Cannabis Contra los Hongos: Descubren Gran Potencial Antifúngico de CBD y CBDV

¡El cannabis lo hizo otra vez! Durante años escuchamos hablar del CBD por sus efectos relajantes, su uso en tratamientos contra la epilepsia o como alivio natural para la ansiedad, el insomnio y el dolor. Nuevamente, la ciencia nos vuelve a sorprender: un nuevo estudio descubrió que el cannabidiol (CBD) y su primo un poco menos conocido, la cannabidivarina (CBDV), podrían ser poderosos antifúngicos naturales, incluso más que efectivos que medicamentos tradicionales.

La novedad también radica en que estos cannabinoides no solo combaten hongos comunes —como pueden ser el pie de atleta o la tiña— sino que también eliminan cepas resistentes y peligrosas como Cryptococcus neoformans, responsables de infecciones pulmonares y cerebrales mortales, sobre todo en personas con VIH.

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La investigación fue publicada en la revista científica PLOS Neglected Tropical Diseases: hoy la analizamos un poco más a fondo mientras repensamos el rol del cannabis medicinal más allá de los usos terapéuticos conocidos.

¿Qué encontraron los investigadores?

El estudio, liderado por la Universidad Macquarie en Australia, comprobó que el CBD y el CBDV pueden matar al Cryptococcus neoformans, un hongo oportunista que puede causar meningitis mortal, especialmente en personas con sistemas inmunes debilitados. Además, ambos compuestos fueron eficaces contra los dermatofitos responsables de infecciones comunes como el pie de atleta, la tiña y otras infecciones comunes de la piel.

En pruebas de laboratorio, los cannabinoides actuaron de manera rápida y eficaz, incluso más rápido que la anfotericina B, uno de los antifúngicos más potentes disponibles en la actualidad.

¿Qué tiene de especial este hallazgo?

El cannabis es efectivo para el tratamiento de hongos, sí, pero además sorprendió su mecanismo de acción y potencial uso clínico. El CBD y el CBDV no solo impidieron el crecimiento fúngico, sino que además:

• Evitaron la formación de biofilms, que son capas protectoras que los hongos generan para resistir medicamentos y defensas del sistema inmune, volviéndolos altamente resistentes a los medicamentos tradicionales.
• Lograron romper los biofilms ya existentes, debilitando aún más al hongo y aumentando las posibilidades de erradicación.
• Alteraron la morfología del hongo, reduciendo el tamaño de su cápsula protectora.
• Afectaron rutas metabólicas esenciales y debilitaron la membrana celular del patógeno.

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El CBDV fue especialmente eficaz: afectó proteínas mitocondriales, redujo el tamaño celular y desorganizó la cápsula, lo cual es fundamental para debilitar la capacidad de infección y resistencia del patógeno.

En otras palabras, estos cannabinoides atacan al hongo por varios frentes a la vez, y lo vencen.

¿Y si el CBD funcionara también como crema antimicótica?

Los investigadores fueron más allá de los ensayos en laboratorio y aplicaron CBD de forma tópica en un modelo de quemadura infectada con C. neoformans, usando larvas del insecto Galleria mellonella.

Como resultado, los cannabinoides mejoraron altamente la supervivencia, incluso más que el tratamiento antifúngico estándar.

Este modelo sugiere que el uso tópico de cannabinoides podría ser una vía accesible y eficaz para tratar infecciones cutáneas por hongos. Y con la amplia disponibilidad del CBD como suplemento o en aceites, muchas veces hasta de venta libre, la idea no parece tan lejana.

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Y aunque el uso sistémico (como en infecciones pulmonares o meningoencefalitis) presenta desafíos farmacológicos —por caso, los cannabinoides no se disuelven fácilmente para uso inyectable—, los investigadores creen que el desarrollo tópico tiene un camino más corto hacia la aplicación clínica.

Una estrategia científica: Reutilizar lo que ya es seguro

El enfoque del equipo fue trabajar con compuestos que ya cuentan con historial clínico. El CBD, por ejemplo, está aprobado en muchos países para el tratamiento de epilepsia y otros trastornos neurológicos, y se considera seguro incluso en dosis altas. Usarlo en nuevas aplicaciones reduce tiempos y costos, y facilita su llegada al sistema de salud.

“En lugar de desarrollar una molécula desde cero, el equipo decidió probar algo que ya sabía que era seguro”, según explica la investigadora a cargo Hue Dinh.

Además, en un contexto global donde las resistencias antimicrobianas crecen, especialmente en infecciones por hongos, los cannabinoides se presentan como una alternativa prometedora que merece mayor inversión y desarrollo.

Los cannabinoides no interfieren con tratamientos actuales

Otro dato clave del estudio es que ni el CBD ni el CBDV mostraron interacciones negativas cuando se combinaron con antifúngicos tradicionales como la anfotericina B o el fluconazol.

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Esto significa que podrían usarse en conjunto con terapias existentes, ampliando las opciones para casos complejos o resistentes, sin aumentar los efectos secundarios.

La ciencia al servicio de la salud accesible

El equipo de investigación ya está trabajando con socios comerciales para el desarrollo de productos tópicos con base en cannabinoides.  “Si demostramos que funciona bien, podrías conseguir un poco de aceite de CBD, aplicarla sobre una infección y tratarla de forma efectiva”, explicó Hue Dinh a Technology Networks.

Si se valida su eficacia en humanos, podríamos encontrarnos frente a una nueva generación de antifúngicos derivados del cannabis.

Así, el cannabis medicinal suma un nuevo capítulo en su historia terapéutica. Esta vez, con la promesa de combatir algo tan cotidiano como el pie de atleta… y tan letal como una meningitis fúngica. Una muestra más de por qué seguir apostando por la ciencia —y por una regulación seria del cannabis— es también apostar por la salud pública.

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