Gustavo Petro Insta a América Latina a Dejar de Repetir el Discurso Fracasado de la Guerra Contra las Drogas

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, propuso una alianza entre los países latinoamericanos para adoptar una posición conjunta y replantear sus políticas antidrogas, ante el fracaso de la estrategia de represión violenta impulsada en las últimas décadas. La declaración fue hecha durante la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas “Para la vida, la paz y desarrollo”, celebrada en la ciudad de Santiago de Cali, Colombia, entre el 7 y el 9 de septiembre.

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“Es el momento de reconstruir la ilusión, la esperanza y no repitiendo guerritas y guerras tan sanguinarias y feroces, tan equivocadas como la mal llamada ‘guerra contra las drogas’, mirando las drogas como un problema militar y no como un problema de salud de la sociedad”, dijo Petro.

A la conferencia asistieron ministros de Asuntos Exteriores y funcionarios de alto rango de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

En una declaración conjunta, los países participantes en la conferencia se comprometieron a dar prioridad a políticas de reducción de la demanda de drogas que incluyan como elementos esenciales la inclusión social, la educación a todos los niveles y la promoción de la salud.

“Lo que yo propongo es tener una voz diferente y unificada que defienda nuestra sociedad, nuestro futuro y nuestra historia y dejar de repetir un discurso fallido que ya fracasó”, instó el presidente colombiano, enfatizando que la guerra contra las drogas ha causado un genocidio en América Latina.

Petro explicó que la forma correcta de abordar el problema no es combatir la oferta, sino reducir la demanda. “Cada dólar que se invierte en recortar la demanda, ayuda a las familias a que no se produzca la adicción. Cada dólar que vaya a los hospitales públicos, médicos, salud mental, psicólogxs, jardines infantiles, a crear amor, ayuda a reducir la demanda por drogas”.

Sin embargo, cada dólar dedicado a reducir la oferta aumenta el precio, señaló el presidente colombiano: “Si los precios suben, los traficantes de drogas tienen más dinero para comprar fusiles, vehículos blindados, misiles, políticos, senadores, generales, jueces y presidentes”, denunció.

Por otra parte, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que al igual que su homólogo colombiano ha presenciado cómo la prohibición de las drogas solo ha traído sufrimiento y derramamiento de sangre en su país, estuvo de acuerdo en cambiar el paradigma de prohibición. “Lo fundamental para enfrentar el flagelo de la drogadicción y violencia es atender las causas con un nuevo criterio y no pensar solo en medidas coercitivas”, afirmó.

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López Obrador ya había mencionado, en una conferencia de prensa el año pasado, que su gobierno estaba considerando la posibilidad de permitir el uso de “drogas suaves” y analizando la legalización de la marihuana. Sin embargo, aparte de las acusaciones de abuso de poder para obtener licencias de cannabis contra el expresidente Vicente Fox y la controversia sobre la política de cannabis de la NBA, el presidente mexicano nunca volvió a tocar el tema.

El documento final de Santiago de Cali fue adoptado por los países participantes como una guía declarativa y servirá como referencia en otros foros e instancias internacionales. En el mismo, las naciones latinoamericanas consideran que “las plantas de uso ancestral requieren su revalorización para usos tradicionales, médicos, industriales y científicos, con vistas a mejorar la coherencia y efectiva implementación del sistema de tratados con respecto al control de plantas y sus productos transformados”.

Una de las pruebas más contundentes de que la política de prohibición ha fracasado en la contención del comercio y el uso de sustancias ilegales es la producción récord de cocaína en Colombia. El último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) sobre el monitoreo de las zonas colombianas con cultivos de coca revela que, por segundo año consecutivo, el cultivo de la planta alcanzó un máximo histórico en el país, con 230,000 hectáreas plantadas en 2022.

La producción potencial de cocaína en Colombia también aumentó un 24% el año pasado, alcanzando aproximadamente 1,740 toneladas, según el documento.

El presidente de Colombia ha abogado por un cambio en la política desde el lanzamiento de su plan de gobierno, donde prometió implementar “un proceso pacífico de desmantelamiento del crimen organizado” a través del diálogo, cambiar el paradigma de la guerra contra las drogas por el de la regulación y una reparación integral a las víctimas del prohibicionismo.

En su primer discurso en la ONU en septiembre del año pasado, Petro denunció el fracaso de la llamada guerra contra las drogas, destacando que si el paradigma de la prohibición no se corrige, Estados Unidos verá cómo millones de jóvenes mueren de sobredosis debido al fentanilo.

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“Veremos a millones de afroamericanxs siendo encarcelados en prisiones privadas. El encarcelamiento de afroamericanos se convertirá en un negocio para las empresas penitenciarias, y un millón más de latinoamericanxs serán asesinados”. El presidente también llamó a toda América Latina a “poner fin a la guerra contra las drogas y permitir que nuestro pueblo viva en paz”.

En la conferencia de Cali, el gobierno colombiano también presentó la nueva política de drogas del país, elaborada por el Ministro de Justicia Néstor Osuna, basada en la utopía de que manteniendo la cocaína prohibida se reducirá su producción.

Según el gobierno, esta política permitirá que aproximadamente 50,000 familias, de las casi 115,000 que actualmente dependen del cultivo de coca para sobrevivir, hagan la transición a actividades económicas legales, además de reducir la deforestación y la contaminación asociadas con la producción de cocaína.

“Colombia busca cambiar hacia un paradigma centrado en la vida y el medio ambiente, priorizando la salud y el bienestar sin dejar de combatir el crimen. Esto se logrará proporcionando apoyo a los pequeñxs cultivadores y asfixiando a lxs narcotraficantes”, señaló un comunicado del Ministerio de Justicia colombiano.

El país dará el primer paso efectivo para debilitar el mercado ilícito de drogas cuando el proyecto de legalización de la marihuana de uso adulto sea finalmente aprobado por lxs legisladores y sancionado como ley.

La propuesta que regula el uso social del cannabis en Colombia llegó a la etapa final de un proceso de dos años, obteniendo la aprobación de ambas cámaras del Congreso, pero no alcanzó el número de votos necesarios en el último debate y fue rechazada por el Senado en junio.

“Permitir que una sustancia que es legal esté en manos de mafiosos y traficantes es perjudicial para los niños y niñas de Colombia y para la democracia del país”, dijo a la prensa el legislador Juan Carlos Losada, uno de los autores del proyecto.

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La legislación fue reintroducida y obtuvo la aprobación en el primer debate en la Cámara de Representantes a principios de este mes. Ahora, solo queda esperar que los senadores hayan aprendido algo del nuevo discurso del presidente y no repitan los errores del pasado.

Vía Smoke Buddies, traducido por El Planteo

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