Cómo los Psicodélicos Ayudaron a Dar Forma a la Tecnología Moderna

Oscar Janiger administró LSD a más de 950 personas en su casa de Los Ángeles en los años ’50. El psiquiatra estaba interesado en el impacto de la droga sobre la creatividad. Detalló meticulosamente la experiencia de cada participante. Al final de este impresionante experimento, llegó a la conclusión de que el LSD no te hacía más creativx, pero podía influir en las personas con una mente ya creativa.

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Al igual que Stanislov Grof, que llamó a los psicodélicos “amplificadores no específicos”, Janiger reconoció que el LSD no inspiraría a una persona no creativa a dedicarse repentinamente a la pintura o la poesía. Sin embargo, podría ofrecer a las personas ya creativas otra óptica de la naturaleza de su oficio. Como escribió:

“La naturaleza de la experiencia individual con la droga refleja la acción psicofisiológica básica de la sustancia al interactuar con la experiencia que la persona aporta”.

Lección: si eres unx planificador innatx, los psicodélicos podrían darte una visión de lo que está por venir. Y si sueñas con avances tecnológicos, puede que te ayuden a crear uno.

Visión del futuro

Albert Hoffmann quedó tan prendado de los efectos del LSD que pasó décadas tratando de entenderlo. Su laboratorio envió muestras por todo el planeta con la esperanza de encontrar usos terapéuticos para este extraño derivado del hongo de cornezuelo. El descubrimiento del LSD ayudó a poner en marcha todo el campo de la neurociencia. Lxs investigadores estaban fascinados por los efectos que producía una cantidad ínfima de este ácido.

Los miles de estudios realizados en los años ’50 y principios de los ’60 impulsaron la ciencia en nuevas direcciones. También, como observó Janiger, proporcionó a las personas creativas una nueva y poderosa herramienta en su arsenal cognitivo.

En 1973, Timothy Leary predijo que un día el mundo estaría unido por un nuevo “sistema nervioso electrónico”. Podría haber significado un mensaje de paz y amor en los ’60. Pero cuando Carter dio paso a Reagan, Leary comenzó a predicar un evangelio diferente: el ciberespacio era el camino a seguir. Y los psicodélicos, creía, podían fomentar el progreso de la tecnología. Lxs ciberpunks considerarían más adelante que el mensaje profético de Leary fue una visión inspirada en lo que hoy conocemos como Internet.

La conexión LSD-Apple

Mientras lxs hippies abogaban por una “vuelta a la tierra”, Silicon Valley empezaba a vislumbrar un futuro conectado digitalmente. Steve Jobs consideró a los viajes de LSD como una de las “dos o tres cosas más importantes” de su vida. El visionario de la informática admitió haber ingerido LSD entre 10 y 15 veces entre 1972 y 1974. Apple se fundó en 1976.

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¿Toda la revolución informática y de la tecnología en general se debe a los psicodélicos? Probablemente no, pero Leary creía que era parte de ella. Llamó a los ordenadores personales “el LSD de los ’90”. También actualizó su mantra a “encender, arrancar, conectar”.

Leary fue uno de lxs principales defensores de lxs ciberpunks. En los años ’60, predicaba que el LSD y la psilocibina ayudaban a trascender el mundo mundano. Dos décadas después, postulaba que una combinación de psicodélicos y drogas inteligentes nos permitiría trascender en el espacio y tiempo.

La gente del movimiento ciberpunk apreciaba la visión de Leary de una utopía tecnológica alimentada por el LSD. Sin embargo, no todo el mundo se lo creyó. Aún así, Leary comprobó lo que Janiger descubrió 30 años antes: si eres unx pensador creativx, los psicodélicos pueden ayudarte a serlo aún más. Y si tu creatividad está centrada en el desarrollo de aplicaciones, tu software podría ser revolucionario.

Cosmonautas de Sillicon Valley

Aunque Leary es considerado el payaso cósmico de la era hippie, muchas de sus visiones en cuanto a la tecnología están dando sus frutos. La palabra “psicodélico”, acuñada por el psiquiatra Humphry Osmond en 1956, significa “que manifiesta la mente”. Leary sabía que la mente tiene un potencial infinito para manifestar ideas, por muy “lejanas” que parezcan. Lxs cosmonautas de Silicon Valley y su afición a las microdosis han hecho caso a estas palabras y se han llamado a la acción.

Una de estas aplicaciones tecnológicas es Neuralink, la innovadora interfaz cerebro-máquina que promete conectar los pensamientos con un software. Hacer que el mouse sea irrelevante (moviendo el cursor con la mente) es sólo una de las visiones futurista del software.

Otra es Cybin, que se ha asociado con el fabricante de tecnología de neurociencia Kernel. Juntos han fabricado un escáner de resonancia magnética que monitoriza la actividad del cerebro mientras estás drogadx. Los socios esperan que su dispositivo se convierta en un artículo de uso doméstico en los próximos años.

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Sin embargo, no todas las tecnologías psicodélicas están inspirando una revolución. Andrew Williams presentó la conferencia Awakened Futures de 2019, donde puso en perspectiva la desorientadora combinación entre rituales y aplicaciones. Las tecnologías de vanguardia, la psilocibina, los videojuegos que abordan la depresión y el TDAH se fusionaron entonces en un ritual de manifestación de la mente.

Como nota positiva, lxs visionarixs prevén una unión entre lo antiguo y lo futuro en aplicaciones que vayan a tratar todas las condiciones de salud mental. Aplicaciones como PsycheDev y Field Trip están acelerando este proceso, aclimatando a lxs usuarixs de la psicodelia a mejorar sus experiencias a través de la tecnología.

Yendo hacia adelante

Tal vez lo que animó a Williams fue un poco el efecto de sus viajes pasados o pensar demasiado en Leary con sus ojotas con calcetines. Lo que sí se sabe es que lo describió con un detalle esclarecedor.

“Esa misma mañana, había tomado un vaso lleno de cacao ceremonial de una bandeja sostenida por un tipo cualquiera en una sala oscura con luces de rave y un DJ llamado East Forest que hablaba en un micrófono mientras todxs lxs demás se sentaban, se tumbaban o bailaban descalzxs al ritmo de una canción que consistía principalmente en zumbidos, silbidos y un mantra que entonaba ‘soy un gurú’. Sólo allí, en el retrete, consideré que tragar el turbio líquido podría haber sido una mala idea. Pero el cacao y los nootrópicos son para Awakened Futures lo que las botellas de agua de plástico y los caramelos de menta son para una conferencia de negocios, así que, con el estómago todavía borboteando, me dirigí de nuevo al auditorio”.

Tecno-topia

Tal vez eso sea parte del trato. Una sociedad globalizada y fragmentada intentará crear eventualmente una “teoría del todo”. Tal vez Ken Wilber haya dado en el clavo en su frenético intento de conectar toda la historia del mundo en un solo hilo. Suena como un intenso viaje de LSD. Es momento en el que tu mente se ilumina y piensas “¡ajá!”. Momentos después llega la verdadera epifanía: “Espera, ¿qué fue eso?”.

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La tecnología se define como “la aplicación del conocimiento científico con fines prácticos, especialmente en la industria”.

Lxs defensores de la psicodelia suelen evitar el capitalismo, pero no siempre. De hecho, no sería nada extraño pensar en tu yo futuro en una ceremonia de ayahuasca. Las empresas tecnológicas que capturan tus sentimientos en tu teléfono, en tus auriculares y dentro de tu Oculus transportan el impulso creativo de Janiger y la tecno-topía de Leary al presente. El trabajo duro es manifestar esa visión en la realidad, un reto que al menos algunxs pensadores avanzadxs están dispuestxs a aceptar. Queda por ver si la tecnología combinada con los psicodélicos nos beneficiará o resultará ser el equivalente a unos caros palos de golf.

Vía Psychedelic Spotlight, traducido por El Planteo.

Publicación original: febrero 2021

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