Hongos Mágicos y Tu Cerebro: Por Primera Vez, Logran Mapear Cómo la Psilocibina Reconecta las Neuronas

El campo de la ciencia psicodélica está avanzando a pasos agigantados, no sólo gracias a una mayor aceptación y concientización, sino también de la mano de técnicas cada vez más ingeniosas por parte de los investigadores. En uno de los descubrimientos más recientes, un grupo de científicos logró ver, por primera vez, exactamente cómo la psilocibina (el compuesto activo de los hongos mágicos) cambia la forma en la que las neuronas se conectan en el cerebro.

Lo novedoso de este estudio (publicado a principios de mes en la revista Cell) es la técnica utilizada para monitorear el movimiento de este psicodélico en el cerebro. Ya sabemos que la psilocibina juega un papel en la conectividad neuronal, ya que varios estudios han utilizado resonancias magnéticas para observar el cerebro bajo sus efectos. Pero esta investigación va un paso más allá: utilizando una técnica de rastreo viral, pudieron mapear con exactitud las nuevas conexiones entre neuronas.

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Así, el equipo de la Universidad de Cornell se valió de muestras modificadas del virus de la rabia (que tienen la particularidad de recorrer las neuronas de a una sola sinapsis) para observar toda la red de entradas que alimentan neuronas específicas de la corteza frontal. Cabe aclarar que el estudio observó estos mecanismos en ratones: no obstante, sus cerebros son lo suficientemente similares a los de los humanos como para que los resultados resulten relevantes.

Según informa Cornell Chronicle, Alex Kwan, líder del equipo investigador, lo explicó de la siguiente manera: “Con la psilocibina, es como si agregáramos todos estos caminos en el cerebro, pero no sabemos adónde conducían”. Ahora sí lo sabemos, y con bastante precisión. Es más: este compuesto de los hongos psicodélicos parece afectar de distintas maneras a diversos tipos de neuronas.

Vamos a ponernos técnicos un momento: El cerebro tiene varios tipos de neuronas piramidales (las principales y más grandes de la corteza, que juegan un papel en la cognición, el movimiento, las emociones y la memoria), entre las que se encuentran las neuronas del tracto piramidal (TP) y las intratelencefálicas (IT). Las primeras envían sus señales a las regiones subcorticales, mientras que las segundas mantienen sus conexiones en la propia corteza.

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Los científicos observaron que la psilocibina tuvo efectos prácticamente opuestos en estos tipos de células. En el caso de las neuronas TP, la psilocibina fortaleció las vías que transforman las percepciones sensoriales en acción, mejorando las respuestas sensoriomotoras. Pero en las neuronas IT, se observó un patrón inverso, casi proporcional: los circuitos de retroalimentación cortico-cortical se debilitaron. Y es ahí donde está el área de interés, ya que son estas últimas conexiones las que pueden inducir esos loops incesantes de pensamientos negativos tan comunes en las personas con depresión. Al mismo tiempo, se fortalecen las conexiones que transforman la percepción en acción.

Dato de color: en algunos estudios, se ha relacionado a las neuronas TP con los efectos positivos de las drogas y a las IT con sus efectos negativos.

¿Qué significa todo esto? Kwan lo pone así: “La rumiación es uno de los principales factores de la depresión, donde las personas tienen un enfoque poco saludable y persisten en los mismos pensamientos negativos… Al reducir algunos de estos loops, nuestros hallazgos son consistentes con la interpretación de que la psilocibina podría reconfigurar el cerebro para romper, o al menos debilitar, ese ciclo”.

A todo esto, los hallazgos sorprendieron a los propios investigadores, que contaban con la posibilidad de encontrar algunas conexiones entre un par de regiones del cerebro, sin imaginarse que todo el órgano estaría involucrado en el proceso de reconexión producido por la psilocibina.

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Otro factor interesante del estudio: aparentemente, al manipular la actividad neuronal de una región cerebral, los científicos podrían cambiar la forma en que la psilocibina reconecta los circuitos. Es decir: las reconexiones no son siempre las mismas, sino que son influidas por el contexto. “Esto abre muchas posibilidades terapéuticas: cómo evitar parte de la plasticidad negativa y luego potenciar específicamente la positiva”, afirma Kwan.

Efectivamente, esta investigación robustece el creciente corpus de evidencia que apunta a la psilocibina como herramienta contra la depresión: ya tenemos varias instancias que demuestran su efectividad. Ahora, podemos explicarla y, con algo de maña, usarla a nuestro favor.

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