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Brasil

Depresión, Ansiedad, Adicción: Conocé al Dr. Bruno Rasmussen Chaves, el Médico que Receta Terapias con Ibogaína

Por Hernán Panessi

Depresión, Ansiedad, Adicción: Conocé al Dr. Bruno Rasmussen Chaves, el Médico que Receta Terapias con Ibogaína

✍ 21 December, 2022 - 12:51

En el año 1994, el doctor Bruno Rasmussen Chaves conoció a la primera persona que se sometió a un tratamiento con ibogaína. Se trataba de un familiar y allí, en ese compás, empezó a advertir algunos “resultados interesantes”. Después de esa experiencia, este médico clínico brasilero especializado en gastroenterología comenzó sus propias investigaciones, sus propias pruebas. “Me resultó desafiante”, cuenta a El Planteo.

Así, acompañó el tratamiento de su familiar y, al toque, empezó a seguir de cerca otros: “Entendí que era posible hacer el tratamiento en Brasil. Que trataba un problema de difícil solución. Son pacientes que atraviesan dificultades con los tratamientos tradicionales o, al menos, no les funcionan bien. Tal vez, para sus dolencias no hay medicamentos altamente eficientes y la ibogaína termina siendo muy efectiva”, explica Rasmussen Chaves.

En tanto, los pacientes con dificultades se convirtieron en su desafío cotidiano.

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Al principio, se encontró con una incertidumbre: nunca había probado con tratamientos basados en la ibogaína, un alcaloide con efectos alucinógenos que induce a experiencias introspectivas y psicoterapéuticas.

“Fue arrogante de mí parte”, reconoce el también Director Médico de Bienstar Wellness, empresa integradora de salud mental especializada en medicina psicodélica. “¿Cómo es que, si existe, no lo conozco?”

En Brasil se puede usar ibogaína

Estudió, aprendió, entendió. Tuvo la chance de conocer y pasar tiempo junto a Howard Lotsoft, un científico norteamericano pionero en el uso de la ibogaína con fines medicinales. “Él es el gran responsable de las investigaciones con ibogaína”.

Lotsoft junto a otras personas –Rasmussen Chaves incluido- armaron el Global Iboga Therapy Alliance para promover la investigación y el awareness sobre ibogaína.

Y en Brasil, por alguna razón, la ibogaína no está incluida dentro de las sustancias controladas. Además, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA) permite a personas individuales importar legalmente sustancias sin registro, como es el caso de la ibogaína, mientras sea para uso médico.

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Según detalla Rasmussen Chaves, “para ANVISA no es un remedio, es una sustancia sin registro. [ANVISA] Autoriza a que exista una conversación entre médico y paciente, que se genere un común acuerdo. Si el médico le ve potencial, puede usarlo. Así, después de una prescripción, las personas consiguen autorización para importarla para uso personal. No para uso comercial ni en grandes cantidades”.

Sin terapia, la ibogaína no funciona

Los pacientes que experimentan con ibogaína, en general, están en un estado de gravedad y vienen de otros tratamientos que no les funcionaron ni les fueron lo suficientemente eficientes. “Quieren probar cualquier cosa que les pueda funcionar”, avisa Bruno Rasmussen Chaves.

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Por eso, es usual que los pacientes vengan de varias internaciones. De hecho, el doctor recuerda la historia de un hombre de 50 años de edad y 11 internaciones. “Alguien así no está preocupado. Es muy difícil que un paciente en esas condiciones tenga resistencia sobre algo que puede ayudarlo. Quiere hacerlo rápido y la ibogaína necesita de un proceso”.

Sí, los tratamientos con ibogaína necesitan de un proceso y, además, de la presencia de una asistencia terapéutica: de psicólogos, de psiquiatras, de profesionales de la salud mental. Los programas incluyen psicoterapia antes y después del tratamiento. Se prepara a los pacientes y se los ayuda a digerir todos los recuerdos. “Sin terapia, no funciona”, reconoce.

Para qué sirve la ibogaína

A la sazón, Bruno Rasmussen Chaves asegura que este tipo de tratamientos “tienen una eficacia de entre un 70 y un 80 por ciento”. Una tasa alta si se considera que el promedio de éxito de los tratamientos de este estilo logran entre un 10 y un 30 por ciento de efectividad.

¿Qué tipos de pacientes son los que usualmente atiende? Pacientes con dependencias químicas al alcohol, al crack, a la heroína y a otros opiáceos. La ibogaína no funciona bien para la nicotina y sí lo hace con adicciones no químicas como el juego, las apuestas, la comida, las compras compulsivas y el sexo compulsivo.

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“La ibogaína apunta a un foco. También tiene eficacia para la depresión, que suele aparecer como una comorbilidad. En estos momentos van a hacer una investigación para comprobar cómo funciona con la depresión. Se está organizando un protocolo para cuantificar esa mejora”.

Cómo la ibogaína obtiene buenos resultados

La ibogaína aumenta en el cerebro el GDNF (glial cell line-derived neurotrophic factor), un factor neurotrófico que promueve conexiones entre neuronas. Uno de los beneficios de esta mejora en la conexión es que reequilibra los neurotransmisores que controlan el humor y el bienestar. De esta manera, el paciente va sintiéndose bien y no necesita de su droga ni siente ansiedad.

“Los pacientes deprimidos usan cocaína, alcohol o marihuana para animarse. Con la ibogaína, si se sienten bien, no precisan de drogas. En cuanto funciona esa reconexión, comienzan a entender muchas cosas que no entendían. Hay una expansión de la conciencia. Se les ayuda a entender eventos traumáticos y ver qué pueden hacer para mejorar. Eso facilita mucho el trabajo con la psicoterapia. La ibogaína es un facilitador, quienes van a resolver sus problemas son las personas”.

Como con cualquier tratamiento médico, los tiempos varían según los pacientes y según cada caso. Lo recomendable son 4 terapias de ibogaína y 4 de terapias con un profesional de la salud mental.

Quiénes pueden acceder a estos tratamientos

Ahora bien, ¿se trata de procesos médicos caros? Responde el doctor: “Infelizmente, si el paciente tiene una condición financiera menor, no podrá acceder. Necesitamos seguir haciendo investigaciones para que el gobierno termine de aceptar todo el proceso”, adelanta.

Contando el psicólogo, la terapia cuesta unos u$s 2000 dólares. “Es caro y es barato. Es caro en términos numéricos. Pero en términos de salud, es muy barato. Los pacientes se dan cuenta”.

Por caso, estos tratamientos tienen efectos psicodélicos y muchas veces esos recuerdos vienen acompañados de visiones nítidas. Y un 80 por ciento de los pacientes tienen esa reacción. “Para eso funciona el acompañamiento previo, por eso se los prepara. Puede haber recuerdos de los malos. El terapista prepara ese momento. No es fácil, pero los pacientes los aguantan bien”.

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De nuevo: la ibogaína no es milagrosa. No es una solución mágica. Es un facilitador de la psicoterapia.

Desde que comenzó a trabajar con ibogaína, Rasmussen Chaves ya atendió a unos 2300 pacientes, cuya tasa de eficacia personal es de 72 por ciento. “Hicimos un estudio científico con pacientes y mostró esa eficacia”.

El próximo paso de la ibogaína

En términos políticos, es usual el apoyo del sector gubernamental para la investigación. Sin embargo, el doctor reconoce que la gestión de gobierno del Partido de los Trabajadores, con el presidente Lula da Silva a la cabeza, podría favorecer estas instancias por encima de la gestión de los gobiernos de corte más conservadores.

El próximo paso regulatorio es una investigación de ‘fase 3’ para que ANVISA registre esa sustancia. Que reconozca la eficacia del tratamiento. Eso va a disminuir la burocracia, a achicar los costos y permitir más acceso. Estando registrada, va a permitir que el propio gobierno distribuya. Es el progreso grande que estamos buscando: el acceso público y la disminución de los costos”, cierra Rasmussen Chaves.

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ACERCA DEL AUTOR

Hernán Panessi, editor periodístico en El Planteo, es un periodista especializado en cultura joven. Escribe en las revistas InfoTechnology, Rolling Stone, THC y Lento. Además, en Página/12, El Planeta Urbano, El Cronista y en el periódico uruguayo La Diaria. Colaboró para Revista Ñ, Clarín, La Nación, La Cosa, Playboy, Haciendo Cine, Billboard, Los Inrockuptibles, Forbes, VICEBenzinga, High Times y Yahoo, entre otros.

Hernán escribió los libros Porno Argento! Historia del cine nacional Triple X, Periodismo pop, Una puerta que se abre y Rock en Español. Fue docente en el Centro Cultural Rojas (UBA) donde dictó talleres de periodismo. Además, es programador de la sección VHS del Festival Internacional de Cine de Valdivia, en Chile.

Conduce FAN, programa periodístico sobre cultura, sociedad y vida moderna. Por su parte, también condujo en las FM Delta 90.3 y Nacional Rock 93.7. Asimismo, fue columnista en La Once Diez y Metro 95.1.

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