Teoría de la Motivación Humana
Hay una fuerza interna que nos permite movernos y actuar hacia lo que nos interesa, a perseguir nuestros sueños, a emprender nuevos proyectos, a desafiarnos día a día. Pero como todo en la vida, existe una contrafuerza que nos limita y que no nos deja ir en busca de nuestros objetivos.
Algunas personas pueden literalmente conquistar el mundo, mientras que otras no pueden levantarse de la cama por la mañana. La motivación es la fuerza interna que nos mueve a iniciar, continuar y terminar un determinado movimiento dirigido a un objetivo. Según Wikipedia, “a menudo se sostiene que los diferentes estados mentales compiten entre sí y que solo el estado más fuerte determina el comportamiento”. Dice que si bien hay varios de esos estados mentales, como las creencias sobre lo que se debe hacer o las intenciones, es el deseo el estado mental paradigmático que proporciona mayor motivación.
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El deseo es parte fundamental en nuestra vida; gracias a él nos alimentamos, descansamos, buscamos refugio para sobrevivir, empleo, relaciones sociales e íntimas y nos reproducimos para que la especie continúe. Probablemente el deseo (consciente o inconsciente) sea la causa de toda experimentación y de la vida humana misma. Hace diez mil años el ser humano merodeaba por el mundo en busca de alimento y refugio, siendo una especie más en el planeta tierra, pero la motivación y el deseo de cubrir las necesidades básicas nos permitió conquistar el mundo. Tal es el progreso que hoy en día todas las necesidades básicas están cubiertas literalmente a un click de distancia. Gracias a la tecnología podemos pedir a domicilio cualquier producto, estudiar y trabajar online. A pesar de todo esto, el ser humano parece no estar satisfecho.
En 1943, Abraham Maslow, psicólogo estadounidense, publicó la famosa obra “Teoría sobre la motivación humana” en la que describe de una manera precisa y sencilla las motivaciones humanas a partir de jerarquizar nuestras necesidades. La Pirámide de Maslow (imágen) grafica y resume su paper y muestra cómo conforme se satisfacen las necesidades más básicas (representadas en la parte inferior de la pirámide), los seres humanos deben desarrollar necesidades y deseos más elevados (hacia la parte superior de la pirámide).
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Las necesidades, ordenadas de manera creciente de satisfacción son:
- Necesidades fisiológicas: incluye las necesidades fundamentales de alimento, agua, descanso y refugio para sobrevivir.
- Necesidades de seguridad y protección: estas pueden variar según la época, hoy están representadas por la seguridad física, familiar, moral, salud, empleo y recursos económicos.
- Necesidades de amor: incluye el afecto y pertenencia en amistades y relaciones íntimas.
- Necesidades de autoestima: deseo de una estable, firme y generalmente alta evaluación de sí mismos, de respeto propio y de los demás. Esta satisfacción conduce a sentimientos de confianza en uno mismo, valor, fuerza, capacidad y adecuación de ser útiles y necesarios en el mundo.
- Necesidades de autorrealización: el deseo de actualizarse potencialmente. Esta tendencia podría ser expresada como el deseo de llegar a ser más y más lo que uno es, de convertirse en todo lo que uno es capaz de llegar a ser.
Esta pirámide resulta un mapa excelente para saber en qué escalón se encuentra cada uno y hacia dónde hay que avanzar. El problema es que en la actualidad, esta teoría no es utilizada por las personas como una guía para el crecimiento personal, sino que es dictada en las carreras de administración, marketing y publicidad con la intención de entender cuáles son las motivaciones del consumidor para poder vender más productos y servicios. Como consumidores, nos hemos estancado en la parte inferior de la pirámide, incrementando y disfrutando la satisfacción de las necesidades fisiológicas y de seguridad en vez de avanzar hacia las necesidades psicológicas de amor, estima y autorrealización. La situación actual se ha convertido en una carrera sin fin en la que los lujos y los excesos a los que hoy aspiramos para satisfacer los deseos se convierten en necesidades básicas que generan nuevas obligaciones. Estas obligaciones crean nuevos deseos y la rueda sigue girando.
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A pesar del panorama que transita la sociedad desde hace algunos años, Maslow defendió con fe que conforme se satisfacen las necesidades más básicas, los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados. Dijo que la motivación es lo que nos mueve hacia adelante, hacia la búsqueda de algo más, a lo que él llama autorrealización. Acerca de este término, la autorrealización, muy utilizado en la metafísica como la finalidad humana, él expuso que “incluso si todas estas necesidades (anteriores a la autorrealización) están satisfechas, a menudo podemos, si no siempre, esperar que pronto se desarrolle un nuevo descontento e inquietud, a menos que el individuo esté haciendo aquello para lo que está capacitado. Un músico debe hacer música, un artista debe pintar, un poeta debe escribir si finalmente quiere ser feliz. Lo que un hombre (o mujer) puede ser, debe serlo. A esta necesidad la podemos llamar autorrealización”.
Con estas palabras, Abraham Maslow nos deja una advertencia para la posteridad: siempre estaremos insatisfechos si no emprendemos la búsqueda de algo superior, vagando como fantasmas hambrientos detrás del placer ilusorio de los infinitos deseos de la mente, y que la única manera de sentirnos llenos y felices es con la búsqueda de nuestro propósito.
Vía LinkedIn.
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