Ningún Tratamiento para la Depresión Funciona: ¿Debo Usar Ketamina?

La depresión es una enfermedad mental que afecta a millones de personas en todo el mundo. A menudo se caracteriza por sentimientos de tristeza, pérdida de interés en las actividades diarias y cambios en el apetito y el sueño. Es importante reconocer los síntomas de la depresión y buscar ayuda profesional si se experimentan estos síntomas durante un período prolongado de tiempo.

Aunque existen muchos tratamientos para la depresión, algunos pacientes no responden a ellos. Sin embargo, en los últimos años, la ketamina, un anestésico empleado frecuentemente en procedimientos médicos y veterinarios, ha sido objeto de un gran interés como una posible opción para la depresión resistente al tratamiento.

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En este artículo, vamos a explorar los síntomas de la depresión, cuándo buscar ayuda y cómo la ketamina puede ayudar a tratar esta enfermedad mental.

¿Cómo sé si tengo depresión?

Es normal sentirse triste o deprimido de vez en cuando, pero si estos sentimientos persisten durante semanas o meses, pueden ser un signo de depresión clínica. A menudo es difícil para las personas que sufren de depresión buscar ayuda, ya que sienten que nadie puede entender lo que están pasando o que se sentirán juzgados por hablar de sus sentimientos.

Sin embargo, es importante recordar que la depresión es una enfermedad real y que es tratable. Buscar ayuda temprana puede marcar una gran diferencia en el éxito del tratamiento.

Los síntomas de la depresión incluyen:

• Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o vacío
• Pérdida del interés o placer en actividades (anhedonia)
• Cambios significativos en el apetito o peso
• Insomnio o exceso de sueño
• Agitación o retraso psicomotor
• Fatiga o pérdida de energía
• Sentimientos inapropiados de inutilidad o culpa
• Dificultades para concentrarse o tomar decisiones
• Pensamientos de muerte o suicidio

Ante la presencia y persistencia de más de uno de estos síntomas, es importante realizar una consulta con un especialista para determinar si se trata efectivamente de un caso de depresión e iniciar el tratamiento correspondiente.

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Existen diferentes tipos de tratamientos para abordar la depresión. Los tratamientos convencionales para tratar este mal abarcan desde la psicoterapia hasta el uso de fármacos antidepresivos.

En lo que respecta a la psicoterapia, existen diferentes modelos orientados al tratamiento y la prevención de la depresión. Cada uno de ellos varía de acuerdo con el modo en que cada escuela u orientación concibe los fenómenos psíquicos en general y, en particular, la naturaleza de la depresión. Es importante tener en cuenta que la elección de un tratamiento psicoterapéutico adecuado para la depresión dependerá en gran medida de las necesidades y preferencias de cada paciente.

Los tratamientos basados en la ingesta de antidepresivos, por su parte, constituyen una de las alternativas más frecuentes para el afrontar la depresión. Estos deben ser prescriptos y supervisados por un profesional de la salud mental. Es importante que este último haga un seguimiento adecuado para determinar si los fármacos antidepresivos recetados son viables para la realización de un tratamiento eficaz, así como para identificar la presencia de efectos secundarios no deseados, entre los que suelen ser frecuentes la presencia de náuseas, dolores de cabeza, molestias gastrointestinales, cansancio o insomnio.

Si bien este tipo de tratamientos cuenta con una enorme evidencia científica que da cuenta de su efectividad, el carácter limitado de los mismos no es un dato menor. En efecto, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), su tasa de remisión puede alcanzar un 30%, lo que significa que un gran número de tratamientos para la depresión basados en la administración de fármacos antidepresivos posee escasos efectos o ninguno.

Las limitaciones de los modelos convencionales de tratamiento para la depresión han incrementado, en los últimos años, el interés científico por desarrollar nuevos modelos de atención con mayor eficacia. La ausencia de respuesta a los tratamientos convencionales suele ser conceptualizada en términos de depresión resistente o refractaria.

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En las últimas décadas, como veremos, diferentes investigaciones se han enfocado en demostrar la eficacia de sustancias alternativas como la ketamina, un analgésico frecuentemente empleado en intervenciones médicas y veterinarias, también utilizado como droga recreativa.

¿Constituye la ketamina una alternativa viable y eficaz contra la depresión resistente? A continuación, analizaremos algunos trabajos que ofrecen evidencia de la eficacia de la ketamina para el tratamiento de la depresión en los casos en que los tratamientos convencionales no dan las respuestas esperadas.

¿Es cierto que el 70% de los pacientes con depresión severa responden bien al tratamiento con ketamina?

La ketamina es un fármaco que se ha utilizado durante décadas como anestésico en la medicina veterinaria y humana. Sin embargo, en los últimos años ha surgido como una potencial opción para la depresión resistente al tratamiento tradicional.

La ketamina funciona mediante la regulación de la señalización de glutamato, un neurotransmisor en el cerebro que se piensa que está implicado en la depresión. En dosis más bajas que las utilizadas para la anestesia, la ketamina puede inducir un estado de ánimo elevado y una sensación de bienestar en cuestión de minutos, lo que ha llevado a su uso en el tratamiento de la depresión.

Aunque se necesita más investigación para entender completamente cómo funciona la ketamina en la depresión y cuáles son sus efectos a largo plazo, los estudios iniciales han encontrado que puede ser eficaz en la reducción de los síntomas depresivos y en la prevención de la recurrencia de la depresión.

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Esto invita a pensar que la ketamina podría ser una alternativa prometedora para tratar aquellos casos de depresión resistente. Existe una serie de estudios aleatorizados que demuestran que entre el 50% y el 70% de los pacientes con depresión resistente responde de forma deseable a la administración de ketamina.

Entre estos trabajos se destaca un conocido estudio elaborado por Murrough y colaboradores publicado en el año 2013. Este trabajo se desarrolló a partir de dos subgrupos de pacientes con depresión resistente, a los cuales se les administró aleatoria y diferencialmente ketamina y midazolam. De acuerdo con los resultados del mismo, la tasa de respuesta del subgrupo al que se le administró la ketamina fue del 64%, mientras que el otro subgrupo, que había recibido midazolam como placebo, mantuvo una tasa de respuesta del 28%.

Otro estudio aleatorizado similar de fecha más reciente, publicado por Tiger y colaboradores en el año 2020, indica que el 70% de los pacientes con depresión severa sometidos a la administración de infusiones de ketamina respondió de forma positiva al tratamiento en cuestión.

De acuerdo con una revisión bibliográfica sistemática y metaanálisis publicado en Journal of Psychiatric Research en 2019 por Caddy y colaboradores, que incluyó 99 estudios clínicos con un total de 2407 pacientes, la ketamina produjo una tasa de respuesta del 67% en pacientes con depresión resistente al tratamiento.

Cabe considerar, asimismo, que existe un consenso por parte de la American Psychiatric Association (APA) respecto a la efectividad de los tratamientos basados en la administración de infusiones de ketamina para los casos de depresión resistente. No obstante, la APA recomienda que los clínicos discutan cuidadosamente los riesgos y beneficios del tratamiento con ketamina con sus pacientes y consideren los posibles efectos secundarios y los problemas de seguridad asociados con su uso.

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Como es posible observar, las cifras arrojadas por las investigaciones en torno a esta cuestión sugieren que la administración de infusiones de ketamina constituye una opción prometedora para tratar aquellos casos en los que los pacientes con depresión severa se resisten a los tratamientos tradicionales.

Sin embargo, es importante resaltar que la ketamina es una droga potente con múltiples posibles efectos colaterales y no resulta adecuada para todos los pacientes. Para que los tratamientos sean seguros, es necesario que estén prescriptos por un profesional de la salud cualificado y que se realicen bajo su seguimiento en contextos hospitalarios que cuenten con la infraestructura necesaria para tal fin. Si estás considerando la ketamina como una opción de tratamiento, es importante hablar con tu médico y explorar todas las opciones disponibles.

Publicación original: junio 2023

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