Estudios sobre Psicodélicos: ¿Dónde Está la Gente LGBT?

Por Shelby Hartman, en sociedad con la conferencia Queering Psychedelics, presentado por el Chacruna Institute for Psychedelic Plant Medicines

Gregory Wells ha estado fuera del closet desde los 16, pero el proceso de salir de ahí, dice, nunca se termina realmente. Hace dos años se lo recordaron en Horizons, la conferencia más grande e histórica del ámbito psicodélico. Tras una de sus presentaciones, frente a miles de personas, unx concurrente se paró e hizo una pregunta muy simple: “¿Dónde está la gente queer?”.

“Estoy aquí mismo”, pensó Wells. Como hombre homosexual en el rubro psicodélico, nunca había tratado de esconder su identidad sexual, pero tampoco había sido muy expresivo al respecto.

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Como investigador del uso de MDMA para el desorden de síndrome de estrés postraumático (TEPT) y cofundador de una clínica de ketamina, Wells se pregunta desde hace rato: ¿cómo pueden ser utilizados los psicodélicos para tratar los particulares factores estresantes de la salud mental frecuentemente padecidos por lxs miembros de la comunidad LGBT?

Su base de operaciones y clínica de MDMA se encuentran en el Distrito Castro (históricamente Queer) de San Francisco. Gracias a su locación de trabajo ha tenido una oportunidad única de trabajar con miembros de esta comunidad. Pero, con la excepción de un pequeño estudio abierto que prescribía psilocibina a hombres homosexiales con HIV, todavía no hay estudios clínicos que administren psicodélicos para las desproporcionadas tasas de padecimientos que afectan a la comunidad LGBTQI+. Algunos de estos son: depresión, tendencias suicidas, desórdenes alimenticios y otras condiciones de salud mental.

De hecho, casi no ha habido diálogo en absoluto.

Un sesgo histórico

“Hay una larga historia de sesgo heteronormativo en casi todas las investigaciones psicológicas y psiquiátricas por parte de lxs investigadores, por parte de las instituciones y por parte de lxs líderes de la teoría”, le contó a DoubleBlind Alexander Belser, investigador clínico de la Universidad de Yale. “Esto ha alimentado la especie de opresión estructural que sufre la gente LGBTQI+, y desafortunadamente la comunidad psicodélica también hereda mucho de esto”.

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La Alianza Nacional sobre Enfermedad Mental es la organización comunitaria sobre salud mental más grande de Estados Unidos. También ellxs sostienen que las minorías sexuales y de género son tres veces más propensas a experimentar condiciones de salud mental, como depresión severa o desorden de ansiedad generalizado. A su vez, estas minorías son marcadamente más propensas a tener una relación turbulenta con sustancias. Del 20% al 30% de los individuos LGBTQI+ abusan del alcohol, tabaco y/o drogas en comparación con el 9% de la población general. Además, el suicidio es la segunda causa de muerte más común de la juventud LGBTQI+, de edades entre 10 y 24 años.

Los psicodélicos han demostrado ser muy prometedores para tratar un número de condiciones de salud mental prevalentes en la comunidad LGBT. En el 2018, la FDA colocó a la psilocibina (uno de los componentes psicoactivos de los hongos psicodélicos) en la vía rápida para ser aprobada como tratamiento a la depresión. La FDA también calificó al MDMA (que no es un psicodélico clásico, pero suele ser agrupado con ellos) como “estado de terapia innovadora”.

El estado de las cosas

El estudio psicodélico moderno, sin embargo, no se preocupa por la identidad sexual y de género de sus pacientes. Chris Stauffer, profesor adjunto de psiquiatría en la Universidad de California, San Francisco, dice que no podemos asumir que sólo por el hecho de que los psicodélicos son prometedores en la población general también van a funcionar entre la gente LGBT, cuyo estado psicológico tiene causas particulares, como el aislamiento, la vergüenza y el estigma. Aun si estos estudios incluyeran la identidad sexual y de género, podrían no ser la vara para medir si los psicodélicos pueden tratar a la comunidad LGBT. La realidad es que muchos de ellos fueron diseñados por investigadores ignorantes de las necesidades de dicha comunidad.

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Un excelente ejemplo de esto es el equipo terapéutico que típicamente observa a lxs pacientes en los ensayos psicodélicos. Tradicionalmente, se requiere que este equipo consista de dos terapeutas: una mujer y un hombre. Esto, dice Belser, legitimiza el “concepto esencial e inútil de género que implica que la persona hombre es masculina y la persona mujer es femenina”. Esto, a su vez, niega la multiplicidad de géneros. Belser y Stauffer concuerdan que, por lo general, existe una necesidad de que haya más terapeutas queer trabajando con psicodélicos.

El principio del cambio

En los últimos años, ha habido un diálogo creciente en la comunidad psicodélica sobre cómo diversificar el ámbito. Hace sólo dos años, la Universidad de Connecticut empezó el primer estudio en la historia que le daba MDMA a gente racializada con TEPT. La Asociación Multidisciplinaria de Estudios Psicodélicos (MAPS) recibió hace un par de años un subsidio de la Open Society Foundation, para entrenar específicamente a terapeutas racializadxs.

Tienen que tomarse medidas similares para terapeutas y pacientes queer. Lxs investigadores psicodélicos con interés en la población LGBTQI+ tienen la esperanza, sin embargo, de que haya esfuerzos para cambiar esto en un futuro cercano.

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El ensayo clínico de la Universidad de California, San Francisco que le daba psilocibina a hombres gay con HIV sirve como modelo para conducir la investigación psicodélica en la comunidad LGBTQI+ a gran escala. El ensayo, que reclutó a tres grupos de hombres en el 2018, está buscando empezar a incluir mujeres cisgénero y trans con HIV.

Un largo camino por recorrer

Dicho esto, lxs investigadores psicodélicos con interés particular en servir a los individuos LGBTQI+ están de acuerdo: el campo tiene mucho camino que recorrer en cuanto a atender las necesidades de la comunidad queer. Bia Labate, fundadora del Chacruna Institute for Psychedelic Plant Medicines, dice que esto es en gran parte porque el campo psicodélico ha sido espejo del campo de la salud mental en general. Recién ahora este campo comienza a tomarse en serio cómo lidian las minorías con los problemas particulares devenidos de riesgos particulares.

“Si no se hacen esfuerzos especiales, se termina reproduciendo el estado de la sociedad en su conjunto”, le dijo Labate a DoubleBlind.

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Por eso, Labate está a la vanguardia de esos esfuerzos especiales para establecer diálogos sobre cómo hacer que el campo psicodélico sea más diverso. Chacruna, la organización que fundó para alimentar reflexiones políticas y culturales en la ciencia psicodélica, estuvo detrás de la primera conferencia del mundo que resaltaba visionarixs queer en el ámbito psicodélico, en junio del año pasado. La conferencia, Queering Psychedelics, no buscaba llevar atención a un campo preexistente, explicó Labate, sino ayudar a crear un campo que todavía no existe.

La semilla de esta conferencia fue plantada en Horizons en el 2018. Labate estaba con Gregory Wells cuando alguien se paró y preguntó tan conmovedoramente: “¿dónde está la gente queer?”.

En su momento, la respuesta era simple: Vamos a encontrarlxs.

Vía DoubleBlind, traducido por El Planteo.

Publicación original: abril 2020

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