¿Cómo es por Dentro el Invernáculo con 400 Plantas de Marihuana Cultivadas por Pampa Hemp y el INTA?
En el mundo agropecuario, el INTA de Pergamino es conocido como la “catedral” de la agricultura argentina.
En ese campo, poblado de árboles centenarios, con calles, laboratorios, oficinas, viviendas, huertas y hasta un jardín de infantes, funciona Pampa Hemp: el primer emprendimiento público-privado de la Argentina en poner en marcha un cultivo de cannabis con fines productivos y de investigación científica y médica.
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Para llegar a esa estación experimental, fundada en 1912, hay que recorrer unos 220 kilómetros, por las rutas 8 y 9, desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“Cuando estés en la entrada avísame y te indico el camino hasta el invernáculo”, dice Sebastian Tedesco, el co-fundador de Pampa Hemp junto a Pablo Fazio.
El invernáculo es uno de los tantos de ese predio de 748 hectáreas, pero tiene una particularidad: es el único que perfuma los alrededores con la fragancia del cannabis que sale al exterior por los extractores de aire.
Con un cartel de Pampa Hemp en la entrada, Tedesco abre la puerta a un espacio con una cantidad de plantas de marihuana que no es usual ver -aún- en estas tierras.
Cualquiera podría pensar que la temperatura dentro de ese espacio, en una mañana de enero ardiente, es lo más parecido al infierno, pero todo está termo regulado para el bienestar de las plantas.
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Tampoco quiere decir que no haga calor. Sin embargo, con días de 40 grados al exterior, es mejor estar en un invernáculo con mangueras que van rociando el piso para mantener la estabilidad térmica.
El invernáculo cuenta con bioseguridad de alta tecnología totalmente automatizado, con su propio sensor, con cortinas y con paneles evaporativos.
La gran apuesta
Además de Tedesco, la otra persona del equipo trabajando dentro del invernáculo es la ingeniera agrónoma Natalia Prece, coordinadora del proyecto.
La primera pregunta que cualquiera se haría es ¿cuántas plantas hay acá?
“En este momento tenemos cerca de 400 plantas, es un poco más del 50% de la capacidad del invernáculo”, dice la ingeniera a El Planteo con guantes, barbijo y un mate que la espera en su mesa de trabajo a pesar del calor.
Las semillas fueron importadas de Colorado, Estados Unidos. “Son unas híbridas con alto contenido de CBD, en relación al THC que no supera el 0,4%”, aclara Sebastián Tedesco a El Planteo para que nadie se relama los bigotes.
Autoflorecientes
La genética que utiliza Pampa Hemp son autoflorecientes que, a diferencia de otras variedades, tienen la característica de ser insensibles al fotoperíodo.
La floración no se dispara por un cambio en la cantidad de horas de luz que recibe, como si fuera un cambio de estación, sino que a un determinado momento, como un reloj biológico que tiene la planta.
Entonces son -en general- plantas de ciclo corto que -dependiendo la variedad- necesitan 90 días entre germinación y cosecha.
“Eso nos permite tener plantas en diferentes estadíos de crecimiento con el mismo régimen de luz en el mismo lugar, así podemos tener planta de floración en el mismo lugar que tenemos plantas de crecimiento vegetativo y no nos complicamos con la luz”, describe Tedesco.
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Las autoflorecientes son un desarrollo que no tiene más de una década y que ha avanzado mucho en los últimos años.
“Las primeras variedades de autofloreciente eran plantas muy pocos rendidoras, con problemas, con déficit pero muy atractivas para cultivadores novatos porque como no tenés que controlar la luz crecen rápido y son ideales para un indoor”, explica Tedesco que hace más de 25 años que cultiva cannabis.
Con un trabajo bien hecho, las autoflorecientes pueden generar oportunidades y ventajas en términos productivos.
“Como nosotros somos un proyecto de investigación, además de un proyecto productivo, decidimos que este era un desafío que no se está haciendo en muchos lugares en el mundo y nos animamos a encararlo”, cuenta Sebastián Tedesco.
La génesis
En esta parte del mundo, muchos de los grandes proyectos nacen con un porro y un buen asado regado con un Malbec. Pampa Hemp no es la excepción.
En el 2017, cuando salió la Ley 27.350, el politólogo y emprendedor Pablo Fazio junto al diseñador industrial, artista e investigador (IIAC-UNTREF) Sebastián Tedesco fantasearon con la idea de cultivar cannabis.
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Empezaron reuniéndose con gente del Ministerio de Salud “para ver quién nos podía informar sobre cómo podíamos tener un proyecto dentro del marco de esa ley que está pensada principalmente para proyectos de investigación de los usos medicinales del cannabis”, cuenta Tedesco.
Así se enteraron de que, como privados, no podían hacerlo solos, sino que tenían que hacerlo con alguna institución pública.
“Solamente el INTA y el CONICET son los habilitados, así que fuimos a ver al INTA en Lobos, una oficina pequeña, y ahí nos dijeron que teníamos que venir a Pergamino que era la central de la zona”, detalla.
Así lograron un convenio de vinculación tecnológica. El INTA es un proveedor de servicios que alquila el invernadero, presta servicios profesionales y de laboratorio con actividades que son de interés para la institución.
“Al INTA le interesa el proyecto para formar recursos, capacitar gente con conocimientos en el cultivo de cannabis”, dice el emprendedor.
Primera cosecha
A esta altura, Pampa Hemp ya ha realizado dos cosechas aunque todo continúa dentro del período de investigación.
“La primera cosecha fue bastante magra, están buenas las flores pero el rendimiento en cantidad fue muy inferior a la segunda cosecha”, cuenta Tedesco.
—¿Qué valor -además del simbólico- tuvo esa primera cosecha?
—Fue muy importante porque cumplimos un ciclo completo de la planta y marcó el inicio de otra etapa del proyecto que tiene que ver no solamente con el secado, el curado y toda esa parte, sino también qué hacer con ese material.
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Pampa Hemp ha constituido un acuerdo con la empresa Natufarma que se dedica a la elaboración de extractos y aceites esenciales y fabricación de medicamentos.
“Ahora empezamos a trabajar concretamente porque ellos ya tienen el material para empezar a hacer pruebas de extracción con etanol y ver cosas en relación a ese proceso”, asegura Sebastián Tedesco.
Hola, futuro
La industria del cannabis y su potencial de negocios hace pensar en la posibilidad de convertir esa materia prima en productos de exportación.
Según Tedesco “exportar flores secas es lo más fácil, porque secamos y ya podemos exportar esa bolsa pero no es lo que nos interesa que suceda”.
Pampa Hemp apunta a un “mayor valor agregado” para “vender mermelada y no fruta”.
—¿Cuáles serían los objetivos a cumplir en este 2022?
—Primero terminar de conocer el invernadero en invierno, ahí vamos a tener nuevos desafíos en relación al manejo de la luz y el frío y, por otro lado, el tema relacionado a certificaciones que es algo que viene atado a eso de estabilizar un poco el modelo productivo y empezar a dar los primeros pasos con respecto al tema de escalar esto.
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El equipo de Pampa Hemp sabe que hay un largo camino por recorrer. La planta de cannabis es un universo de infinitas posibilidades y cada día es un aprendizaje que quedará para las futuras generaciones.
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