Ampliación de Derechos, Reinvenciones de la Noche, el Boom de la Cumbia 420 y Mucho Más: Grandes Hitos del 2021 Según El Planteo
Parecía que sí, pero no, al final no. O no tanto. O sí, aunque distinto. O no tan igual que antes. O como se pudo, qué va a ser. O, al menos, eso pareció comprimir en cada gesto el 2021, año de transición. Con el avance de la vacunación y con una pandemia que se entendía en fade-out pero aún late, el 2021 se constituyó como un año intermedio: ni muy muy, ni tan tan.
Sin embargo, hubo tiempo para grandes conquistas, nuevas emociones, apasionantes sorpresas, intensas revalorizaciones y la puntita de un porvenir que ya se huele vertiginoso.
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Con el universo echándose paso, los caireles de la cultura pop fueron refugio y novedad, chiche y esperanza, alimento catódico incansable y pistas escurridizas del mañana que está al caer.
Por caso, el cine, la gastronomía, la música, las reinvenciones de la noche, la ampliación de derechos, el show business, el avance de la vacunación, las finanzas disruptivas y hasta la vuelta de los abrazos agrupan –a su modo y con sus formas- una galería de intereses que revelan detalles de todo esto que fuimos durante los últimos 365 días de nuestra existencia.
En este artículo zurcido coralmente a modo de balance de la cosecha 2021, el equipo de El Planteo desgrana sus destacados y pone blanco sobre negro sobre distintas vertientes culturales, políticas y sociales.
Ani Pohorecky, redes: la salida es colectiva
Lo personal es político y la salida es colectiva, hoy más que nunca.
Cuando era chica, mi papá agarró 4 escarbadientes y los partió uno por uno, después agarró otros cuatro, los juntó y me mostró que no los podía partir y me dijo: si nos mantenemos unidxs, es más difícil quebrarnos. ¿Qué cursi, no?
El 2021 definitivamente nos demostró que solxs no hacemos nada, sin movilizaciones colectivas, sin cuidar al otrx, sin reclamar nuestros derechos y copar las redes, no hubiésemos tenido aborto legal, seguro y gratuito (si, fue a finales del 2020, déjenme esta licencia), ni REPROCANN, ni derechos para la comunidad trans.
Quedarnos en nuestras casas cuando fue necesario, bancar movidas a través de “Cafecitos”, re-aprender a vincularnos lentamente, gestionar fiestas al aire libre, salir más temprano y cambiar patrones de conducta ayudaron a apaciguar la tormenta de caca en la que estábamos.
Si cada cual pone un poquito (y muchas veces, realmente muy poquito) de sí, se pueden lograr cosas gigantes, en vez de quedarnos preguntándonos: ¿y quí pisi cin mi libirtid?
Franca Quarneti, redactora: el año en que volvimos al cine para ver pelis viejas
Quizás sea nuestra retromanía, quizás se trate de un arrebato de nostalgia colectiva. Quizás sea nuestra forma de encontrar un poco de cobijo en un año tan caótico y extraño como el 2021. Quizás sea, simplemente, que los clásicos son clásicos por algo.
No importa. La cuestión es que, en estos últimos doce meses, en Argentina se reestrenaron films increíbles como Akira (1988), Harry Potter y la Piedra Filosofal (2001) y El Señor de los Anillos (2001), aunque este último se proyectó únicamente en salas del interior del país.
Este fenómeno permitió al público volver a conectarse con las obras desde otro lugar: probablemente, desde una profunda ternura, como en el caso de la película basada en la novela de J.K Rowling. Y, ciertamente, desde el flash y la inmersión agobiante que posibilita una sala de cine vía el animé japonés dirigido por Katsuhiro Ôtomo.
Datito: tanto en el reestreno de Akira como en el de Harry Potter y la Piedra Filosofal, las cadenas de cines debieron programar más funciones para satisfacer la demanda de los fanáticos. ¿Vuelta a las bases? La celebro.
Hernán Panessi, editor periodístico: (re)aperturas gastronómicas de un país indestructible
Despojados de su propia naturaleza, esa llena de gente, sabores y trajines, los locales gastronómicos sufrieron cierres, ceses y algunos stand-by.
Entre los caídos, mi lugar favorito: Dellepiane Bar, la mejor hamburguesería del mundo. La voy a extrañar mucho y nunca voy a dejar de llorarla. Por eso, en este balance, para arrancar, va mi cariño y especial afecto a todos esos locales que ya no están pero que nos hicieron muy pero muy felices. A ellos, gracias. A los que aguantaron, gloria y honor.
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Y a pesar de las tempestades provocadas por la pandemia que parecía irse en fade-out pero que aún late (te detesto, bicho horrible), hubo un puñado de aperturas de locales gastronómicos como para celebrar. Aún en la mala, un tendal de valientes eligió poner el pecho. Vamos a nombrarlos.
El Centro venía de capa caída hasta que Florida Garden y Classic BA coparon la vereda de la popular calle Florida. Parecía circunstancial, quedaron para siempre: las mesas ya son parte del nuevo paisaje. Bienvenidas, mesitas, al barrio.
Y ahí cerquita, llegando a Av. Córdoba, entre el insoportable coro de “cambio, cambio” de los arbolitos y el vaivén eléctrico de los turistas brasileros, abrió Fries & Music, un pequeño localcito de papas fritas con cositas que vende, también, un chipá delicioso. Ah, y encima está abierto hasta tarde.
Más para el lado de Av. de Mayo, a la vuelta del Café Tortoni (que sigue lindo como siempre), abrió Balagán Café, sobre Hipólito Yrigoyen, una hermosa cafetería que fue sastrería y hoy es una usina de lindos momentos. Nació en pandemia y en noviembre 2021 cumplió un año de vida.
En estos meses, también abrió Selectos, una cafetería de especialidad sobre la calle Reconquista que se convirtió en una opción de buen café para los desolados sábados del Centro.
Así las cosas, entre las reaperturas, la vuelta de algunos clásicos como La Rambla, en Recoleta, con su famoso sánguche de lomo; La Giralda, sobre Av. Corrientes, algo corrida de su propuesta original pero, aún así, su existencia es profundamente celebrada; Bar Sur, en San Telmo, ese barcito precioso sobre la calle Estados Unidos y el mismísimo lugar donde Wong Kar-wai filmó esa gema exquisita e insólita llamada Happy Togheter; y The New Brighton, uno de los lugares más paquetes de Buenos Aires, que volvió a las pistas hace apenas unos días y, con él, la ciudad recupera un bastión elegante y misterioso.
Por caso, Villa Crespo sumó una opción que junta un montón de cosas que no pueden fallar: buen café, buena carta, buena música y buenos precios. ¿Todo eso junto? Sí. ¿De verdad? ¡Te dije que sí! Se llama DOC Café y, al toque, sobre su veredita, ya está parando toda la gente cool de ese barrio que, obviamente, exuda onda.
Hablando de veredas, la de Café Lo-Fi, inaugurada hace muy pero muy poquito, es de las más bellas de Capital Federal. Café de especialidad, opciones veganas y un croissant con tomates confitados y queso brie delicioso. “Es lo-fi”, dice Pablo Osán, su dueño, cuando describe a su propio local. Qué linda cafetería. Me gustaría ir más seguido todavía.
Volviendo al Centro, sobre la calle Reconquista, la pandemia nos trajo a Núvola, una pizzería napolitana con opciones gourmet, horno italiano, ingredientes de primera calidad y una terraza como para pedir algo fresco y flashear Mediterráneo. En el primer piso, dan cursos para pizzaiolos y ya sacaron a una banda de maestros pizzeros. Si van, por favor –¡por favor!- pidan la pizza frita y la de pistacho y mozzarella. Qué locura, madre mía.
Por último, fuera del radar de CABA, en la Costa Atlántica, un voto de confianza para Malibú, que inaugurará durante esta temporada, y detrás tiene a Maxi Zapata (sí, el mismo de Dellepiane), que es garantía de confianza.
Por muchas razones, la temporada 2020/2021 fue realmente muy dura. Sin embargo, cuando la tormenta pase y se amansen los caminos, estos lugares se convertirán en futuros clásicos. Y, como soy optimista, elijo creer en la servilleta de Maslatón: las reaperturas son parte, también, del inicio del gran bull market nacional. Porque el que no quiere a Argentina, no quiere a su mamá.
Javier Hasse, CEO: el fenómeno L-Gante y la Cumbia 420
“En ningún otro lugar he escuchado un ritmo y un sonido así”, nos dijo L-Gante al comienzo del año, explicando su fama repentina y vaticinando aún mayores éxitos.
Desde entonces, la Cumbia 420 (que combina cumbia, reggaetón y marihuana) ha ido en ascenso constante. Desde General Rodríguez hasta la Quinta de Olivos y Showmatch, L-Gante nos ha cautivado, logrando unificar clases sociales y trayendo el cannabis al mainstream.
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Pero el pibe no anda sólo, en las hazañas que lo llevaron al programa de Eduardo Feinmann, desde sus temas con Damas Gratis hasta colaboraciones con grandes como La Joaqui, lo han acompañado DT.Bilardo y Maxi El Brother, así como sus amigos y compañeros, Perro Primo y El Noba.
¿Qué deparará el 2022 para esta crew megaviral?
Lola Sasturain, redactora: las nuevas formas clubberas
Lo mejor de este año raro, que a ratos pareció una extensión del tumultuoso 2020, para mí tiene que ver con las formas que adoptó la vida social y nocturna porteña, más particularmente la clubbera.
Sí, el sector bailable fue uno de los más golpeados (y también demonizados y juzgados de inútiles y, por lo tanto, suprimibles) y tuvo que hacer malabares, muchas veces adaptándose a medidas justificadas por la situación y muchas otras a arbitrariedades ridículas.
Pero hubo dos consecuencias nacidas de la necesidad que, para mí, son celebrables: una surgida por la necesidad de clubes y de DJs de facturar, que es la propuesta (rápidamente aceptada por el público) de actividades más temprano y de lunes a lunes; y la otra y principal, surgida por la necesidad de encontrarse, bailar y disfrutar, que es el resurgimiento de las fiestas gratuitas y al aire libre.
Comenzaron a organizarse cada vez más cumpleaños y reuniones en parques y plazas, resultando en una linda revalorización del espacio público. A propósito, no solo florecieron las convocatorias privadas, sino también las fiestas abiertas a todxs, con mesa de DJ, música en vivo, sonido profesional y (a veces) una barra para comprar bebidas.
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Una ola que comenzó a fines de 2020 extendiéndose por espacios verdes de la Ciudad de Buenos Aires, los ya clásicos Bosques de Palermo y espacios alternativos, como fueron el Parque Los Andes (Chacarita), el Parque Saavedra o el Parque de la Estación (Once). Complicaciones con las fuerzas de seguridad y luego el frío pusieron la creciente movida en pausa, pero desde la primavera 2021 parece volver todavía con más fuerza e independientemente de las condiciones sanitarias imperantes. Hoy se sumaron nuevas locaciones, como el llamado Parque las Turras (en la Isla de la Paternal)
Si bien, mientras lxs vecinxs y la policía den el visto bueno, cualquiera puede hacer una fiesta en una plaza, la histórica cultura de las freepas (de free parties) en Buenos Aires es rave. Las más célebres eran las de psytrance, género musical que lleva en su ADN las fiestas en aire libre: por ejemplo, eran freepas psytrance las enormes fiestas que se hacían los 31 de diciembre en el Planetario.
Hoy, las plazas son de los ravers sin importar el (o los) género(s): deconstructed club, degeneraciones varias pero también clásicos como techno, hibridaciones con el cachengue y el pop.
Las fiestas gratis y abiertas en plazas no tendrán el sonido de un club pero representan la idiosincrasia raver en toda su expresión. Son gratuitas, no tienen horarios, se puede fumar, se puede llevar lo que quieras consumir, sea alcohol, agua, frutas o estupefacientes. Son inclusivas y no distinguen de clases sociales o dress code.
Son sin fines de lucro, impulsadas por la necesidad de ocio y disfrute colectivo, tan bastardeado en los tiempos que corren. Generan un nuevo nivel de consciencia sobre la importancia de mantener el espacio público y ejercitan la armonía y el respeto entre las personas que lo utilizan o incluso que lo habitan (que son, muchas veces, quienes facilitan la existencia de estas fiestas).
Significan una reapropiación de la Ciudad como ente vivo y no como depositario de propiedades privadas y son una ofensiva contra el modo de vida urbano que se impone como hegemónico, donde la calle es solo un espacio de tránsito y donde el espacio urbano de noche es visto únicamente como una amenaza a la integridad física y material.
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Las fiestas en la calle son rebeldes y como no responden a intereses económicos, no hay por dónde desarticularlas. Ojalá sirvan para que dejen de enrejar parques y plazas, se las ponga a punto y se reeduque a las fuerzas de seguridad de la(s) ciudad(es).
Para mí, no solamente las freepas sino la creciente ocupación del espacio público como lugar de encuentro social, con todo lo que conllevan socioculturalmente, son de las pocas manifestaciones que se corresponden a esa humanidad mejor, más conectada con la naturaleza, más tolerante y menos capitalista que imaginábamos para el fin de la pandemia.
Marian Venini, directora editorial: la vacuna contra el coronavirus
Recuerdo cuando recién comenzaba el Apocalipsis, allá en la primera mitad del 2020, y había un hito esperanzador en el horizonte: el momento en el que desarrollaran la vacuna contra el coronavirus. El mundo se puso en pausa con esa promesa: cuando esté la vacuna, vamos a volver a la normalidad.
Y si bien eso no pasó, es innegable que la vacunación masiva de gran parte de la población mundial alivió la situación tétrica en la que se encontraba el sistema de salud. Todavía estamos lejos de ver el final de este trauma colectivo, pero es duro imaginarse dónde estaríamos ahora, terminando el 2021, si no se hubiera implementado esta medida.
Los números hablan solos. La vacuna salvó incontables vidas.
Ojo, la intención no es idealizar este avance. Desde preocupaciones de seguridad hasta patentes sin liberar, pasando por la falta de ensayos comprensivos, la acaparación por parte de los países más ricos y la manipulación mediática y política, el camino de la vacuna estuvo muy lejos de ser perfecto. Se han hecho muchas críticas a todo lo que la rodea y no todas carecen de validez. Pero lo cierto es que hoy, sin ella, muchxs no estaríamos acá. Y eso hay que celebrarlo.
Martín Calvo, redes: boom de las criptomonedas
Como balance del año en mi opinión es positivo. Si bien arrancó bastante pesado por la pandemia, el comienzo de la campaña de vacunación y la posibilidad de poder salir más y encontrarse con amigos y familiares pudo calmar el malestar de estar aislado tanto tiempo.
Por otro lado, el boom de las criptomonedas, la divulgación de las finanzas descentralizadas (DeFi) y la ampliación del uso de las blockchain abrió un montón de posibilidades como la transformación del mercado de arte y la mejor trazabilidad de las cosas.
Natalia Kesselman, editora ejecutiva: la Contrapoints argentina
¿Mi cosa favorita del 2021? El flamante canal de YouTube de Marian Venini, “la Contrapoints Argentina”, como la han llamado.
Marian abarca temas complejos, analizando diferentes puntos de vista y sacando conclusiones sensatas y poco extremistas al respecto. Lo más importante: no habla al ped* y siempre se encarga de haber hecho la tarea antes de salir a decir algo. También agarra eso que ya sentís y sabés (y muchísimo que no) y te ayuda a entenderlo. O quizás te hace renegar pero, aun así, eso es señal de que te hizo pensar. Y yo quiero un planeta lleno de seres pensantes.
Aunque mi predilecto es “Menstruación”, elijo acercarles otro, titulado: “¿Los hombres pueden ser feministas?” Sea cual sea tu género, si para el 2021 todavía no te hiciste esa pregunta… no es por ahí.
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Contrario a la muy aceptada opinión de que ser feminista es incentivar la brecha entre hombres y mujeres, Marian ve el feminismo como un puente. A su vez, explica la importancia de saber diferenciar, respetar y no acaparar los espacios. A veces sí. A veces no. A veces simplemente no lo sé, veremos.
La cuestión es que estas cosas pierden valor cuando quedan en el conocimiento, sin acción. Si no divulgamos lo que aprendemos, si no conversamos entre todos los géneros, si no ponemos nuestro granito de arena, ¿para qué sirve el saber?
Marian sabe. Marian explica. Marian contribuye a hacer el mundo un lugar mejor y, por eso, es mi cosa favorita del 2021, un año que fue una verdadera caca.
Nicolás José Rodríguez, redactor: avances en torno al cannabis
Los eventos más importantes del año para la industria fueron dos: la apertura del registro de semillas del INASE y la autorización de productos con CBD del ANMAT.
Las semillas son un acervo soberano clave para el desarrollo de una industria cannábica nacional y de pequeñas unidades productivas. Al mismo tiempo, el CBD, actual hype de la industria nutracéutica y del segmento wellness, permite a los productores nacionales mirar al cultivo de cáñamo industrial, como una alternativa que podría generar mejores márgenes y ayudar a la remediación de los suelos afectados por el modelo actual de agronegocios, de extracción intensiva, agroquímicos, cáncer y desarraigo.
La autorización del ANMAT es un gran avance para la industria nacional. Y, de hecho, en Estados Unidos, si de algo vale el ejemplo, la FDA todavía discute la autorización de este activo medicinal de la planta de cannabis.
De cualquier manera, estos avances dependerán en gran medida de la reglamentación de la Ley de Cannabis y Cáñamo Industrial, que deberá ser tratada (de nuevo) en 2022.
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La ley prevé la producción industrial de cannabis de grado farmacéutico, un segmento con altos costos en dólares, un umbral difícil de trepar para nuestros pequeñísimos productores argentinos.
Por caso, la ley apunta a los mercados internacionales, porque los salarios de las empresas exportadoras son mejores. Sin embargo, el desarrollo de una industria nueva (y, más aún, penetrar mercados internacionales sobrepoblados), toma tiempo.
Mientras tanto, hay un mercado más cercano que podría ofrecer empleo de calidad ahora mismo.
El mercado nacional de cannabis de uso adulto comprende a más de 2 millones de personas, al paso que los clubes de cultivo nacionales acumulan el conocimiento y la experiencia que pueden hacer florecer la industria a un costo menor, con insumos locales, bajo estándares nacionales.
Entretanto, sin regulación del uso adulto responsable este mercado queda vedado. Los números no mienten: el mercado medicinal sigue siendo un 10% de las ventas totales, mientras que el uso adulto representa el 90% restante.
En el corto plazo, sería importante mirar al potencial del mercado interno de cannabis, que representa alrededor de mil millones de USD, una suma equivalente a tres veces el presupuesto del Ministerio de Educación de la Nación. Para tener en cuenta en 2022.
Pablo Redes Vidart, director de comunidades y redes: la lucha trans
El 2021 fue el año de la lucha trans en Argentina.
Por tres motivos: dos positivos y uno amargo.
Por un lado, el Congreso aprobó el cupo laboral para personas travestis, transexuales y transgénero, un eslabón súper importante para construir un Estado que piense en uno de los sectores más vulnerados de la sociedad.
En segundo lugar, el presidente Alberto Fernández ha decretado la adopción del término “X” (enmarcado dentro de acuerdos internacionales) para personas no binarias en el Documento Nacional de Identidad. Así, Argentina se convirtió en el primer país de Latinoamericana en implementar el DNI no binario.
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Por otro lado, hace más de 280 días que la comunidad LGBTIQ+ tiene una ausencia: ¿dónde está Tehuel de la Torre, el joven trans desaparecido? La visibilidad de este caso hizo que cierto sector de la sociedad cis vea que existen otro tipo de historias y fortaleció la lucha por un mundo sin odio hacia personas que sienten, viven y aman como desean.
Ulises Román Rodríguez, redactor: la vuelta de los abrazos
Si hay algo que me marcó en este año fue la vuelta de los abrazos. Desde el 20 de marzo de 2020 hasta casi mediados de 2021, cuando la vacuna entró en mi cuerpo y me fortaleció anímicamente, me animé a dar abrazos nuevamente. Siempre respetando la decisión de las demás personas y preguntando, la mayoría de las veces, si la podía abrazar.
Con ese abrazo, corazón con corazón, celebrar la oportunidad de volver a reunirse con la gente querida, verse las caras, poner la oreja, brindar, fumar, comer, compartir el tiempo que la pandemia nos intentó arrebatar. No sabía que un abrazo tenía tanto valor y no quiero dejar de abrazar a las personas que más quiero. Por nada del mundo.
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