Cultura

Furor en TikTok: ¿Qué son los Streams NPC, Cuánto Dinero Mueven y Qué Relación Tienen con el Porno?

Por Hernán Panessi

Furor en TikTok: ¿Qué son los Streams NPC, Cuánto Dinero Mueven y Qué Relación Tienen con el Porno?

✍ 30 July, 2023 - 10:33


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Una mujer se zarandea espástica mientras mira a cámara y repite frases sin ton ni son. “Ice cream so good”, “ice cream so good”, “balloon”, “gang gang”, “gang gang”, “gang gang”. Una vez, dos veces, mil veces, todas las que hagan falta: hay algo de fascinación, hay algo de repulsión y hay algo en esa “falla de la Matrix” que, de alguna manera, está magnetizando y tejiendo un nuevo curro digital.

Estos streams se llaman NPC y muy probablemente ya te cruzaste con alguno.

Así, de la misma fábrica de salchichas hiperprocesadas que vomita algunos trends de TikTok, emerge el más morboso y cringe hasta la fecha: unas transmisiones en las que los streamers emulan ser personajes digitales y, literalmente, actúan de non-player character.

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Es decir, su modo de expresión es el más rústico, rudimentario y unidimensional posible. Su forma de comunicación evoca a los personajes de videojuegos que aparecen “de fondo” (los non-player character o NPC, de ahí su nombre, aquellos que no son manejados por humanos) y no a los “centrales” (los que sí son manejados por humanos).

Una acción repetitiva e insustancial define su existencia.

https://twitter.com/aasinitall/status/1681394064573485056

¿Cuánto gana una streamer NPC?

En sintonía con la máxima de Nueve Reinas, el reverso es que streamers NPC como Pinkydoll, máxima referente del segmento, no sólo se hincha en followers sino que, por encendido, se lleva al fondo del bolsillo entre USD 5.000 y USD 7.000.

Los usuarios “donan” unas “monedas” y el “NPC” aumenta sus interacciones. Ese intercambio mantiene viva la llama de este glitch.

¡Ay, Dios y María Purísima!

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El éxito de los streams NPC

Resulta sinuoso teorizar sobre el “éxito” de los streams NPC (lo más potable: la fascinación por ese cringe) pero, sin dudas, corre en la misma diagonal que la expansión del universo de las inteligencias artificiales.

Su popularidad anida, también, en el momento en alza de las cáscaras humanas sin emoción, personalidad ni subjetividad. Todas las cáscaras que, hasta la fecha, se cocinan al calor de las IA.

Y si algunos agoreros huelen el final de la era moderna y el comienzo de (la avanzada) Skynet, los stream NPC contribuyen dándole mejor forma y fondo a esa teoría: la idea de controlar a un personaje encuentra, acá, su máxima (y, curiosamente, más mínima) expresión.

El porno es vanguardia internetera

El pago de las monedas por acción y la singular belleza, acción y customización de las y los streamers NPC tienden un puente a cierta sexualización. Les ahorramos la búsqueda y les damos ese tiempo para usar la curiosidad en otra cuestión: sí, obvio, hay un género chancho dedicado a los NPC.

Pero aquí, a la sazón, no hay sexo en su sentido más explícito, nítido y evidente pero sí, al menos, se advierte una capa sugerente de un “algo” inmaterial e inconsciente.

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Hay un proxy que, en algún lado, termina en una satisfacción morbosa. Bienvenidos los morbos, por supuesto. Ni hace falta decirlo: cada quien, su lucha.

“Creo que los que están donando son sádicos”, dijo en YouTube -algo en broma, algo en serio- la generadora de contenidos Tita Bruh después de ver un stream de unas pibas revoleando unas sábanas. Tita “jugó” a hacer un NPC stream y, al toque, cosechó 131.000 “me gusta” y levantó unos $5.712,77 pesos. No descarta volver a hacerlo.

“Es la misma lógica del porno, que les mandan tokens a las minas que hacen vivos. En el porno, los tokens sirven para otra cosa. Algunas tienen como un consolador a distancia y cuando le mandan tokens, las estimulan. O tienen la fuck machine o ese tipo de cosas”, asoma Juan Ruocco, periodista especializado en basura digital y autor de ¿La Democracia en Peligro?, la Biblia memética de reciente publicación.

Desde siempre, el porno fue la entronización de la vanguardia en Internet: el ancho de banda, los portales de videoshare, la realidad aumentada y más son elementos tecnológicos signados por la prosperidad del XXX. Primero en la pornografía, después en la vida.

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Y sigue Ruocco: “Acá es medio lo mismo: te mandan tokens y tenés que hacer algo a cambio. Pero es TikTok, activado para normies, para gente común. Sin porno, apto para todo público. Sin embargo, la lógica es la misma: es lo que viene pasando con los streams de porno pero, digamos, para gente normal”.

Todo se trata de autómatas

Si el futuro promete utopías potenciadas por la evolución de la inteligencia artificial, aquí se vuelve a una instancia pretérita (e insólita): seamos versiones menos sofisticadas de nosotros mismos.

Es extraño y cómicamente irónico que este comportamiento preprogramado y previsible haya traspasado el límite digital y se haya convertido en una forma de vida para algunos influencers”, dice Durgan A. Nallar, desarrollador de videojuegos y entusiasta del mundo digital y sus vaivenes.

La humanidad emulada de los NPC stream está cautivando a una legión de usuarios y se cierne sobre sus rostros la sombra pixelada de avatares digitales en carne y hueso. Adoptando esa máscara de la simulación, los autómatas humanos imitan a los autómatas digitales.

“Es un circo cultural que desdibuja la línea entre lo real y lo simulado. Es un fenómeno inquietante y fascinante, es una señal de los tiempos digitales en los que vivimos”, cierra Nallar.

Y por allí andan Pinkydoll y el tendal de streamers en la misma, aquellos que lucen como robots y son completamente humanos. “Yes, yes, yes”, repite como un loro la morocha mientras, de fondo, amarruca nuevos y frescos crocantes al ritmo de un compás incomprensible.

El mismo sobre el que estamos sumidos y con el que, eventualmente, más temprano que tarde, por H o por B, todos estaremos danzando.

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ACERCA DEL AUTOR

Hernán Panessi, editor periodístico en El Planteo, es un periodista especializado en cultura joven. Escribe en las revistas InfoTechnology, Rolling Stone, THC y Lento. Además, en Página/12, El Planeta Urbano, El Cronista y en el periódico uruguayo La Diaria. Colaboró para Revista Ñ, Clarín, La Nación, La Cosa, Playboy, Haciendo Cine, Billboard, Los Inrockuptibles, Forbes, VICEBenzinga, High Times y Yahoo, entre otros.

Hernán escribió los libros Porno Argento! Historia del cine nacional Triple X, Periodismo pop, Una puerta que se abre y Rock en Español. Fue docente en el Centro Cultural Rojas (UBA) donde dictó talleres de periodismo. Además, es programador de la sección VHS del Festival Internacional de Cine de Valdivia, en Chile.

Conduce FAN, programa periodístico sobre cultura, sociedad y vida moderna. Por su parte, también condujo en las FM Delta 90.3 y Nacional Rock 93.7. Asimismo, fue columnista en La Once Diez y Metro 95.1.