Expertos en Psicodélicos se Suman al Candente Debate de las Patentes

Artículo por Andrew Ward y Natan Ponieman.

La carrera se calienta continuamente en el espacio de la psicodelia.

Una serie de empresas, instituciones educativas e inversores ya han obtenido patentes sobre formulaciones, procesos, compuestos y otros aspectos del tratamiento con psicodélicos. De hecho hemos llegado hasta tal punto que ciertos compuestos, como la psilocibina, cuentan con rastreadores de patentes para mantenerse al día en el mercado.

Aunque es emocionante, el desarrollo del espacio crea un debate en torno a la ética de las patentes psicodélicas.

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A principios del 2021, COMPASS Pathways PLC (NASDAQ:CMPS) fue noticia por sus solicitudes de patentes. A diferencia de las patentes concedidas anteriormente para formulaciones, Compass solicitó patentes sobre experiencias psicodélicas comunes, como tomarse de las manos y muebles cómodos.

Mientras la carrera de las patentes de psicodélicos se calienta, el mercado sigue luchando con una línea entre la ética empresarial y los psicodélicos de dominio público.

¿Un camino para las patentes y el público?

El fundador de Mind Army e inversor en psicodélicos, Michael “Zappy” Zapolin, cree que hay una oportunidad con los psicodélicos que exige inversión.

Sin embargo, no cree que esa oportunidad exija patentar todos los aspectos del proceso. Cree que están justificadas las patentes de las fórmulas, los sistemas de suministro y los compuestos.

“Creo que debería apoyarse como en cualquier otra industria”, dijo Zappy. “Por supuesto, estoy seguro de que hay patentes muy frívolas que se hacen”.

Zappy no cree que esas solicitudes de patentes sean aprobadas una vez examinadas. Cree que la medida sólo altera el mercado.

Aun así, entiende la necesidad de despertar el interés de los inversores. Para incentivar a la gente, Zappy explica que debe haber alguna ventaja.

“No se puede esperar que la gente lo haga completamente de buena gana”, afirma.

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Christian Angermayer, fundador de Atai Life Sciences, compartió una postura similar en una carta abierta publicada el mes pasado.

“Sin la posibilidad de convertir millones en miles de millones, los inversores desaparecen, y sin los cientos de millones de dólares de los inversores, el progreso para llevar estos medicamentos a los pacientes se ralentiza a un ritmo glacial”, dijo Angermayer.

El cofundador de Delic Holdings Inc. (OTC:DELCF), Matt Stang, dijo que se encontraba “en un punto intermedio” sobre la cuestión. Crear una sustancia que cumpla los requisitos de la FDA es un trabajo enorme. Esto merece patentes para las empresas que invierten cientos de millones de dólares en I+D.

“No se puede gastar USD 500 millones en esto y no esperar ganar dinero”, dijo Stang. Sin embargo, puso un límite a la hora de patentar sustancias puras, señalando que ninguna empresa debería reclamar compuestos como la psilocibina pura.

Aunque la psilocibina es producida de forma natural por el hongo Psilocybe, Compass consiguió una patente en el 2020 para un método de aislamiento del compuesto en un polvo cristalino llamado COMP360.

Stang considera que el mercado se beneficiará de una serie de formulaciones novedosas aprobadas por la FDA, al tiempo que seguirá utilizando compuestos puros. Espera que la reforma de los psicodélicos continúe en todo el país. También postula que las dos vías deberían conducir a patentes aprobadas por la FDA y a la exclusividad por extinción de las formulaciones patentadas, mientras se mantiene el acceso personal a las plantas curativas.

¿Para qué sirven las patentes en primer lugar?

“Los requisitos fundamentales de una patente son que toda invención reivindicada debe ser a la vez novedosa y no obvia en vista del estado de la técnica. En teoría, no debería concederse ninguna patente que no cumpla estos requisitos”, según Graham Pechenik, un abogado de patentes que fundó Calyx Law, empresa que trabaja con la propiedad intelectual del cannabis y los psicodélicos. “El fundamento político de las patentes es que incentivan la innovación y la divulgación pública”.

Cree que cuando las patentes sirven para estos fines, pueden generar un enorme valor.

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Las patentes pueden permitir que una empresa obtenga financiación para sacar al mercado una terapia novedosa que de otro modo no se habría producido. En un mundo ideal, los derechos concedidos por las patentes dirigen los recursos y la energía hacia un espacio para desarrollarlo.

“Este desarrollo es la marea creciente que levanta a todos, titulares de patentes y no”, dijo Pechenik.

“El riesgo de pasar por esos procesos que exige la ley es extremadamente alto. Y si no hay forma de que los inversores recuperen su inversión, entonces no la financiarán. Entonces estos medicamentos, que podrían salvar vidas, nunca serán aprobados y la sociedad nunca se beneficiará de ellos. Así que las patentes tienen un valor”, afirma el Dr. Joseph Tucker, director general de MagicMed, una empresa que desarrolla psicodélicos de segunda generación.

El daño del acaparamiento total de patentes

Las patentes también pueden tener consecuencias negativas para un espacio en desarrollo. En algunos casos, hasta pueden ralentizar el acceso de los pacientes a los medicamentos y terapias que se están desarrollando.

Si una empresa obtiene varias patentes fuertes e importantes, puede aprovecharlas para impedir la competencia.

“En el peor de los casos, el titular de la patente gasta sus recursos en vigilar las posibles infracciones, en lugar de seguir innovando; y tiene derechos lo suficientemente amplios como para impedir que otros innoven también”, dijo Pechenik.

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Si muchos titulares de patentes tienen derechos que se solapan, se puede crear lo que Pechenik llama una “maraña de patentes”.

“Si una docena de empresas tuvieran patentes que cubrieran diferentes aspectos de la terapia psicodélica, ¿cómo podría abrirse y funcionar fácilmente una nueva clínica? A la larga, el tiempo y los gastos de investigar y negociar las licencias de las patentes podrían limitar un mercado a sólo los actores más importantes“, advierte.

A veces, las empresas pueden reclamar patentes que saben que no van a recibir como estrategia para atraer capital inversor. Otras veces, las empresas reclaman patentes amplias, sospechando que al final recibirán una versión más reducida.

“Una estrategia común adoptada por los solicitantes de patentes es pedir lo máximo posible al principio, esperando que el alcance se reduzca, pero también que se permitan algunas reivindicaciones amplias”, dijo Pechenik.

El problema de la presentación de solicitudes amplias es que puede crear incertidumbre sobre si las reivindicaciones serán finalmente autorizadas. Por ende, pueden disuadir a los competidores de entrar en el área, o hacer que desvíen sus recursos hacia la lucha contra la solicitud.

A Pechenik le preocupa que, una vez que se empiecen a conceder estas patentes, las empresas quieran mantener la mayor exclusividad posible, restringiendo el acceso a un contexto médico y presionando en contra de la despenalización y la legalización o no apoyándolas.

“A muchas empresas les encantaría decir ‘somos dueños de todo el espacio y nadie más puede hacer nada que nosotros. Así que, todos los inversores: si están interesados en el espacio, tienen que invertir en nosotros’. Pero si cometen algún tipo de error o se quedan sin dinero, pueden dañar todo el campo al bloquearlo y luego no tener éxito”, dice Tucker, de MagicMed.

Nuevas moléculas y psicodélicos 2.0

Muchas de las moléculas que se investigan hoy en el espacio de los psicodélicos existen en la naturaleza o son lo suficientemente antiguas como para ser de dominio público. Es el caso de la psilocibina, la ibogaína y la DMT, que se derivan de plantas u hongos naturales; o del LSD y la MDMA, que se descubrieron en las primeras décadas del siglo XX.

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Un estudio realizado en el 2020 reveló que el precio medio de la I+D para sacar un nuevo medicamento al mercado en Estados Unidos es de USD 985 millones y oscila entre USD 314 millones y USD 2.800 millones.

Aunque los “psicodélicos clásicos” no pueden patentarse, las empresas pueden reclamar patentes de usos específicos de esos compuestos, como un método para aplicar la psilocibina en el tratamiento de la depresión.

Tucker no cree que deban concederse este tipo de patentes, ya que, en su opinión, la mayoría de las aplicaciones de los psicodélicos que se investigan actualmente ya se utilizaban hace décadas y no fueron descubiertas por las empresas que investigan.

“No se debería conceder una patente por utilizar una molécula ya existente de una forma que se lleva utilizando desde hace décadas o miles de años”, dijo.

MagicMed está desarrollando una biblioteca de nuevas moléculas que suelen denominarse “psicodélicos 2.0”. Se trata de moléculas que toman los psicodélicos clásicos como punto de partida para desarrollar versiones mejoradas, con efectos mejorados y efectos secundarios reducidos.

En la línea de negocio de MagicMed, las patentes son el método más eficaz para asegurar los ingresos a largo plazo.

“No cabe duda de que presentamos patentes, pero las que presentamos son para nuevas moléculas que se utilizan de formas que no se han hecho antes”, explica.

Su empresa se centra en descubrir y probar nuevas moléculas que luego se licenciarán a otras empresas del sector para que las comercialicen.

“Nuestra ética es: ‘hagamos que el mayor número posible de estas moléculas sean desarrolladas por el mayor número de empresas diferentes, para que haya una probabilidad mucho mayor de que una o más de estas moléculas tengan realmente éxito y podamos llevarlas a la sociedad'”.

Vía Benzinga, traducido por El Planteo.

Foto por Adrien Olichon vía Pexels