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Javier Malosetti: ‘El Mundo, Salvo la Música, los Amigues, el Amor, la Comida, los Viajes y el Porro, es un Verdadero Asco’

Por Lola Sasturain

Javier Malosetti: 'El Mundo, Salvo la Música, los Amigues, el Amor, la Comida, los Viajes y el Porro, es un Verdadero Asco'

✍ 10 October, 2021 - 16:20

Todos saben quién es Javier Malosetti. Uno de los grandes bajistas argentinos sin discusión. Alguien prestigioso y querido en partes iguales, reconocido tanto por su labor en el jazz como en el rock. Un músico que, en más de tres décadas de carrera, tocó con Spinetta, Pappo, León Gieco, Lito Vitale y Divididos entre otros, así como con importantes nombres jazzeros internacionales como Jim Hall y Herb Ellis.

Malosetti también es muy reconocido por su extensa carrera solista. Y por nunca parar de tocar. Al momento de esta entrevista, recién acababa de presentarse en Cañada de Gómez, Santa Fe, y en la Ciudad de Córdoba junto a Javier Malosetti & la Colonia, su flamante banda

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Pero hay cosas sobre Malosetti que no son tan vox populi: por ejemplo, cómo es la sinergia creativa con su grupo actual. O qué piensa de la música de hoy en día. O que toca en un hit de Nathy Peluso. O que es fanático del cannabis.

Malosetti sobre tener una banda

“Yo juego a la banda porque nunca tuve una. Siempre acompañé solistas hasta que en un momento ese fui yo”, cuenta el bajista. “Nunca tuve la experiencia de los cuatro pibes que se conocen de chicos y la llevan adelante. Yo vengo del jazz, mi papá era músico de jazz y eso es más del rock, del sonido que provocan esos cuatro o cinco componentes”.

Este grupo hoy se constituye por Milton Amadeo en teclados y voces, y las nuevas incorporaciones: Tomi Luján, en batería -“de 26 años, un verdadero prodigio”, dice Malosetti orgulloso- y Sebastián Lans, guitarrista de la banda Huevo.

javier malosetti
Foto: Fer Quiroz

El álbum de Javier Malosetti & la Colonia puede ser considerado un disco de jazz, pero para nada es un disco de jazz típico. Tiene blues, funk, un espíritu rockero y un sonido actual. “Es bastante eléctrico y tiene una premisa sonora más enérgica y una producción discográfica mayor: los discos de jazz se suelen grabar en un día”, explica el compositor. “Nosotros lo grabamos en un año y medio”.

Como todo lo que compone Malosetti, en este álbum hay mucho virtuosismo y obsesión pero también suciedad. El aporte de los músicos, todos de generaciones más jóvenes, es lo que termina de cerrar el sonido y el mood. “Yo compongo algo que puede tener elementos de distintos mundos, pero termina de vestirse cuando se lo paso a los músicos y ellos ensamblan sus partes siendo como son, músicos muy jóvenes y con una impronta nueva. Entonces el tema termina sonando parecido a como me imaginaba pero sólo parecido”, dice Malosetti, celebrando el trabajo colectivo. 

Malosetti sobre el ser jazzero hoy

Este crossover generacional resuena con el público que, históricamente, escucha la música de Malosetti. Heterogéneo y de diferentes edades y palos. Entonces, este permanente ida y vuelta se hace necesario: “A veces el jazz es un poco abrumador: muy largo, con muchas cosas de mucha intensidad a la vez. Y vos decís tirame alguna con la que me pueda ir a mi casa porque de todo esto no me llevo nada’. Entonces buscamos un punto intermedio entre la voracidad del público que le copa eso y el público al que le importa que camine, que tenga marcha, que sea un manto groovero”, explica.

Entre su público hay jazzeros puros, nerds, rockeros… “Aficionades a los instrumentos y a tocar y a estudiar, pero que disfrutan de la música popular y de las tendencias”, aproxima con bastante precisión. “Los caminos de la música se abren más rápido que cualquier otro camino. El jazz es una música que incluye, que acepta los lenguajes de otras culturas”. 

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Eso es lo que le gusta del jazz: su cualidad de universal. “Me puedo ir a tocar a Singapur y a la noche vamos a un boliche de jazz y nos tocamos un blues con esos músicos. Y vamos a compartir algo que va a ser único, porque después nos vamos a sentar en una mesa y no nos vamos a poder decir nada, nos vamos a quedar mirando como dos tarados”, se ríe.

Malosetti sobre la música urbana

En el abultadísimo currículum de Malosetti hay un nombre que llama la atención por lo distinto: Nathy Peluso. La alianza surgió porque Javier es muy amigo de su productor, Rafa Arcaute, junto a quien trabajó en la última banda que compartió con Luis Alberto Spinetta. Y Nathy Peluso es muy fanática de Spinetta. 

“Con ese tema yo no fui el que dio el gran paso, fue ella. Ella salió de lo suyo para ir a una cosa más jazzera”, dice Malosetti sobre la canción “Buenos Aires”, un éxito del 2020 en un registro mucho más soulero al que la cantante nos tiene acostumbradxs. 

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Según rememora el bajista, toda la producción de la canción fue organizada en torno a la figura de Luis Alberto Spinetta. Se grabó en el estudio histórico del rockero, La Diosa Salvaje, tocó la banda completa y lo grabó Mariano López, el técnico original. “De esa producción recuerdo eso, mucha emoción de volver a grabar ahí, de reencontrarme con los músicos y mucho orgullo de que al tema le fue re bien”, señala Malosetti.

Ella es una artista bastante ecléctica, no es como otrxs artistas de trap, ella se canta un tema de salsa, un funky, su franja estilística es amplia”, dice sobre Peluso. 

Que haya colaborado con Peluso llama la atención porque, a priori, la música de Malosetti pareciera estar en las antípodas de la escena urbana. ¿Qué opina, entonces, sobre el trap?

Javier Malosetti
Foto: Alejandro Plá

“Comparto todo con la monada”, dice. “La ideología, la dirección del mensaje, me gusta cómo piensan, cómo arrancan, para dónde van, que no se dejen engañar, son una juventud muy poco ilusa al lado de la nuestra. Comparto todo menos la música: con la música no logro engancharme. A mí me gustan cosas que la música moderna no tiene: arreglos de voces, armonías, solos, arreglos. Me quedo corto con alguien cantando arriba de una pista”.

Evidentemente, y no es de extrañar, Malosetti no es una persona de beats. “Es una decisión artística minorizar el groove que va a servir de colchón para la batida. Después ves a muchos de estos artistas con un arreglador y te cierra la boca, los ves en vivo rapeando sobre algo monumental, pero la tendencia de que sea el mouse el instrumento que se va a tocar a mí no me engancha”. 

Y se ríe: “Yo escucho solamente gente muerta, como el de Sexto Sentido. Y gente que se murió hace rato”.

Javier Malosetti no tiene ningún problema en asumirlo: no está en la onda. De artistas más actuales -aunque aclara “no sé si estoy demasiado aggiornado”-  le gusta, o al menos le interesa, el palo más groovero: Thundercat, Louis Cole, Vulfpeck. “Me gusta mucho cómo tocan, me gusta que haya gente recuperando esas maneras de tocar, tal vez más que la composición”, sigue. “Son lenguajes que tal vez no son novedosos, pero sí son novedosos tomados desde esa óptica”. 

Malosetti sobre el cannabis

“Está conmigo quien yo llamo el mismísimo Sheriff, Fernando Saicha, quien llevó el porro del Estado uruguayo por un par de años”. Saicha, argentino, amigo cercano de Malosetti, fue acreedor de una de las primeras licencias para cultivar marihuana legal en Uruguay. 

Fernando saluda desde la puerta y Malosetti festeja: “¡Está acá por fumarse uno conmigo, con una remera de Crimson! ¿Ves que somos viejos?”.

Javier cuenta que dejó el cigarrillo hace 30 años, cuando decidieron que querían ser xadres y estaban con su ex pareja en la espera de su hijo Julián. “Dejé el tabaco, que era un gran problema, y la cocaína, de la que nunca me enganché tanto pero igual estaba ahí tirando mala onda”, recuerda. “Un buen día entendimos que ninguna de esas dos cosas tienen que estar en la casa donde va a haber un bebito”. Desde ese momento, el cannabis se convirtió en un aliado inseparable.

Nunca fue de engancharse problemáticamente con los vicios y, de hecho, reconoce que desde hace varios meses no prueba una gota de alcohol. Está siguiendo la dieta cetogénica, la que solo permite grasas, proteínas y vegetales y recorta todo tipo de carbohidratos para controlar los azúcares: “No me permite nada, ni harinas, ni dulces ni alcohol”, lamenta. “Entonces he abrazado el cannabis con gran pasión, con una pasión que no sentía desde la adolescencia”.

“Así que como carne todos los días y fumo a diario. Y, últimamente, incluso, un poco más”, ríe el bajista. “Si me han cortado todo, si hasta tengo que fumar porro sin dulces… ¡ojo! Entonces, el momento en el que pinta el bajón es momento de otra pipa”.

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“La marihuana es una compañera inseparable”, dice. Esto empieza por las mañanas: le gusta fumar antes de entrenar. “Nada aeróbico por supuesto, pero sí… el tipo que se fuma una pipa para entrenar… that’s me!”, bromea. Se nota que a Javier Malosetti le divierte hablar de porro. Y cuenta que solía cultivar pero que dejó de hacerlo cuando abandonó el conurbano para instalarse en CABA. 

Foto: Julieta Hernández

¿Usa la marihuana creativamente? La respuesta es categórica: “La uso para todo. Ya estoy acostumbrado a ver la vida a través de ese cristal y no quiero verla de otro modo. Me predispone de una muy buena manera”. Y profundiza: “Está estrechamente ligado no solamente al momento de la creatividad y de la composición, sino también al trabajo, a los momentos que me exigen mayor concentración y, obviamente, a los placeres: ver buen cine o estar con la gente que uno quiere… en mi vida no está ligado solamente al ámbito del arte. Y lo digo ante el riesgo de quedar como un fumón, pero el mundo -salvo cinco o seis cosas como la música, los amigues, el amor, la comida, los viajes y el porro- es un verdadero asco. Entonces, ¿cómo no vamos a abrazar a esas cosas?”.

Pero Malosetti celebra el potencial adictivo leve y los pocos perjuicios que ocasiona para la salud. Disfruta del acto de fumar, aunque tampoco es que fuma grandes cantidades, sino que algunas secas bien colocadas lo van acompañando a lo largo de su día.

El músico asegura que a sus 56 años le parece maravilloso ver varios adelantos políticos con respecto al cannabis. “En este gobierno, las cosas buenas que se hacen, los logros, se anuncian poco”, lamenta, refiriéndose a avances como la Ley de Cannabis Medicinal o la creación de REPROCANN. 

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“La gente no se da cuenta sola, nosotros tenemos que ser los cartelones, así que digámoslo: ha avanzado mucho el país, en materia de libertades con respecto al cannabis, poder cultivar y fumar, tanto sea en usos recreativos como de salud. Y hay que aprovecharlo antes de que llegue de vuelta un momento de mucha intolerancia generalizada con el tema. Así que todo lo que podamos lograr es ahora”.

Mientras tanto, Javier Malosetti & la Colonia sigue llevando su jazz rockeado por el país: el 10 de octubre se presentarán en El Chaltén, Santa Cruz, el 14 y el 28 del mismo harán doblete en El Emergente porteño y concluirán el mes de shows con una fecha el 29 en La Plata.

Foto de portada: Julieta Hernández

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ACERCA DEL AUTOR

Entrevistadora y editora en El Planteo, Lola Sasturain es periodista cultural, DJ y guionista.

Puedes encontrar sus notas en Página/12, VICE y, por supuesto, en El Planteo.

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