M1seria: ‘Tengo un Público Bien Loco, Pero Consciente’

Manu presionaba con fuerza los crayones contra las paredes de su propio cuarto. Una línea por acá, un garabato por allá. Aquellas rayas se convirtieron en un lienzo hogareño e involuntario y su mamá nunca quiso frenarle esa voluntad de expresión. Tenía 5 años y hacía, digamos, lo que se le cantaba. Esas cuatro paredes daban fe de su libertad.

“Por desgracia nos entraron a robar”, frena en seco Manu, cuyo alias en las redes resuena como M1seria. “Casi nos matan a todos y, por eso, nos mudamos a un departamento”. M1seria todavía no era M1seria pero el dibujo ya había calado en lo más profundo de su ser.

En la actualidad, M1seria le sigue metiendo a los dibujitos encarnando una tira diaria psicodélica, deforme y cítrica. “Juego a la catarsis en bolas”, dice. “A veces las saco en un minuto y a veces las tengo ahí, en la puerta, latentes, durante una semana o un mes”.

M1seria: chistes para fumones y sátira pop

Lo suyo es, en términos formales, un humor 420 que comprime cierto pavor psicológico y se hace grande en lo no-dicho de las relaciones. “Me gusta mucho lo medioambiental, pero siento que ahora estoy muy con la actualidad. Nunca son suficientes las vueltas de tuerca”, asegura.

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Sus últimos dibujos: una conversación entre Dylan (el perro del expresidente Alberto Fernández) y uno de los canes del presidente Javier Milei, una escena dantesca con “influencers porteños” (cryptobros y chantapufis de las finanzas, bah) y un ida y vuelta de “chavistas” fanáticos del Chavo.

A la sazón, sus chistes, que se tensan entre temas noticiosos y piruetas de la cultura pop, aportan más valor semiótico que mil conversatorios de egresados de sociología y con cada chiche, con cada remezcla, con cada intertextualidad, contribuye a la construcción de una síntesis coyuntural más precisa. Todo el poder a la comedia.

Pikachu, plantas y memes

Por estos días, en sus redes junta casi 80.000 seguidores y hasta publicó su propio libro. Pero hubo un primer chiste que llamó la atención: “Creo que era el de un Pikachu que decía ‘¿por qué no me agarrás estas pokebolas?’ y se agarraba los huevos”, recuerda. “Al toque tuvo como 200 likes”.

Algunos datos entre los pocos que hay. M1seria, que no muestra su rostro, nació en Monte Grande, en la zona sur del Gran Buenos Aires, se mudó a Capital Federal (“Ya me aporteñé”) y vivió un año en España. Terminó la escuela a los 21 años, empezó a estudiar biología en la Universidad de Buenos Aires (“Y dejé”), vive con su gata gris, mide lo mismo que Diego Armando Maradona (1,65 m) y se considera “mega naturalista”. ¿Cómo es eso? “Cultivo plantas nativas hace muchos años. Tengo un acuario nativo en una pecera”.

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Y entre sus influencias, M1seria destaca los videos de Joe Cappa y los cómics del chileno Volao me dan risa. “Me gustan mucho ambos y, por supuesto, lo que yo hago me encanta”.

Humor gráfico en la era digital

Esta nueva forma de comunicación, anclada en  lo que sube a diario en su Instagram, se yergue como un meme crítico y condensa un poder viral que suele expresar algún malestar, viejos temores y nuevas racionalidades. “Lo lindo y lo estresante de subir material es no saber cuál se va pegar. Igual, a veces sí noto que alguno es una bomba y me tropiezo yendo a dibujarlo”.

Gracias a la popularidad de sus ilustraciones, M1seria logró convertir su yeite en su oficio y, asegura, “esto pasa desde hace unos meses, vivo con lo justo, pero no le chupo el ano a nadie y me pone feliz”.

Mientras tanto, agenda eventos aquí y allá (un festival de memes en Rosario, una muestra sobre dibujos, alguna expo) y hasta planea sacar un nuevo libro durante el próximo año. “Con el primero me fue bien. Hice una tirada bastante grande y ya está disponible en varias librerías del AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires)”, señala.

Culto al absurdo

Sus chistes, material de consumo cotidiano de un tendal de cybernavegantes, fumetas, trasnochados y chiflados varios, se convirtieron en objeto de culto y adoración, en un norte de práctica ideológica (que no es lo mismo que ideología). “La verdad es que tengo un público bien loco, pero consciente”, cierra.

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Su sustrato es lo bizarro, lo absurdo, lo vergonzoso y lo irónico. Por eso, cuando M1seria sube material, a sus seguidores se les dibuja una sonrisa entre cínica y socarrona. Vean este carrusel y mírense al espejo. Hay algo de surrealismo en toda esta vuelta carnero.

 

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