Comer, Tomar, Fumar: Guía Práctica para Combatir la Resaca de Año Nuevo
Una copa, dos copas. Una porción de ensalada rusa, un pedacito de Mantecol, un lechón entero. Una seca, dos, secas, tres secas, mil porros. En las fiestas de fin de año, la cabeza, la panza y los pulmones viven su propia revolución. La pedalera avanza sobre el acelerador y el freno suele quedar básicamente de adorno.
A contrapelo de Goyeneche (“¿Qué importa el después?”, sí importa, y mucho), la resaca toma protagonismo: es la consecuencia indeseada de algún exceso evitable pero, también, de desmanejos, de cierto descuido. Pero nadie nos quita lo comido, escabiado y fumado.
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Entonces, ¿qué podemos hacer para mitigar los efectos de la resaca?
Qué Comer para la Resaca
Los menús festivos suelen descansar su poder (y su virtud, ¿para qué mentir?) sobre bacanales llenos de desmesura. Y entre el morfi y el alcohol, el hígado puede sufrir distintos tipos de consecuencias.
Pero se pueden prevenir.
“En relación a la comida, evidentemente va a depender de cuánto uno coma y sobre todo si hay algún tipo de condición previa. Sabemos que las personas que, por ejemplo, tienen trastornos de la vesícula biliar o cálculos biliares, cuando comen exceso de grasa o alcohol, pueden tener una crisis de dolor muy fuerte por los cálculos en la vesícula biliar o por la generación de una inflamación en la vesícula”, advierte Nicolás Di Biase, médico clínico especialista en hepatología.
De hecho, existe un tipo de hepatitis que en inglés se la conoce como “holiday hepatitis” o, digamos, hepatitis de vacaciones. Y tiene que ver, esencialmente, cuando se mezcla un exceso de alimentos ricos en grasas con muchas cantidades de alcohol.
“Si bien el hígado es un órgano que resiste muchísimo, es un órgano que para llegar a la cirrosis tarda entre 15 a 20 años. Podemos tener estas descompensaciones agudas del hígado con inflamación, con sensación de cansancio, de irritabilidad, de náuseas, vómitos e inclusive diarrea los días posteriores a esto”, cuenta el especialista.
Entonces, ¿cómo podemos prevenirlo? Parece que la única manera de hacerlo es midiendo lo que uno consume.
“Hay preparados en farmacias que contienen algunos tipos de plantas y están hechos con concentrados como alcachofa y algunos derivados sintéticos como el ácido dehidrocólico. Esos preparados son digestivos”, continúa Di Biase.
Cuando se ingieren grandes volúmenes de comida, estos preparados pueden mejorar la digestión. ¿Cómo consumirlos? “Antes de la cena y al finalizar el evento para evitar despertarse con resaca”, completa.
Qué Tomar para la Resaca
Beber un vino que realce las comidas es una forma, madura, genuina y tradicional de la cultura en el mismo nivel que las sonatas de Beethoven, la literatura de Borges o el cine de Scorsese. Pero en las fiestas hay un principio básico que nadie –nadie- respeta: el consumo de agua durante el consumo de alcohol.
La regla básica de los hepatólogos: un vaso de alcohol, un vaso de agua.
Di Biase da cátedra: “La resaca es una condición de deshidratación con mala digestión. Es una deshidratación causada por los grandes volúmenes de alcohol. El alcohol es un compuesto que deshidrata al cuerpo. Sabemos que la cerveza, entre otras bebidas alcohólicas, genera mucha diuresis, muchas ganas de ir al baño, de hacer pis, y esto deshidrata al cuerpo. Si esto lo acompañamos bailando o con jornadas de mucho gasto, de mucha sudoración y demás, contribuye a la resaca”.
En resumen, lo que produce el alcohol es una inflamación de diversos lugares del cuerpo, principalmente a nivel hepático y a nivel cerebral.
“Esto puede generar síntomas como dolores de cabeza, decaimiento, malestar general, sumado a que, como inhibe la hormona antidiurética, nos hace mear mucho. Y si a la noche meamos mucho, al otro día tenemos una deshidratación que exacerba los síntomas”, agrega Santiago Gullino, médico gastroenterólogo y director de Conectar Med, un proyecto multidisciplinario de acompañamiento terapéutico, producción de material científico y asesoría técnica y legal vinculada al cannabis.
Lo dicen los más veteranos, lo subrayan los que más saben: no hay que mezclar. ¿Y qué pasa, entonces, con esas famosas “mezclas”?
“En mi opinión personal, no es una cuestión de que la mezcla ‘haga mal’ en sí. Lo que hace mal es combinar diferentes bebidas alcohólicas o derivados del alcohol de mala calidad. Entonces, más allá de la mezcla, el problema es la calidad de la bebida que vamos a tomar. Y a si esto lo combinamos con gaseosas que tienen un montón de azúcar, esa deshidratación se agrava muchísimo más y al otro día nos queremos matar”, identifica Gullino.
¿Fumar Porro?
Ahora bien, en cambio, el consumo de porro en las fiestas anida en condiciones, pongámosle, netamente idiosincráticas: depende de cada uno, de los límites autopercibidos, de conocer ese hasta acá, aquí me bajo, hasta luego, ya estoy bien.
Consumida por vía inhalatoria, la marihuana suele tener un efecto promedio de entre dos a tres horas. Sin embargo, hay personas que al otro día siguen sintiendo una especie de cansancio, una resaca.
Pensamientos lentos y erráticos, dificultad para razonar, efecto rebote: una sensación de tener altos los cannabinoides que generan placer, buen humor y bienestar general versus el displacer de no tenerlos. Un choque de frente al que el cuerpo suele pasarle factura.
“Si eso se combina con alcohol o con otras sustancias, obviamente puede ser peor”, indica Gullino.
Pero es algo muy individual.
“Esto es lo que nos enseña el pegue del cannabis. Inclusive los efectos terapéuticos son muy individuales porque dependen del seteo de nuestro sistema endocannabinoide. En el caso del cannabis, hay muchos estudios que evalúan a los fitocannabinoides como el CBD, e inclusive al THC, como grandes antiinflamatorios hepáticos o antioxidantes hepáticos. Entonces, contribuirían en cierta medida a la protección hepática cuando uno está consumiendo alcohol”, describe el hepatólogo.
Y en caso de las mezclas como alcohol y cannabis, lo que suele suceder es una potenciación del efecto sedativo: la persona va a llegar al sueño mucho más rápido, ya que está mezclando dos elementos sedativos como el alcohol y el cannabis.
“En quien no tuvo una buena ingesta de alimentos puede provocar la pálida o un cuadro de hipotensión arterial con vómitos, en el cual la persona se siente muy descompuesta. Y se ve principalmente en las mezclas de alcohol y faso sin nada de comida y sin nada de agua”, dice Di Biase.
Pasarla bien y contarlo luego: la ganancia reside en unir esos tiempos. De frente contra el monstruo de la resaca, la principal herramienta para combatirla es que los voluptuosos rituales festivos y los principios del placer queden ecualizados: darnos los gustos, disfrutar de algún exceso y saber cómo decirse “hasta acá”.
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