alma”. Sin embargo, una diversidad de tácticas es esencial. Por lo tanto, también es posible conectar con estas cuestiones simplemente sentándote junto un árbol, de la misma manera que lo harías con un amigx de confianza.
De niña, Sheena Flett encontró consuelo en la comunicación con el mundo natural. “Siempre que estaba molesta me subía a un árbol o me escondía en el bosque. A menudo hablaba con las plantas y les decía cómo me sentía, como una forma de terapia para mí misma”, dice.
Flett se dedicó al activismo y a la herbolaria tradicional, protegiendo los antiguos bosques de los esfuerzos de deforestación en los territorios ancestrales de la costa de Columbia Británica. Flett pasó mucho tiempo sentada en troncos cortados, como una forma de procesar su propio dolor, así como para escuchar y entender cómo las plantas lidian con la pérdida.
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Ella anima a todo individuo a tomarse un tiempo en la naturaleza, para sentarse literalmente con las plantas y los árboles, como una forma de reparar los lazos que han sido cortados por el colonialismo. Flett cree firmemente que no necesitamos que otrxs nos enseñen cómo hacerlo, sino que todxs tenemos una capacidad inherente para comulgar con las plantas y de recordar quiénes somos en relación a la Tierra. “En cierto modo, te aleja de esa forma antropocéntrica de pensarlo todo”, dice. “Empiezas a ver estos patrones que te ayudan a entender que las cosas son realmente hermosas y sagradas, sin importar donde estés”.
Reflexión final
Quizás la mayor ironía de esta trágica historia de amor entre la humanidad y la Tierra es que las posibles soluciones a estos catastróficos problemas pueden estar justo delante de nuestras narices. Bien puede ser en la hierba que brota a través del hormigón caliente y partido o en la sabiduría de las prácticas indígenas con las medicinas vegetales, donde hay un conocimiento innato de que no estamos desconectadxs de la naturaleza, sino que somos la naturaleza. Cada unx de nosotrxs tiene una medicina única y vital que nos ayudará a pasar este difícil momento con gracia, compasión y coraje, sin importar dónde nos encontremos en el viaje.
Foto cortesía de DoubleBlind
Vía DoubleBlind, traducido por El Planteo
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