Psicodélicos en América del Sur: Derribemos los Estereotipos

Recientemente, el nuevo documental de Netflix How to Change Your Mind introdujo a mucha gente al espacio de los psicodélicos y su uso medicinal actual. Esto, a su vez, reavivó la conversación en torno a la legalidad de plantas y hongos, lo cual puede ser algo muy bienvenido, pero también da lugar a que resurjan viejos estereotipos y malentendidos.

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Por caso, Christian Angermayer, fundador de Apeiron Investment Group, publicó en LinkedIn un texto sobre la despenalización de los psicodélicos. Este tema es más complejo de lo que aparenta, especialmente teniendo en cuenta las empresas que buscan patentar compuestos utilizados por distintas culturas durante cientos o miles de años. Además, se menciona a las “tradiciones chamánicas de la mayor parte de Sudamérica”, sin especificar mucho a qué se refiere.

Marco Algorta, CEO de Bienstar Wellness Corp. y primer presidente de la Cámara de Empresas de Cannabis Medicinal del Uruguay, decidió responderle a Angermeyer en una carta pública. Allí, nos incentiva a dejar de lado los estereotipos sobre las tradiciones del continente americano, recordando las diferencias entre sus ricas culturas y promoviendo un mayor entendimiento sobre los usos ancestrales de los psicodélicos.

Qué dice la carta

Estimado Christian Angermeyer,

He leído con mucha atención su post en LinkedIn sobre el documental de Netflix How to Change Your Mind.

El alcance que tiene una pieza audiovisual de esta calidad en cuanto al acceso a la información sobre el uso de psicodélicos es realmente sorprendente. Ésta ha sido sin duda una semana de muchas consultas de curiosos en general y de medios de comunicación para todos nosotros, pero también ha sido una oportunidad para aclarar algunas cuestiones. Y respecto a tu post, me gustaría hacer algunos comentarios.

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La vía que parece generar el mayor acceso real a los psicodélicos es la del uso médico. No hay duda. Sin embargo, debemos evitar los estereotipos. Nadie sabe mejor que nosotros lo importante que es deconstruir los estereotipos y, para esto, debemos abstenernos de decir que los psicodélicos sólo se usan con fines recreativos, informales o poco serios en Sudamérica o de referirnos a esa parte del mundo como si fuera sólo una selva, como si el chamanismo no persiguiera y lograra curar realmente a las personas que asisten a las ceremonias, como si no hubiera surgido ningún paradigma positivista en la región, como si no hubiera ningún médico occidentalizado en Sudamérica que aplique protocolos científicos para tratar problemas de salud mental con sustancias psicodélicas. Esa percepción de nuestro continente es la repetición de un estereotipo y una visión reduccionista.

En algunos países sudamericanos (no todos son iguales), como Brasil y Uruguay, tenemos un sistema de salud que cubre a gran parte de la población. Por supuesto, estos sistemas son mejorables y queda mucho por hacer, pero incluso con todas nuestras limitaciones, hemos sido capaces de desarrollar sistemas de salud democráticos que atienden a ciudades lejanas como Manaos, la capital del estado de Amazonas. En Brasil, por ejemplo, los tratamientos psicodélicos para la depresión de larga duración o la ideación suicida ya se ofrecen en los hospitales públicos y el seguro médico cubre todo (o al menos una buena parte) del tratamiento. Se han desarrollado protocolos y se ha aumentado la seguridad y la accesibilidad. También en Brasil, en estados como São Paulo (cuyo PIB es del tamaño del de Suecia), se ofrecen en los hospitales tratamientos regulados con ibogaína para adictos a sustancias químicas.

Esa percepción de nuestro continente es la repetición de un estereotipo y una visión reduccionista.

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De hecho, Brasil es uno de los cinco países del mundo con mayor número de publicaciones científicas sobre el uso de sustancias psicodélicas con fines de salud; y uno de sus principales centros de conocimiento se encuentra en la ciudad de Natal, en el noreste de Brasil, no muy lejos de la selva amazónica.

Estas tradiciones chamánicas que también se pueden encontrar en nuestro territorio siempre han tenido la intención de curar, purgar, gracias a la conexión con la espiritualidad: un concepto que la medicina moderna, desde Hipócrates hasta los tiempos actuales, no ha sido capaz de captar o incorporar plenamente. Un concepto que también estaba muy presente en las antiguas tradiciones griegas: Pharmakon, medicina y veneno, no una cosa u otra, sino ambas simultáneamente.

También en Brasil, en estados como São Paulo, existen tratamientos regulados con ibogaína para adictos a sustancias químicas en los hospitales.

La región de los Andes, también en Sudamérica, tiene sus propios rituales con sustancias que empresas como la suya están tratando de patentar; y, con suerte, cuando lo consigan, estas sustancias también se ofrecerán a los pacientes atendidos por los sistemas sanitarios locales. Tenemos mucho que aprender de estas tradiciones y merecen nuestro más profundo respeto.

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Tenemos mucho que aprender de estas tradiciones y merecen nuestro más profundo respeto.

Hay que ser abiertos. Todavía tenemos un largo camino por delante. Todos salimos ganando.

Con todo mi respeto y admiración,

Marco Algorta