Hablamos con Luli Trujillo, la Periodista que Revoluciona la Televisión Argentina
El patriarcado está en todos lados: en iglesias, antros, hogares y hasta en los medios de comunicación. Desde hace unos años, el debate social de deconstrucción ideológica visibiliza la acidez estructural que reside en la realidad actual, lo que genera una intención de revolución sin igual.
Eso se ve con claridad en la vida de Luli Trujillo, una de las nuevas revelaciones femeninas de la televisión argentina que está transformando con buena onda los estándares más rancios de los medios de comunicación.
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No sólo por su fuerza joven y feminista, sino por su carisma, naturalidad y, sobre todo, por la pasión que invierte en cada cosa que hace.
Hincha ferviente de Huracán, casada con un abogado, escorpiana con ascendente en sagitario, proveniente de una familia católica, y admiradora de los tatuajes, la comunicadora marca tendencia en su forma avasallante de conseguir lo que quiere sin tener que pisar cabezas.
¿De dónde viene?
Lucila Trujillo es la primogénita de cuatro hermanxs que crecieron con total libertad. Nació y se crió en el barrio porteño de Belgrano con una educación académica a cargo del Colegio Esquiú, una institución bilingüe, religiosa y de doble turno. Cuando finalizó el secundario, sabía que su vida iba a ser la comunicación.
Ni bien Luli se recibió de la escuela de periodismo TEA, empezó a trabajar como productora en Radio 10. Cortaba audios, armaba la grilla de los programas y otras tareas más. Mientras, estudiaba la licenciatura de comunicación en la Universidad del Salvador y adquiría experiencia en todo sentido.
Tanto fue así que tuvo la posibilidad de hacer móviles para la radio y considera a ese momento como “de un crecimiento hermoso y de un aprendizaje constante”.
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En septiembre del 2016 ingresó al equipo de C5N como una de las movileras que reportaba desde la calle.
“Dentro del canal se dio todo tan rápido que a mí me sorprende. En el 2018 me pusieron a conducir en la madrugada, en el 2019 a la tarde con Víctor Hugo Morales y en el 2020 a conducir un noticiero con Julián Guarino y un programa con Diego Iglesias. Confiaron más en mí que yo misma”, simpatiza Luli.
Actualmente está los lunes a las 22 en la TV Pública conduciendo Desiguales, con Pablo Caruso, un programa de debate y reflexión sobre la actualidad. Y continúa en C5N en el segmento de las 16 los días hábiles y los jueves a las 23 con Sobredosis de Sobredosis junto Lautaro Maislin.
El desafío recién empieza
En agosto pasado, la periodista saltó a la popularidad por el momento tenso que vivió en vivo en la señal de noticias con Santiago Terán, el fiscal de Cutral Co, de la provincia de Neuquén.
Primero, el magistrado le hizo una pregunta capciosa para avalar su mirada sobre la tenencia de armas para las mujeres víctimas de violencia de género.
Trujillo lo paró en seco con mucho profesionalismo, lo que hizo enfurecer al funcionario. Acto seguido, insultos con patoterismo hacia la conductora ante una audiencia nacional y por parte de un hombre con cierto poder en la justicia neuquina.
Este hecho funcionó como prueba para las denuncias que se presentaron contra el fiscal, conocido por sus posturas misóginas y machistas. Aunque hoy Terán esté de licencia, la comisión especial del Jurado de Enjuiciamiento declaró admisibles las acusaciones en su contra y se abrió el proceso de destitución y suspensión en el cargo.
No hay dudas: Luli llegó para revolucionar al país.
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—¿Qué pensás de tu reacción?
—Creo que fue muy correcta, con argumentos y con un tono adecuado. No grité, no me largue a llorar, no le corté el teléfono. Siempre hay un grupo que, seguramente, si yo gritaba o lloraba, iba a decir que las emociones me habían ganado y que las mujeres en ese momento no pueden con eso. El fiscal tuvo un acto de machismo tan visible y fácil de entender, pero mi reacción le cae bien a todxs porque fue muy correcta. Lo políticamente correcto siempre gusta. Por suerte fue así y eso, en un punto, benefició que las mujeres tengamos voz en estas situaciones, porque hablaron un montón de minas que saben mucho más de género que yo. Me parece que pasa por ahí.
La lucha de las mujeres en los medios de comunicación recién comienza. Aún existen muchas desigualdades en el mundo de las noticias. Mismo en C5N que desde la tarde hasta la medianoche las conducciones están a cargo de varones excepto dos mujeres, Daniela Ballester y Trujillo, aunque están acompañadas de hombres.
“No dudo que en el equipo haya mujeres con igual capacidad que esos varones, y no por desmerecer a mis compañeros, sino para enaltecer a mis compañeras. Me parece que ahí hay un claro desafío de ocupar espacios, de entender que podemos hacerlo y muy bien”, enfatiza Luli.
La quemera es muy consciente que cuando se habla de desigualdades también se habla de privilegios. Sabe que por el lugar en el que nació, por su educación, su imagen física y porque encaja en ciertos parámetros de heteronormalidad tiene más posibilidades de que le abran las puertas de forma inconsciente.
Para que eso se transforme, las nuevas generaciones de comunicadores deben alzar la bandera de la igualdad para que el sistema patriarcal tenga menos fuerza. Luli sabe que ella es parte de ese cambio.
“Si tengo un lugar privilegiado, con un poder simbólico, lo voy a utilizar para dar el mensaje que me parece justo”, sostiene.
La gestión de Alberto Fernandez
“Creo que la gran falla de este gobierno es la comunicación. Hay muy buenas ideas, hay buenos planes, algunos los puedo compartir incluso. Pero la comunicación no es el fuerte”, admite Trujillo.
La presidencia de Alberto Fernandez en Argentina, como la de muchos países, sufrió un hecho exógeno sorpresivo: la pandemia.
Todas las estrategias que se habían planteado como un plan de gobierno tuvieron que volcarse a las urgencias prioritarias como la salud y el manejo estructural de los diversos aislamientos sociales, preventivos y obligatorios que se fueron anunciando a través de los meses.
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A pesar de la cuarentena, la periodista de C5N siguió trabajando al considerarse una trabajadora esencial por ser prensa. Aunque ella afirma que “hubo desprolijidades a la hora de dar normas claras a las asociaciones” y que no supieron expresar los logros de forma adecuada, Luli piensa que “a nivel sanitario se trabajó muy bien, con un refuerzo del sistema de salud” porque Argentina no tenía la capacidad hospitalaria para bancar una situación como se vivió en Europa.
Igualmente, reflexiona sobre el número elevado de casos de coronavirus que hubo durante el 2020: “Eso habla más de una sociedad que de un gobierno. La responsabilidad ciudadana es una situación muy complicada. Deseo que le vaya bien a este gobierno como deseo que le vaya bien a cualquier gobierno argentino porque todos tenemos familiares que tienen una PyME o que se quedó sin laburo”.
Interrupción voluntaria del embarazo legal
En los últimos días, la discusión sobre la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito regresó a la agenda parlamentaria luego del anuncio presidencial. Se enviaron dos proyectos: uno que reglamenta la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y el otro sobre el Programa de los 1000 Días, que tiene como objetivo “fortalecer la atención integral de la salud de la mujer durante el embarazo, y de sus hijos e hijas en los primeros años de vida”.
—¿De qué lado estás?
—Estoy totalmente a favor de la legalización y despenalización del aborto. Es necesario, es un debate que nos merecemos como sociedad. Es correr las cortinas, dejar de ser hipócritas. Es algo que ocurre y va a seguir pasando, la diferencia es que las que tenemos la posibilidad lo hacemos en un lugar y las que no, se mueren o se enferman. Pasa por otro lugar la discusión: es clasista. No sé si hay intereses, me parece que hay más una actitud de aparentar ‘el deber ser’ y, en el detrás de escena, las realidades son otras.
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—Al tener una educación religiosa, ¿qué pensás del rol de la Iglesia?
—Pasa por la hipocresía. Soy creyente, no soy practicante, pero fui criada en esa determinada fe y entiendo que en algunos momentos de la vida unx se agarra. Lxs que hemos tenido contacto con alguien que pertenece a la Iglesia, sabemos que conoce a un cura que tiene familia o que han tenido parejas. Es todo aparentar. No pretendo que la Iglesia diga que está a favor de la legalización del aborto, es imposible. No vivo en un mundo de fantasía y entiendo que incluso hay personas que realmente creen que hay vida desde el momento de la concepción, es recontra justo en pensamiento. Pero no implica que decidas por el cuerpo de otra persona. Nadie te va a obligar a hacerlo. ¿Cuántas veces escuchamos en la actualidad casos de hombres que solos deciden ser padres, madres solas que deciden ser madres, parejas del mismo sexo, etc.? Cuando está el deseo y están las ganas, no hay barrera que lo impida.
¿Y el cannabis?
Como buena referente de la nueva ola joven que ocupa un rol imperante en los medios de comunicación, Luli tiene una mirada muy progresista sobre las libertades de todas las personas mientras no perjudiquen al resto.
Para la conductora, el consumo del cannabis tiene que ver con las decisiones de cada unx. Aunque ella admite que no tiene cultura cannábica, sabe que la gente fuma y que le da diversos usos a la planta. Le gusta aprender al respecto y escuchar a sus conocidxs que saben del tema.
“Estoy recontra a favor de que se despenalice el consumo del cannabis, que se incentive a todas la madres de Mamá Cultiva y todo lo que hacen. Existe una hipocresía: ¿cuánta gente conocemos que hoy consume el aceite de cannabis porque padece una enfermedad, porque le cuesta dormir, porque tienen dolores? Ese mercado ilegal ya es ridículo”, asevera.
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—¿Creés que podría ser una medida económica post-pandemia?
—Recontra. Que el Estado se haga cargo. Saquémosle el negocio a lxs que sabemos que no quieren ningún beneficio para la sociedad sino por el contrario. Tiene que haber una decisión política. Incluso creo que hay más acuerdo con esto que con el aborto. Es una deuda. Ojalá este gobierno pueda jugarla. Entiendo que tiene que haber un debate más largo como hubo con el cannabis medicinal. ¿Quieren ser primer mundo? Bueno, dale. Legalícenla y declaren aborto legal. ¡Eso es primer mundo!
—¿Probaste marihuana?
—Sí, alguna vez sí. No vivo en un tupper. A mí me gusta estar en control de la situación y en ese estado se me va. Si estoy en un lugar donde se fuma, en general no lo hago porque, si ya estoy con el alcohol, esa mezcla va a cualquier lado. Pero no me molesta para nada. Pasa la ronda y todo bien.
A Luli le gusta vivir en libertad y que las personas también eliminen sus represiones. Sostiene que no tiene que haber opresión social por consumir o no ciertas sustancias. Por su parte, ella elige el alcohol. Le encanta el vino en todos sus colores y, como muchas personas, no le gusta la cerveza ni el Fernet porque son amargas.
“Soy un embole”, ríe.
Pasión futbolera
El caso de la periodista demuestra que el fútbol puede ser un verdadero lugar de encuentro, lucha y pasión. Es fanática y socia de El Globo desde chica y ese club significa mucho para ella. Tiene un tatuaje debajo de sus costillas de una “H” con un corazón que representa a sus hermanos, a Huracán y a Hugo, el nombre de su abuelo materno.
“Yo llegué al club por él. Era hincha y tuvo dos hijas mujeres y dijo: ‘Yo no voy a tener nietos nunca’, creyendo que venían yernos con equipos. Mi viejo es hincha de Boca pero no viene de una familia futbolera. Por lo cual, mi abuelo fue quien nos inculcó”, recuerda Trujillo.
Por ser un hombre de otra generación, primero los nietos varones fueron socios y las mujeres iban a la cancha. Un día, Luli le reprochó a su abuelo: “¿Por qué ellos tienen carnet y nosotras no?”. Ahí su abuelo accedió y les dió sus carnets a ella y a su hermana. Una feminista desde chica.
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Las mujeres en el fútbol están haciendo historia. La quemera cuenta que dentro del club existe Huracán Feminista, mujeres que se ponen la camiseta y trabajan buscando igualdad, explicando lo que es la violencia de género y militando los espacios que las mujeres se merecen el mundo del deporte.
“Tenemos la misma pasión que puede tener un tipo. El fútbol es un terreno en el que cada vez estamos más y estamos mejor. Celebro un montón eso y ojalá haya más presidentas y dirigentes en los clubes de fútbol. Ni hablar del fútbol femenino”, reconoce.
La convivencia social
Durante la historia de la humanidad vimos que siempre existen fundamentalismos y polarizaciones de pensamiento, como si se tratara de distintos equipos de fútbol. Sin embargo, la comunicadora es de las personas que piensa que “siempre hay puntos en común y, si no los hubiera, no habría sociedad que pueda avanzar”.
“El gris se confunde con tibieza a veces y eso es lo que aborrezco. Si no me puedo sentar en una mesa con una persona que piensa distinto a mí, estoy en el horno. El gran desafío es entender que no vamos a pensar igual, que no nos vamos a poner de acuerdo en todo. Tenemos diferencias y tenemos que convivir con ellas. Se trata de poder vivir en paz y saber que otrx piensa diferente y es distintx”, reflexiona Luli.
—¿Sabías que tenés un club de fans?
—Es de gente que no me conoce [risas].
Fotos cortesía.
Fecha de publicación original: 24 de noviembre de 2020.
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