La Ciencia Detrás de las Aves Modernas: Un Fósil de 80 Millones de Años Reescribe la Historia de la Evolución

Hay que ir atrás, muy atrás para empezar a tirar de la piola de esta historia: unos 80 millones de años, más o menos. En la región de Presidente Prudente, al oeste del estado de San Pablo, un grupo de investigadores dio con un esqueleto de ave “muy bien preservado”. El descubrimiento habilita una oportunidad única para la ciencia: estudiar el eslabón entre “lo más primitivo” y “lo más derivado”. 

Órbitas grandes, pico delgado, ausencia de dientes y un aspecto similar a una paloma, apenas más chiquito. Bajo el parámetro orwelliano, este cráneo nos permitirá saber más de las aves actuales a partir de la observación de los bichos del pasado. Escribía George Orwell en 1984: “Quien controla el pasado, controla el futuro; quien controla el presente, controla el pasado”.

“En general, a la mayoría de las aves fósiles del Mesozoico se las conoce de forma incompleta o se preservan en lajas. Es decir, ‘aplastadas como si fueran un tapiz’, dificultando la observación de numerosas características. En este caso, el cráneo esta completo y disponible en tres dimensiones”, identifica el Dr. Agustín G. Martinelli, uno de los autores del trabajo de investigación, investigador del CONICET y jefe de Paleontología de Vertebrados del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN).

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El estudio del cráneo demostró que su arquitectura general es “similar al de las aves modernas”, pero que los detalles anatómicos y el cerebro y oído interno muestran “un grado de evolución primitivo, intermedio entre las aves del jurásico y las aves modernas”.

Un hallazgo revolucionario

Dentro de las publicaciones científicas, Nature se erige como una de las más prestigiosas a nivel mundial. Y, por caso, este hallazgo fue derechito a la tapa. Es que, como asegura Martinelli, “el estudio presentado realmente modifica el conocimiento sobre el origen de las aves modernas”.

El detrás de escena nos lleva hasta el año 2018, cuando los investigadores habían detectado un “cráneo perfecto” que tenía “aspecto de ave moderna, pero detalles de aves primitivas”. Allí, al toque, los científicos exclamaron: “¡Esto es una bomba!”.

Y realmente lo era.

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La historia de las aves está escrita debajo de nuestros pies

Hace más de dos décadas que Martinelli trabaja junto a sus colegas en las rocas del triásico y cretácico brasilero, una zona de afloramientos con abundantes fósiles. “Dimos con esta localidad a través de una amistad de años con el paleontólogo William Nava, que fue quien encontró este sitio”, explica el argentino.

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Y sigue: “Es interesante que el sitio esté dentro de una ciudad. Sería similar a encontrar un gliptodonte en Buenos Aires cuando se escaban los cimientos de un edificio o subte. Allá, la ciudad está construida sobre roca cretácica de unos 80 millones de años”.

En lo formal, las aves del Mesozoico fueron sumamente diversas y la mayoría se corresponden con grupos primitivos. Sin embargo, luego de la extinción masiva del final de la Era Mesozoica (la de los dinosaurios, bah), aparecen y se diversifican aves modernas, también conocidas como neornithes.

“Estas aves ocupan una variedad de nichos antes nunca visto, desde ocupantes de zonas polares y nadadoras, como los pingüinos, hasta aves tropicales altamente especializadas”, desarrolla el experto.

Explorando el pasado: descubrimientos a la vista

Hacia adelante, el desafío de seguir estudiando la localidad, donde suponen que hallarán restos de lagartos, serpientes, cocodrilos, huevos y demás “que están siendo estudiados de esas rocas y que conforman una asociación faunística muy diversa e interesante para el final de la Era Mesozoica”. 

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Mientras tanto, comparte su tiempo con otros proyectos de investigación emplazados en el cretácico de Minas Gerais y el triásico de Rio Grande do Sul, en Brasil, y en las rocas mesozoicas del oeste de Argentina. “Se vienen muchas novedades en el futuro, especialmente sobre el origen de los mamíferos, la diversidad de dinosaurios abelisaurios, entre otros temas”. 

El desafío de la ciencia argentina

En línea con los recientes hallazgos, la conversación deriva hacia la importancia del fomento de la ciencia, un área que no solo despierta inquietudes sino que, también, tiene un impacto directo en la vida de las personas. 

“La ciencia sirve para responder preguntas sobre la historia de la vida en la Tierra, el lugar que ocupa el ser humano en el ecosistema y los cambios que fueron ocurriendo desde el origen hasta nuestros días”.

Asimismo, Martinelli hace hincapié en cómo todos esos datos “se interconectan” y sirven para “generar modelos del pasado, que pueden predecir cambios futuros”.

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A la sazón, el hombre del CONICET expresa su preocupación a propósito de la reducción presupuestaria que enfrenta la ciencia bajo la actual administración argentina. “Es una vergüenza cómo el gobierno se empecina en matar a la ciencia básica, al CONICET y a todo lo que esté relacionado”, señala con firmeza.

Finalmente, enfatiza que, en los países más desarrollados, “la ciencia es un motor de crecimiento”, subrayando la necesidad de invertir en investigación para el progreso del país. “No tienen fundamentos para lo que están haciendo”, corona.

Fotos cortesía

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