Un Argentino Recreó al Pac-Man con Fititos y es lo Más Wes Anderson Que Vas a Ver

Lista de cosas que son lo más: el olor a choripán de cancha, el helado de pistacho, el momento en el que te llegan las devoluciones de tu Cuenta DNI, sacarse el caucho del botín después del fulbo, Pasión de Sábado, la estación de Gerli, los Fititos. Qué lindos son los Fititos, Dios Santo. Seguramente esta semana ustedes también hablaron de los Fititos porque un argentino los volvió viral con un contenido de corte wesandersoniano. Aguante los Fititos.

La simetría forma parte de las obsesiones de este emprendedor, creador de contenidos y uno de los responsables del coworking Huerta. Sus obsesivas creaciones persiguen líneas, cuadrados, texturas, objetos de otros tiempos, sonidos retronostálgicos, evocaciones entre mágicas y fifís.

Y, por estos días, Matías De Caro (36 años, nacido en Flores, hoy un chacalermo boy de ley) se convirtió en noticia nacional gracias al video en el que juntó a seis Fiat 600 y parió al viral del momento: el Pac-Man con Fititos.

 

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Un convoy de Fititos virales

Con la idea anotada en un cuaderno y mancillada desde hace tiempo, le tomó años hasta que la cosa por fin se concretó. De Caro comenzó a preguntarle a amigos por Fititos (“¿Alguien conoce a alguien que tenga Fititos?”; lo normal, ¿no?) hasta que uno (Gawa, titán) le tiró la data sobre Reunidos por el 600, un club de amigos de ese autazo.

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Después de un parate creativo y físico (se fracturó el húmero jugando al fútbol), quería volver a las redes con todo. “Le escribí a Pablo Fitito y en dos horas me confirmó a los seis, un capo”, le cuenta De Caro, en plena ebullición mediática, en su semana warholiana, a El Planteo.

Inicialmente, Matías iba a filmarlo en Liniers, luego el scouting lo llevó hasta Floresta y, más tarde, terminó rodando sobre las mansas callecitas de Parque Chacabuco. “Vinieron los Fititos muy manijas. Se coparon de una”, dice.

Con ganas de hacer algo con videojuegos, De Caro pensó en fichines cenitales (“No sé si el Pac-Man es cenital, pero en mi cabeza me lo imaginé así”) y los Fititos, vistos desde arriba, le venían bárbaro. “Ver un Fitito siempre es lindo. Ahora, ver a seis Fititos juntos… revolucionamos el barrio”.

Filmó el sábado y el martes ya había clavado un viral. El contador de RT se infló tanto que explotó y llegó a la televisión, a las radios, a los portales, a ojos de este escriba indestructible.

Argentino e hincha de Wes Anderson

Pero esto viene de más atrás, de cuando el virus de Wes Anderson se metió en su cuerpo. Hace una década, De Caro clavó una gira de hongos junto a sus amigos (“No, no me acuerdo qué tomamos”) y, después de salir a pasear por su barrio, decidieron ver un film. ¿Cuál? Fantastic Mr. Fox, una gemita animada excéntrica y explosivamente visual.

“No me concentré en el guión, me concentré en la simetría”, cuenta, ya entrando en confianza. Y se le va la lengua: “Los dos días más felices de mi vida fueron tomando hongos. Uno, en Ámsterdam, enloquecido en un metro cuadrado. Y otro, el día de Fantastic Mr. Fox”.

Desde ahí, comenzó a consumir compulsivamente la cuenta de Instagram Accidentally Wes Anderson, que celebra las formas y el espíritu del cine wesandersoniano pero en fachadas, calles, montañas, lagos, parates extraños y en la vida misma.

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“Quería aparecer en esa cuenta. Un día pasé por la puerta del Hospital Naval, en Caballito, y sin saber de fotografía sabía que ahí tenía una foto. Me dije ‘necesito un dron’. Le conté a unos amigos y justo uno se había traído uno de Miami. Como no lo usaba, se lo compré y unos meses después hice la foto”.

Al toque, se la mandó a Accidentally Wes Anderson y no le dieron bola. Pero –porque hay un pero– De Caro había encontrado su nicho: la arquitectura, su primer berretín. “Se me empezaron a viralizar las fotos en Twitter. Le encontré el truquito. La primera vez que me volví viral fue por un RT de Alejandro Csome”.

Pac-Man con Fititos: el punto exacto

Llegaron más fotos, más historias y más chiches. Un fotón a la Torre Mirafiori, frente al Teatro Colón. Imágenes con drones que fueron a parar a fondos de pantalla. Cursos de dirección de arte. Virales rarísimos como uno en el que dividió los cereales Froot Loops por color. Y un mensaje. De cierta cuenta. Sí, de esa que estás pensando.

“Queremos usar la foto del Hospital Naval para un libro que estamos preparando”, le escribieron desde Accidentally Wes Anderson.

Ya no hubo vuelta atrás, era por ahí.

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Con la llegada de los reels, adoptó su contenido simétrico al video. Siguió inspirándose en Anderson pero evocando cierto soplo argentino: Mar del Plata, la Biblioteca Nacional, esos buzones rojos que están por todos lados y embellecen la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La repetición y el yeite hacen al estilo

“Una vuelta estaba yendo a laburar y me crucé con 10 perros atados a una reja. Les chisté, todos me miraron, saqué una foto y se hizo viral. Fue un flash”, recuerda.

Y otro viral más, de esos que seguro ya vieron: el de su sobrina peruana en Buenos Aires. “En Lima, su ciudad, no hay subtes. Entonces le saqué una foto en el subte y otra en la tormenta. Subí las fotos a Twitter con un storytelling cortito y la gente flasheó tapa de discos”. Matías De Caro había encontrado su propio estilo.

Hubo otras fotos a su sobrina por Niceto Club y la cosa fue creciendo tanto que, por estos días, la piba protagonizará un videoclip de la cantante peruana Fe, de próxima aparición.

El porro levanta la creatividad

Siendo alguien que la cuelga en Internet, que se ceba con los virales, que trabaja en publicidad, el tópico aparece solito: ¿y el porro?

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“Fumo mucho porro para levantar la creatividad. Me la levanta al palo. El que estoy fumando ahora es increíble. Se lo cambié a una amiga a cambio de unas fotos al edificio de su papá. ‘Te quiero pagar’, me dijo. ‘Nah, ¿tenés porro?’ Y acá estoy: el video del Fitito lo terminé de materializar después de fumar ese porro”.

Dios bendiga a los Fititos. Y al churro de su amiga.

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