Carta Abierta del CEO de Playboy a Favor de una Ley Federal de Marihuana
Por Ben Kohn, CEO de Playboy Enterprises.
“Sigan luchando”.
Esas fueron las palabras de un lector de Playboy en 1969, indignado por el caso de un hombre de Texas que fue condenado a 50 años de prisión por vender una bolsa de marihuana a 5 dólares. Más tarde, ese mismo año, otro lector reveló que había sido arrestado por 0,87 miligramos (alrededor de “cuatro semillas y 15 granos de hoja”). Mientras tanto, una tercera lectora explicó que su marido se enfrentaba a 10 años de cárcel, después de ser atrapado con el equivalente a un cogollo del tamaño de una moneda de diez centavos.
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Las cartas se iban apilando cuando Hugh Hefner, entonces editor de Playboy, recibió una propuesta de un joven abogado llamado Keith Stroup. Keith era un activista anti-guerra que se había radicalizado por la guerra de Vietnam, y se había mudado a Washington decidido a iniciar el primer grupo de defensa de la marihuana. Necesitaba financiación.
Playboy le hizo un cheque de 5.000 dólares.
Ese cheque sería la base sobre la que se fundaría NORML, la Organización Nacional para la Reforma de las Leyes de la Marihuana: la organización de defensa del cannabis más antigua y más grande del país. En la década del ’70, con el apoyo de Playboy, la organización dirigió con éxito los esfuerzos para despenalizar delitos menores relacionados con la marihuana en 11 estados y reducir considerablemente las penas por cannabis en todos los demás.
Publicidad de 1975 de NORML en la revista Playboy. Caricatura de B. Kliban
Abogar por la despenalización y la legalización de la cannabis fue un acto radical en aquel entonces. En 1970, en medio de lo que se convertiría en la ahora infame guerra contra las drogas del Presidente Richard Nixon, el Congreso aprobó la Ley de Sustancias Controladas. Ésta clasificaba a las drogas en base a su valor medicinal percibido y la amenaza de su uso indebido.
A pesar de las pruebas científicas que demostraban lo contrario, y en oposición al asesoramiento del propio equipo de expertos de Nixon, la marihuana se clasificó en la Lista I. Ésta es la más restrictiva de las cinco categorías, donde también se encuentra la heroína.
Cincuenta años después, la marihuana sigue siendo una sustancia de la Lista I; ilegal a nivel federal, con severas sanciones y restricciones a la investigación, aun cuando los beneficios de la despenalización y la legalización han quedado muy claros.
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Los Estados que han legalizado el uso medicinal y recreativo de la marihuana (33 en total, de los cuales al menos cuatro pondrán la legalización recreativa en la boleta de votación en noviembre) han mostrado ganancias sustanciales en cuanto a ingresos fiscales, creación de empleo y oportunidades de inversión. En Illinois, por ejemplo, el estado aportó 52 millones de dólares en el primer semestre del 2020. El gobernador del estado prometió reinvertir este dinero en las comunidades locales.
Sin embargo, a pesar de los titulares positivos de algunos estados como Colorado y California, las cosas no han cambiado para la mayoría de lxs estadounidenses. Hay quienes pueden aprovechar estos beneficios financieros (los negocios de cannabis se consideran incluso un servicio esencial durante una pandemia). Pero personas en estados vecinos siguen yendo a la cárcel por el mismo producto. Demasiada gente sigue viviendo bajo las mismas leyes desde los 60’s… o peor. Esto incluye requisas, sentencias mínimas obligatorias, y políticas que los llevan a ser el país con mayor población carcelaria del mundo.
Combinados, los estados en el último tiempo gastaron 3,6 mil millones de dólares en hacer cumplir las leyes de posesión. Datos recientes muestran más de 600.000 arrestos relacionados con el cannabis cada año; la mayoría de ellos de personas negras y marrones. A pesar de que tanto estadounidenses negrxs como blancxs consumen cannabis en la misma proporción, un informe de este año de la ACLU encontró que las personas racializadas tienen casi cuatro veces más probabilidades de ser arrestadas por su consumo. No es exagerado decir que ahora sabemos que la penalización de la cannabis es una política profundamente racista.
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Además, en los lugares donde se ha legalizado la marihuana, no ha habido un aumento del consumo de drogas ilícitas ni un incremento de los delitos violentos: dos argumentos que se citan a menudo en su contra. En la actualidad, dos tercios de la población adulta de los Estados Unidos apoyan la legalización del cannabis. Cabe destacar que esto incluye a la mayoría del sector republicano.
Antes de que finalice el año, el Congreso votará la Marijuana Opportunity Reinvestment and Expungement Act, conocida como la Ley MORE. Ésta eliminaría la marihuana de la lista de drogas peligrosas de una vez y para siempre.
Con el apoyo de más de 50 profesionales de los servicios de aplicación de la ley que recientemente enviaron una carta al Congreso, el proyecto de ley pondría efectivamente fin a la guerra contra la marihuana a nivel federal, eliminando las sanciones penales para todo individuo que la fabrique, distribuya o posea. Los estados individuales seguirían teniendo la facultad de legalizar, o no legalizar, el cannabis por su cuenta. Pero ya no estarían en desacuerdo con el gobierno federal sobre cómo hacerlo.
Este es un primer paso necesario y pendiente hace mucho.
MORE tiene el potencial de acelerar la comercialización estado por estado. Para asegurar que esta industria potencialmente multimillonaria incluya a quienes han sido perseguidxs históricamente, debemos aumentar los préstamos para pequeñas empresas a emprendedores negrxs y latinxs que entran en la industria del cannabis.
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Esto podría abrir la investigación federal y universitaria sobre los beneficios farmacéuticos de la planta. Un área particularmente digna de estudio es el valor de la marihuana para nuestra comunidad veterana, específicamente como tratamiento para el PTSD y como una alternativa a los opiáceos.
La ley MORE también crea importantes disposiciones que eliminarían algunos antecedentes penales del cannabis. Además, se crearían programas de reinversión comunitaria (a través de subvenciones) que financiarían la capacitación laboral, la educación, la tutoría de jóvenes y la asistencia jurídica reservada a los individuos más perjudicados por la prohibición del cannabis, que sigue afectando desproporcionadamente a las comunidades de color.
Playboy ha sido un campeón de las libertades civiles desde su creación. Y desde esa primera donación de 5.000 dólares, hemos seguido abogando por leyes de drogas más justas y equitativas. Organizaciones como NORML, el Marijuana Policy Project, el Last Prisoner Project, y el Veterans Cannabis Project, por nombrar algunas, continúan esta lucha para cambiar la política pública y ayudar a las personas injustamente afectadas. Pero necesitan nuestro apoyo colectivo.
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Cualquiera que nos conozca sabe que nunca rehuimos la controversia. Pero la ley de la marihuana ya no debería ser controversial. La sociedad está ahí. Ya es hora de que la ley se ponga al día.
Anímense a contactar a sus representantes para que lleven la Ley MORE a votación… y voten sí.
Sigamos luchando.
Vía Medium, traducido por El Planteo.
Ilustración por Rob Stites.
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