Alianza Impensada: Usaron Ayahuasca en la Búsqueda de los Niños Perdidos en la Selva de Colombia

Cuatro niños llevaban 40 días perdidos en la selva del Guaviare en Colombia y, para encontrarlos, las fuerzas de seguridad se unieron con la sabiduría ancestral, utilizando ayahuasca para la búsqueda. Esta unión, que resultó en el hallazgo de los menores, ha logrado desconcertar a buena parte de la población que desconoce este tipo de prácticas. Pero es importante recalcar que se pusieron en marcha todos los recursos al alcance para encontrar a los niños perdidos.

No solo sobrevivieron a la caída de un avión, sino que Lesly (13), Soleiny (11), Tien (4) y Cristin (11 meses) permanecieron 40 días perdidos y solos en la selva. Los menores viajaban en una avioneta que se estrelló junto a su madre, para encontrarse con su padre, que se encontraba refugiado por amenazas que había recibido por parte de las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En el impacto, dos mayores que venían fallecieron al instante, mientras la madre agonizó cuatro días con sus hijos, que sobrevivieron al incidente.

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Pocos días después de haber encontrado a los niños, trascendieron detalles sobre los métodos tradicionales empleados en la búsqueda, y otros no tanto. Eliécer Muñoz, miembro del resguardo indígena Jirijiri, dio una entrevista en la emisora Bluradio, en la que, según publicó Infobae, contó que se gestó una alianza entre el Ejército y las Comunidades Ancestrales, gracias a la influencia de una abogada de la Unidad Administrativa Especial de Gestión de Restitución de Tierras Despojadas (URT).

“El Ejército no nos convocó. Después de 20 días, nosotros nos sumamos a las labores gracias a la señora Diana, abogada de la URT. Reunimos las guardias de diferentes comunidades y también los hicimos partícipes de esto“, Manifestó Muñoz, que aseguró que las fuerzas militares no hubiesen podido dar con el paradero de los cuatro hermanos Mucutuy, sin la sabiduría ancestral de las comunidades. Además, reveló que los niños fueron encontrados a la altura del río Apaporí, no en el lugar que se dijo al principio.

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El trabajo en equipo, que resultó de la alianza menos esperada (85 indígenas y 120 soldados), fue exitoso. En otra entrevista que publicó El País a la persona a cargo del operativo por la parte indígena, Luis ‘Lucho’ Acosta explicó: “La Guardia Indígena tiene capacidad organizativa, cultural y espiritual. El Ejército tenía capacidad técnica y operacional, con sus naves. La combinación nos permitió llegar al punto donde estaban los niños”. 

La Ayahuasca de la Guardia Indígena y otras hierbas de la selva de Colombia

El uso de las plantas sagradas fue esencial para poder encontrar a los cuatro niños. Así lo confirmó Muñoz: “Utilizamos nuestras plantas sagradas: coca, ambil (tabaco) y la más importante de todas, que es la planta del yagé (ayahuasca). Esa fue la última instancia que nosotros tuvimos para saber la gran verdad”, señaló. De hecho, el ritual con ayahuasca fue el día previo al hallazgo: “Nos guio nuestro padre creador por medio de las plantas sagradas”.

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Por otro lado, la Guardia Indígena, también le proporcionó a los soldados que lo pidieron chimu, un preparado de tabaco que ayuda a mantener la fuerza y que repele a las culebras para que no piquen. “Nunca había visto a un soldado mascando ni ‘mambeando’; allá lo vi por primera vez. Ellos nos enseñaron a manejar la brújula y el GPS satelital. Compartimos comida también: ellos nos daban raciones militares, nosotros les dábamos coca tostada, casabe, fariña. Compartimos ante el fogón el mensaje de los abuelos. Compartimos todo”, declaró Lucho.

Ese trabajo en equipo fue lo que logró el hallazgo de los niños en la selva. Pero lo que ayudó a sobrevivir a los niños fueron los conocimientos sobre sus raíces por parte de los hermanos mayores, al igual que haber encontrado una de las bolsas de rescate arrojadas por el operativo de búsqueda y la compañía de Wilson, uno de los perros rescatistas que, según determinaron las autoridades, acompañó durante varios kilómetros a los hermanos Mucutuy y fueron estas huellas las que les permitieron hallar a los menores.

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Cuando los hallaron hicieron lo que ‘Don Rubio, el mayor’, uno de los guías espirituales de la búsqueda, les dijo. “Les soplamos tabaco, les echamos agua bendita, y de ahí ‘mambeamos’: usamos el polvo de la hoja de coca que se utiliza para el ritual“, explicó a El Mundo uno de los cuatro indígenas que hallaron a los hermanos, siguiendo la orientación de Don Rubio.

El relato continúa con los niños, cuyos signos eran débiles, pidiendo comida y hablando de su madre. Se encontraban en buen estado de salud pese a todo lo que vivieron, pero igualmente fueron atendidos y finalmente se reencontraron con su familia.

La imagen de portada fue realizada con ayuda de una IA

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