Hablamos con Wolfie, Nueva Protagonista de Jackass: Comedia Cannábica y Ovarios de Acero

Más a menudo que no, las cosas no son lo que parecen.

¿Quién hubiese dicho que esa niña rara de Las Vegas criada en el seno de una familia conservadora acabaría por forjar una carrera a base de fumar porro, hacer chistes de vergas, memes de comer culo y otros manjares? ¿Quién hubiera imaginado que ese camino la llevaría, en última instancia, a la gran pantalla, a protagonizar el largometraje Jackass Forever, mano a mano con Johnny Knoxville y su crew? Definitivamente, no sus padres: una jueza y el actual fiscal de distrito de Las Vegas.

“Estaban preocupados. Me decían: ‘¿probaste ir a terapia?’”, cuenta entre risas Rachel Wolfson, hablando sobre el comienzo de su profesión como comediante de stand up. “Pensaron que era una etapa”.

Pero no, no era una etapa, era el principio de una nueva era: la era de Wolfie.

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Tan pronto como tuvo edad para beber (en EE. UU., 21 años), comenzó a ir a clubes de comedia y a experimentar el stand up de primera mano, y de primer nivel. “Comencé a asistir a espectáculos de comedia cuando estaba en la universidad. Iba a las improvs de Palm Beach y las improvs de Fort Lauderdale y veía a Bob Saget, Mike Epps, John Lovits, verdaderas leyendas. Quiero decir, esa fue mi introducción al stand up”, recuerda.

Ya en ese entonces algo dentro suyo le decía que, de alguna forma, el entretenimiento sería su mundo. Pero entre su primer show como espectadora y el estreno en cines de Jackass Forever, el próximo 4 de febrero, el camino fue largo y sinuoso. Hubo tabúes que romper, tanto hacia afuera como hacia adentro. Hubo psicofármacos. Hubo vergüenza. Hubo mandato. Hubo memes. Hubo escenarios. Y hubo porro. Mucho, muchísimo porro.

Una loba en el armario

Wolfie comenzó a fumar marihuana a los 19 años, cuando estaba en la universidad en Florida, el estado que nos ha regalado los mejores titulares noticiosos de la historia. Aunque muchos de sus amigos lo hacían desde la secundaria, la joven nunca se había aventurado a probar “la lechuga del diablo”.

“Vengo de una familia muy estricta”, explica. “Siempre tuve miedo de fumar porro y, mientras crecía, me decían que si fumaba porro iba a morir. Y eso fue antes de Internet, así que les creía”.

Con un historial de depresión y ansiedad de toda una vida, Wolfie ya tenía experiencia con los farmacéuticos tradicionales cuando conoció la weed: una aventura que cambió su manera de sentir las cosas.

“La primera vez que fumé porro, fue como si se abriera una puerta que había estado cerrada con llave durante toda mi vida. Y entré en este nuevo mundo donde la comida sabía mejor, las cosas eran más divertidas, la vida era un poco menos pesada y sabía que disfrutaba estar allí”.

Poco antes de graduarse, tomó una clase en la universidad sobre movimientos sociales, donde eligió como objeto de estudio para su proyecto final a NORML, una organización estadounidense dedicada a cambiar la opinión pública sobre el uso responsable de la marihuana por parte de adultos y abogar por los consumidores para garantizar calidad, acceso y asequibilidad.

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“Me enamoré de la historia de NORML y del lado de la defensa del cannabis. Realmente resonó conmigo. Así que continué fumando porro, pero también cargando conmigo la culpa y la vergüenza de que estaba haciendo algo que era muy ilegal, especialmente donde vivía. Y era un riesgo medicarme”.

Su residencia en Florida llegó a un final abrupto: luego de que la policía tocara a su puerta porque alguien había reportado olor a marihuana saliendo de su casa, Wolfie concluyó que no era el lugar para ella: necesitaba salir del closet cannábico.

Construyendo de la cima al sótano (de la comedia)

En el 2016 ya tenía su título en marketing y estaba enclavada en Los Ángeles, con un trabajo manejando las redes sociales de una compañía. Era todo lo que unos padres conservadores podrían desear de su “niña bien”. Pero a su vida le faltaba sazón. Y vergas. Y culos.

Luego de darle infinitas vueltas en su cabeza, decidió tomar una clase llamada “Pretty Funny Women” (un juego de palabras que podría traducirse tanto como “mujeres lindas y graciosas” como “mujeres bastante graciosas”) con Lisa Sundstedt, una reconocida comediante. “El curso se enfoca en enseñar a las mujeres los conceptos básicos de la comedia standup”, explica Wolfie. “Porque, a menudo, encontrarás que la mayoría de las industrias son un club de chicos, pero en particular la comedia stand up”.

Y así, sin más, una de las primeras tareas de la clase fue participar de un open mic. Ese fue el siguiente gran giro en su vida luego del porro, y fue inmediato.

“Desde el segundo que lo hice, me enganché. Fue como, ‘¿qué es esto? ¡Ha estado faltando toda mi vida!’. Me encantan los desafíos y no hay palabras para expresar cómo me hizo sentir”.

Enter: Wolfiememes

Mientras se desarrollaba en su trabajo de social media manager en la empresa, entre el aburrimiento y la insatisfacción, como quien no quiere la cosa, Wolfson empezó a hacer memes. Más que nada para pasar el tiempo, pero también tenía su lógica: los memes son una pieza esencial de la cultura de redes. Ahora, sólo le faltaba una temática en la que enfocarse.

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“Estaba como, ‘Ok, memes, ¿qué me apasiona? El porro’. Así que decidí hacer una cuenta anónima de memes de marihuana: nadie sabría si era chico o chica, soy Wolfiememes. Porque realmente quería ver si la gente me encontraría graciosa sin importar si sabían quién está detrás de la cuenta”.

Así, entró en un frenesí memístico, se sumergió en ese mundo y se enamoró.

“Ni siquiera me di cuenta de lo que estaba haciendo esencialmente, que era escribir chistes de una sola línea”.

Ese, podría decirse, fue el breeding de sus dos pasiones, el porro y la comedia:el germen que dio origen a su carrera de nicho, conquistando los corazones de fumones y fumonas alrededor del mundo.

Y da la casualidad de que la empresa para la que estaba trabajando manejaba todos los improvs de Hollywood. Es decir que Rachel básicamente era la admin de redes de los clubes de comedia. Todavía tenía un trabajo corpo, pero al menos comercializaba algo que le gustaba.

“Cuando encontré la comedia fue a través de la empresa, lo cual es muy raro: empezar en un puesto corporativo y luego trepar hacia abajo, esencialmente, hacia el escenario. Cuando la gente se enteró de que dejé de hacer redes sociales para la empresa; cuando tuve que decirles a mis padres: ‘Ya no trabajo en una empresa, ahora soy barwoman en un club de comedia de Hollywood’, se preocuparon mucho. Pero sabía que tenía que estar ahí”.

En sincronía con su incursión en el escenario, Wolfie llevó adelante un podcast llamado “The Bud”, junto a su amiga Olivia, fundadora de la exitosa marca de bombas cannábicas para baño Kush Queen. A la vez, grandes cuentas como Tommy Chong, Top Tree y High Times comenzaron a compartir sus memes, lo cual le dio mucha exposición: la cosa iba tomando forma.

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Más o menos por ese entonces sus padres entendieron que esto de la comedia iba para rato. “Creo que se volvió creíble para ellos cuando comencé a actuar con personas que reconocían”, corrobora.

Salto al presente: estamos a punto de ver a Rachel lastimarse (mucho) en la pantalla grande.

Jackass Forever

-¿Cómo fue que llegaste a formar parte de Jackass Forever?

–Un día me di cuenta de que Johnny Knoxville le estaba dando like a muchas de mis cosas en Instagram. No de una manera creepy, simplemente como ‘¡Oh, guau! Le gustan… ¡Le gustan mis chistes! Ya sabes, no le daba like a mis fotos en bikini. Le gustan mis chistes sobre vergas y mis chistes sobre culos, o mi material sobre comer culo’. No sé. Así que sí, me apoyó mucho con todas las cosas de humor que publiqué. Y luego, un día, me envió un mensaje privado por Instagram. Quería tener una conversación sobre un proyecto o algo así. Fue muy misterioso. Por supuesto, yo no podía creer lo que estaba sucediendo, en primer lugar. Estaba como, ‘¿Estoy en Punk’d?, ¿Es realmente Johnny Knoxville?’. Y por supuesto que es él. Me pregunté ‘¿Qué quiere el de mí?’.

Entonces tuvimos una llamada telefónica y dijo algo así como que habría un especial de aniversario. Yo todavía no tenía en claro qué era, pero tenía algo que ver con Jackass, así que dije ‘absolutamente’. Me preguntó si vendría a una reunión con él y Jeff Tremaine, el director, y dije ‘absolutamente’. Fui a la reunión. Y sí, no podía creer que estaba sentada allí con Johnny Knoxville y Jeff Tremaine. Quiero decir, crecí con Jackass. Son mis amigos. Los chicos con los que crecí, quiero decir, idiotas totales [jackasses]. ¡Pero de la mejor manera! Eso era algo que estaba en nuestras casas todos los días y en la televisión, así que fue muy surrealista. Luego vino el proceso de audición; supongo que dirías que me hicieron venir para un test shoot. Cada miembro del elenco podía elegir a una persona para postular, o algo así. Y muy pronto después de que comenzamos a filmar, había química entre con elenco, claramente estaba ahí, y seguían pidiéndome que regresara. Así que así fue como sucedió.

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-Dijiste que te gustan los desafíos. ¿Cómo fue enfrentarte a semejante reto? 

-Como nuevo miembro del elenco y como mujer, definitivamente sentí que tenía que probarme a mí misma, como individuo. Pensé: “Definitivamente necesito demostrar mi valía”. Ya sabes…“No quiero llorar en el set. No puedo llorar en el set”. ¡Y no lo hice! No lloré. Esperé a estar fuera del set. No, es chiste, no lloré. Pero, sinceramente, fue una de las mejores y más locas experiencias de mi vida. Ni siquiera creo que haya un término para expresar lo que sentí. Surrealista: no hay otra palabra más precisa que esa, porque estoy trabajando con personas que son héroes de la infancia para mí. Y es increíble verlos cobrar vida. El primer día que grabé con ellos, fue como “wow” y “Tranquila. Actúa como si nada”… Pero también en mi mente, estaba como “wow, qué oportunidad, qué experiencia tan genial”. Y realmente lo es. Estos son los tipos más divertidos que he conocido. Quiero decir, son tan talentosos de tantas maneras diferentes; y se nota la amistad y el compañerismo y la lealtad y el respeto, es una familia.

-¿Y te lastimaste?

-Sí, definitivamente me lastimé.

-¿Mucho?

-Bastante. Hubo una escena que filmamos, creo que fue para la apertura, que fue una escena de explosión. Y bueno, cuando eso pasa, los materiales te golpean. Me fui a casa y al día siguiente me desperté con moretones desde las nalgas hasta las piernas. Tengo las fotos, pero son tan poco ATP que no puedo mostrarlas. Eso fue doloroso, pero definitivamente ser picada por un escorpión en el labio fue lo más doloroso.

–¡¿¡¿¡¿Qué?!?!?!

-Sí. Lo único comparable a ser picada en el labio por un escorpión sería el dolor menstrual.

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-Amén, hermana. ¿Y fumaron mucho porro? ¿Se puede revelar eso?

-Em.. [risas] [más risas] Preferiría no revelar eso. Sólo voy a decir que tan pronto como llegaba a casa me fumaba un porro enorme. Siempre. Para mis articulaciones [“joints”, igual que “porros”]. Porque me duelen.

Fecha de publicación original: 03 de febrero de 2022