El Hyperpop Gótico y Desesperado de Juana Rozas: 'Lo Cute y lo Feo son lo Mismo'
Juana Rozas llegó a una identidad que la representa después de una vida entera haciendo música. Finalmente encontrándose sola -aunque bien acompañada- ante las riendas de su propio proyecto, surgió el universo retorcido, oscuro y profundamente personal de Vladi, su primer álbum larga duración bajo su nombre.
Aunque, ¿el nombre de quién? En este caso, no es una cuestión tan simple.
En principio vamos a hablar de Juana, aunque no sea la única persona (o personaje) que vayamos a conocer en este artículo.
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Al escucharla, llama la atención que el recorrido de Juana Rozas hasta encontrar su sonido haya sido perfectamente normal. Juana escribía canciones en la guitarra, tuvo varias bandas, luego su proyecto solista en conjunto con su exnovio, donde empezó con un sonido más cerca del r&b y el neosoul.
“Cuando era más chica tenía en el iPod el GargeBand y ahí boludeaba bastante. Y me encantaban la electrónica y el neosoul, tenía esas dos facetas”, cuenta la artista porteña de 26 años. Así que explorar su otra faceta era simplemente cuestión de tiempo. Cuando aprendió a usar el Ableton y a componer a partir de ese software, su estilo fue emergiendo.
También fue decisivo conocer a Manuel Dengis, su productor, y a Leandro Vásquez y Juan Wolf, los responsables del corto Vladi y de la identidad visual del proyecto, llena de sangre, contrastes y drama.
Porque en el mundo de Juana Rozas el universo visual sanguinario y misterioso no está subordinado a la música sino que es inseparable. A veces es fuente y, otras, es razón de ser. Muchas canciones y sonidos aparecieron a partir de imágenes, y no al revés.
“Fue una investigación. Mucho hyperpop, pop dark, películas de terror. Nos llenamos el cerebro de esa información”, cuenta sobre el proceso del disco, que empezó en pandemia y culminó con su lanzamiento en 2022.
El suyo es uno de los álbumes argentinos más interesantes y ricos del año pasado. En Vladi se encuentra el pop menos pop -si es que eso es posible- que haya salido de la escena independiente reciente. Algunas canciones sin estribillo (aunque así y todo pegadizas), autotune usado hasta la deshumanización, momentos drum and bass y hasta un climax gabber. La propuesta en Vladi sorprende casi hasta chocar, desde lo musical, lo lírico y lo visual. Pero detrás de toda esa deformidad hay una chica que sabe cantar (muy) bien y componer canciones.
“Me gusta grabar primero la voz acapella”, cuenta la artista sobre su proceso compositivo, que es bastante atípico y experimental.
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“Después voy parte por parte. Me imagino como sigue. Y después veo cómo queda todo junto, si tiene sentido. Y el autotune también me abrió muchas puertas: ahí elijo un tono. Por ejemplo ‘mi menor’ y flasheo con la voz. Y el tune te lleva a notas que no estás pensando o que no harías. Y después lo escucho y voy poniendo acordes según a dónde me llevó el tune. Me divierte el tema de experimentar”.
Luego le lleva estos experimentos a Manu y los trabajan juntos. “A él le gusta mucho esto de agarrar algo deforme y hacerlo un poco más… forme?,” se ríe. “El tiende a lo pop y yo tengo el vómito”.
Vladimira, yo y mi otro yo
Entonces, ¿quién es Vladi?
“Necesito algo que me haga crear sin ser Juana, salirme un poco de mí porque me juzgaba un poco. Y yo necesito estar tranquila y libre de hacer lo que yo quiero. Entonces, dije, voy a crear un personaje: Vladimira”, explica Juana.
Así comenzó a darle forma: a pensarla, a ponerla en imágenes, a escribir sobre ella. Vladimira empezó siendo una mujer que sale, se emborracha y tiene tendencias autodestructivas. “Es medio forra y oscura”, dice Juana.
Cuando les llevó a este personaje a Lean y Juan, con quienes estaba trabajando la parte visual y el corto, comenzó a surgir la idea del terror: se pusieron a ver películas y se metieron en el mundo de los vampiros y las brujas.
De ese momento, Suspiria, de Darío Argento, fue la película que más marcó el proceso y definió el universo de Vladimira: también menciona Pearl y a las películas de Ari Aster. “También mucho videoclip de popstar medio mostri”, dice Juana.
Las canciones fueron definiéndose a la par del universo visual y conceptual de Vladimira. Rozas también es actriz y concebía al cine y el teatro como parte integral del proyecto.
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“Ahora Vladi dejó de ser humana y es una vampira monstruita”, describe. Algunas de las canciones de Vladi son escritas desde, precisamente, Vladi. Otras desde Juana para Vladi. Y en otras, las dos dialogan.
Juana identifica: hay dos voces en el disco, la voz Vladi, más aguda y procesada, y la voz de Juana, un poco más “normal” (aunque por supuesto, no del todo normal). “
Entre sus letras más personales, destaca, están “Fotos y Mentiras” porque “cuenta una historia, me gusta cantarla y, además, es algo que me pasó a mí. También, “Pena” y “Cementerio”.
Entre otras curiosidades, Vladimira tiene un mail propio. Inicialmente, fue porque Juana necesitaba más espacio en Drive. Pero después lo compartió, y le han llegado mails de fanáticos. “Uno le pidió que libere a su familia, y Vladi le respondió que el 2 de marzo liberaba a su familia. El 2 de marzo fue el día de la presentación del disco”, cuenta.
Una presentación que fue consagratoria. “Mi primer show sola, sin que abra nadie… o mejor dicho ¡sin abrirle a nadie!”, se ríe.
La Tangente lleno y Juana no lo podía creer. El show fue minimalista y perfectamente contundente, con Juana, su carisma y su voz (de la canción al grito y al susurro) como absolutas protagonistas: con dos primeros tercios que la tuvieron ataviada como una bruja posmoderna, entre hilachas y redes, y un final al más puro estilo raver, con gafas turras y top. Ahí, Rozas demostró todo lo que sabe hacer y condujo al público con una presencia hipnótica y cantando en vivo como pocas personas en su formato suelen hacer.
En vivo, cuando el venue lo permite, se presenta junto a Andy Noplex en batería y a Bruno Donato en programaciones.
Y habrá oportunidad de ver Vladi en vivo nuevamente más temprano que tarde: el 28 de abril se presentará en Uniclub junto a Six Sex y Fiah Miau, y el 4 de mayo en Lucille abriendo el show de MAAG.
Soy un adicto a ti
Uno de los temas recurrentes del disco, dice Juana, son las adicciones. Pero no necesariamente a las drogas. O sí, si el romance puede ser considerado una droga. Juana cree que sí.
“Adicción a lo tóxico del amor”, reflexiona la artista. “Hay un tema que habla sobre la noche y la fiesta y ver al tóxico y pensar ‘que paja que estés acá, andate’, pero yo me quedo porque tengo fomo”, se ríe. “Adicción a la autodestrucción, a las cosas que hacen daño pero que le encontramos el placer”.
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O también, en “Revelde”: “Me estás enviciando/ así y todo me hace sentir bien”.
Vladi es también el diablito en el hombro de Juana, otra cara de su personalidad, la más oculta y oscura. ¿Cuáles son las adicciones de Vladi? “A Vladi le gusta poseer, es medio caníbal”, se ríe Juana. “Pero desde un lado más hot”.
En el corto se ve: Juana es poseída por Vladi y le hace hacer cosas a través de poderes que salen de sus manos. Y Juana le muerde el labio a un chico con el que está. “Y, bueno, sangre”, dice Juana.
Pero su segundo disco, en el que ya está trabajando -a sólo 5 meses del lanzamiento de Vladi- hablará de adicciones en un sentido más tradicional.
La próxima víctima de Juana Rozas
Para su próximo material, Rozas también creó un personaje: una mujer glamourosa adicta a los ansiolíticos que está encerrada en un loquero.
Juana no tuvo ninguna adicción grave a las sustancias pero sí consumió de este tipo. Y hace poco tiempo las dejó por voluntad propia.
Como un homenaje o referencia a la desgraciada historia personal de muchas estrellas de la música de los últimos tiempos, a esta mujer rota tienen que reconstruirla para salir a dar shows.
“Queremos jugar con lo cyborg, con la reconstrucción de su cara”, adelanta. La idea es lanzar el álbum en septiembre, menos de un año después que Vladi.
Sónicamente, será una profundización y refinamiento del sonido encontrado en Vladi, pero para esta colección le gustaría encontrar otra voz. “Una voz para este nuevo personaje, pobrecita ella, tal vez una voz más grave. Ella va a ser más elegante, como más italiana”, imagina Juana.
Cada personaje tiene su voz y su peluca. Para encarnar a Vladi se había comprado una peluca morocha con flequillo. En cambio, para este nuevo personaje, busca algo más glam.
¿De dónde salen estos mundos tan retorcidos? ¿Por qué esta necesidad de crear personajes tan torturados?
Juana afirma que siempre sintió atracción por esos universos. Y sentencia: “Está en mi vida y en la vida de todos. Lo retorcido es parte de la vida. Lo cute y lo feo. Son lo mismo”.
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