‘La Foto de la Mano de Dios Nació de un Error’, Confiesa su Creador, Eduardo Longoni

Publicación original: 20 de diciembre de 2022.

Si hay una mirada distinta para recortar la realidad es la mirada de un fotógrafo. Y si se trata de un fotoperiodista, más aún.

Buen ojo, dedos seguros y disciplina son atributos que ostenta el fotoperiodista Eduardo Longoni y que quedaron plasmados en el documental Una Mirada Honesta.

El film da cuenta de su vida personal y de su trayectoria, en la que retrató con su lente muchos de los hechos más relevantes de los últimos 40 años de la historia argentina.

Prestando su cámara y su mirada al servicio de la militancia y para mostrar injusticias, lo que otros no se animaban o no llegaban a encuadrar.

Desde las primeras imágenes de las rondas de Plaza de Mayo, pasando por el ataque al Regimiento de la Tablada en 1989, el registro del Juicio a las Juntas militares, la mítica instantánea del gol de la mano de Dios hasta llegar a la crisis de 2001 o a la reciente pandemia.

Una pasión en 24 fotogramas

Una Mirada Honesta, que cuenta con la dirección de Roberto Persano y Santiago Nacif, hace eje en la figura de Longoni recorriendo su infancia marplatense mientras repasa sus fotografías más emblemáticas.

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“Yo viví en Mar del Plata en los años de mi infancia, en la adolescencia. Cuando empecé con el tema de la fotografía ya vivía en Buenos Aires, había terminado mi colegio y había salido de la colimba”, recuerda en diálogo con El Planteo el fotoperiodista.

Claro que su primera reacción ante la propuesta del documental fue la de incredulidad o más aún de que todo formaba parte de una broma.

“De hecho todavía hoy me parece como una especie de joda, cuando me llamaron pensé que estaban jodiendo”.

No por no conocer a quienes le acercaron la propuesta, ya que a ambos los conoció cuando ellos estaban filmando Los Indalos, película basada en una novela que escribió Aurora Sánchez Nadal, cuyo hijo es Iván Ruiz.

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“Es uno de los dos guerrilleros que tengo fotografiados en la foto de La Tablada. Roberto y Santi vinieron a mi casa a grabar una escena de esa película, por esa foto y ahí se hizo una relación, y nos quedamos charlando después de que ellos apagaron la cámara, sobre mis fotos”, cuenta Longoni.

No es otra película de fotógrafos

La rareza de Una Mirada Honesta radica en que la mayoría de las películas de fotógrafos son de nicho porque son películas para fotógrafos.

“Si está vivo el fotógrafo en general es un señor mayor que ya tiene alguna dificultad de expresarse y le ponen un montón de gente alrededor que habla bien de él y si está muerto a un montón de gente que habla bien de él y es una recopilación de muchas imágenes”, dice.

Esas dos cosas fueron las que Eduardo Longoni deseaba evitar y el resultado final terminó siendo para él sumamente satisfactorio.

“La película me encanta, independientemente de mis fotos, porque es una película que tiene hilo argumental, tiene imágenes, tiene creatividad, tiene un montón de cosas que le pusieron ellos”.

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El eje narrativo gira en torno al proyecto de plotear un Falcon con la icónica foto de los militares para luego realizar una muestra.

En un origen iba a ser una maqueta pero los cineastas la llevaron a una escala real que finalmente tuvo su presentación a fines de 2021 en Tecnópolis.

Instantes de la Historia

Eduardo Longoni comenzó a trabajar como periodista en 1979 para la agencia Noticias Argentinas y, dos años después, logró su icónica foto “Militares argentinos”, durante un acto castrense.

Esa foto -que forma parte del patrimonio del Museo de Bellas Artes- se transformó en un símbolo contra la dictadura.

Es una foto del día del ejército de 1981 que no salió publicada en esa época y en la que mientras el General Roberto Eduardo Viola estaba hablando, él giró la cámara y vio a todos esos suboficiales que en realidad no lo miraban a él sino al General.

“Quedó esa imagen incidental de los uniformados acechándonos con la mirada, sin contexto ni entorno, sino un cuadro que se cierra sobre esos rostros enfundados bajo idénticas gorras”, detalla.

Sin embargo, para Longoni su foto más importante de esa época fue la de Madres de Plaza de Mayo.

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“De alguna manera esa foto las ayudó, fue nuestro granito de arena la de darle esas fotos que se publicaban poco en Argentina, pero se empezaron a publicar en Francia, en España, en México”, dice.

Algunos fotógrafos les daban a las Madres esas imágenes y ellas las sacaban clandestinamente del país.

“Para mí, mi relación fotográfica y afectiva con las Madres fue lo más importante en la época de la dictadura. En la época de la dictadura cualquier acción era peligrosa”, asegura el fotógrafo.

La Mano de Dios

La primera vez que Longoni se subió a un avión fue a los 22 años para cubrir el Mundial de España ’82 y, cuatro años más tarde, en México, lograría uno de sus retratos más icónicos: el de La Mano de Dios, el primer gol de Diego Maradona a Inglaterra.

“Pero para mí no es mi foto más importante y además es una foto que nace de un error”, confiesa.

—¿Cómo que nace de un error?

—Claro, porque yo llego tarde, estoy mal ubicado, estaba desesperado, no tenía fotos, pero bueno en la fotografía documental hay muchas imágenes que a veces el azar tiene una gran cuota de responsabilidad en la foto que uno tiene. 

Cientos de fotógrafos estaban ese mediodía en el estadio Azteca y, sin embargo, ninguno hizo esa foto.

“Evidentemente estaba tan desesperado que tenía la cámara pegada en el ojo y lo que vi fue una sombra, lejos estaba de identificar que el gol fue con la mano, tampoco me di cuenta de quién era”, rememora el entonces enviado del diario Clarín.

Cuando Longoni ve esa sombra que sube -porque Argentina estaba vestida de azul oscuro- él aprieta el disparador casi por instinto.

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“Estamos hablando de cámaras que no tenían un motor muy feliz, por lo cual solo hay 3 fotogramas de esa escena y en el tercer fotograma ya Maradona sale festejando, ya cuando cae me doy cuenta que es gol”, dice y se sonríe.

Los que le pudieron decir que había sido con la mano fueron sus colegas que estaban al lado que lo habían visto sin la cámara.

“Recién me enteré de todo lo que decían cuando vi esa foto al revelar el rollo”, afirma.

A este tipo de sucesos Longoni los define más poéticamente: “Nuestras fotos son una colección de momentos que no vimos”.

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