La Iglesia de la Cienciología, en Contra de la Terapia de Psicodélicos para Veteranos: ¿Qué Hay Detrás de sus Críticas?

• La Cienciología critica terapias psicodélicas para veteranos por “peligrosas y manipuladoras”.
• Ignoran estudios científicos que avalan beneficios en TEPT y depresión.
• Su oposición refleja una doctrina anti-psiquiátrica más que una preocupación real.

En una crítica mordaz disfrazada de preocupación por la salud y el bienestar de los veteranos, la Comisión de Ciudadanos por los Derechos Humanos (CCHR, por sus siglas en inglés) —un grupo de vigilancia fundado por miembros de la Iglesia de la Cienciología, que a veces es descrito como un “grupo fachada” de la iglesia— ha denunciado los esfuerzos federales por legalizar los psicodélicos para veteranos, calificándolos de peligrosos, explotadores y reminiscentes del control mental de la era de la Guerra Fría. (¿Un poco sensacionalista, puede ser?).

Pero mientras el grupo acusa a quienes promueven la medicina psicodélica de revivir “un legado vergonzoso de experimentación no ética”, su retórica plantea otra pregunta: ¿por qué la Iglesia de la Cienciología y su grupo portavoz están en contra de los psicodélicos en primer lugar?

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El artículo de opinión de la CCHR sostiene que la nueva legislación que acelera las terapias con psicodélicos podría “convertir a los veteranos en sujetos de prueba para una bonanza de ganancias proyectada en USD 10 mil millones”. El grupo cita lúgubres anécdotas históricas —como el infame programa MK-Ultra de la CIA y la Operación Delirium en el Arsenal de Edgewood— como prueba de que los psicodélicos y la psiquiatría forman una combinación nefasta.

La publicación ignora por completo el creciente cuerpo de literatura científica que demuestra que, cuando se administran en entornos controlados, psicodélicos como el MDMA y la psilocibina pueden ayudar a ciertas personas a tratar el TEPT, la depresión y los trastornos por uso de sustancias, todos ellos padecimientos que afectan desproporcionadamente a los veteranos. Docenas de estudios revisados por pares, incluidos varios ensayos de fase 3 —que, dicho sea de paso, muestran mejoras significativas y, en algunos casos, que salvan vidas— respaldan estos resultados.

Sin embargo, la CCHR insiste en que estas sustancias solo sirven para “enmascarar” el trauma en lugar de sanarlo. Advierten que este tipo de terapias representan “una traición” a la confianza de los veteranos y enumeran una serie de escenarios extremos: anécdotas de malos viajes, pánico, psicosis e incluso asesinatos vinculados al uso de psicodélicos. “Los estudios en el mundo real muestran que los psicodélicos pueden causar más daño que beneficio”, escribe el grupo.

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No obstante, la mayoría de las pruebas citadas por la CCHR proviene del uso recreativo o no guiado, contextos que carecen del marco terapéutico que hoy se considera el estándar de oro en la investigación clínica. Pero los proyectos de ley en el Capitolio autorizan terapias asistidas con psicodélicos, no fiestas sin supervisión, por lo que las comparaciones con historias de terror están, en gran medida, fuera de lugar.

Volviendo a la pregunta que planteamos antes: ¿por qué este organismo de vigilancia —que, recordemos, es básicamente el brazo de relaciones públicas de la Cienciología— se opone con tanta vehemencia a un movimiento que muchos científicos consideran capaz de revolucionar la salud mental?

Aunque la CCHR no menciona sus vínculos teológicos en el artículo, el grupo fue cofundado por la Iglesia de la Cienciología en 1969 y comparte su profunda hostilidad hacia la psiquiatría. La doctrina cienciológica posiciona a la psiquiatría como una fuerza maligna, responsable de todo, desde los conflictos globales hasta la miseria personal. La iglesia ha hecho campaña durante décadas contra los medicamentos psiquiátricos, la terapia electroconvulsiva y los diagnósticos clínicos.

Dado que los psicodélicos están siendo explorados cada vez más dentro de marcos psiquiátricos, su surgimiento como herramientas terapéuticas podría amenazar el núcleo mismo de la visión anticientífica y anti-psiquiátrica de la Cienciología. ¿Es una oposición filosófica? ¿Estratégica? ¿Teológica? Es imposible saberlo con certeza, pero la intensidad del rechazo sugiere que va más allá de una simple preocupación por los veteranos.

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En última instancia, el enfoque alarmista de la CCHR —aunque no carente de valor como advertencia (los psicodélicos realmente no son para todo el mundo)— no logra captar los matices del movimiento psicodélico actual. Sí, existen riesgos. ¡Y también una historia preocupante! Pero también hay avances reales, medibles y, para muchas personas, profundamente transformadores.

Y para los veteranos atrapados en el TEPT, la pregunta no es si los psicodélicos están completamente libres de riesgos, sino si no les debemos el acceso a todas las herramientas posibles para sanar, especialmente aquellas respaldadas por la ciencia y administradas con cuidado.

Entonces, ¿por qué le teme tanto la Iglesia de la Cienciología a esa posibilidad? Tu suposición es tan válida como la nuestra.

Vía DoubleBlind, traducido por El Planteo

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