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Oliver Nash Habla de la Visibilidad de los Hombres Trans, de Salud Mental y de su Nuevo Libro

Por Marian Venini

Oliver Nash Habla de la Visibilidad de los Hombres Trans, de Salud Mental y de su Nuevo Libro

✍ 11 June, 2022 - 13:13

Escuchamos una y mil veces: lo que no se nombra no existe. Durante años, sino décadas, sino siglos, ha habido grupos relegados por la sociedad, condenados al silencio, a no ser mencionados por la historia, al “de eso no se habla”. Y las consecuencias de este verdadero asesino silencioso siempre han sido reales y letales, pero recién ahora se están dando a conocer en toda su magnitud.

Por eso es tan importante la labor de las personas que van en contra de esta corriente, que ponen sus experiencias en palabras y se atreven a afirmar: “sí, existimos”. Ahí es donde entra el trabajo de Oliver Nash: periodista, comunicador audiovisual y estudiante de derecho dedicado a visibilizar temáticas LGBT y, particularmente, a las masculinidades trans, en las redes sociales. Además, Nash forma parte de Abosex, un espacio de abogados por los derechos sexuales que intenta ayudar a otras personas LGBT con cuestiones legales.

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Y como si todo eso fuera poco, Oliver acaba de publicar su primer libro, titulado Siempre estuve ahí. Allí, cuenta la historia de su transición, su experiencia con las redes sociales y le da esperanza a quienes todavía no han podido alzar la voz y contar su propia historia.

Siempre estuve ahí

Convendría empezar la historia por el principio: es decir, por el momento en el que Oliver se dio cuenta de que era Oliver. Pero no es tan fácil. Como bien explica el periodista, no se trata tanto de un momento bisagra, sino de una vivencia sostenida.

“Cuando era un nene, me veía a mí mismo como nene”, relata Nash. “En un momento me empecé a dar cuenta de que los demás no me veían así. Entonces dije ‘ah no, acá pasa algo: o yo estoy equivocado o los demás’. Pero cuando absolutamente todo el mundo y toda la sociedad te está repitiendo que no sos un nene, vos decís ‘bueno, deben tener razón’”.

Esta incomodidad lo acompañaría muchos años. Pero no, la sociedad no tenía razón: “No porque mi cuerpo sea un cuerpo equivocado, como mucha gente repite, sino porque lo que te muestran como hombre es sólo una posibilidad. Y cuando vos sentís que no estás dentro de esa posibilidad, sentís que hay algo mal en vos. Ahí es cuando empezás a sentirte mal con un montón de cuestiones”, dice el periodista.

Efectivamente: cuando no existe ni una educación ni un contexto adecuados para poder expresar estas vivencias, a veces no queda otra opción que reprimirlas. Eso es lo que le sucedió a Oliver. Lo cual, obviamente, empezó a tener consecuencias graves, en forma de ataques de ansiedad. Porque ya sabemos: lo que hierve no se tapa.

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Fast forward a la adultez: de repente, la explosión de Internet le permitió ver a algunos hombres trans en las redes, en los medios, en el ojo social. Ya Oliver no podía evitar más su situación, aunque hay un trecho largo entre aceptar tu identidad y salir del armario.

Era obvio que era un hombre trans”, cuenta. “Había tenido diferentes momentos en los que podría haberlo dicho, podría haber hecho algo, pero por un montón de circunstancias, muchas veces por el mismo contexto social y la poca información, no lo podía hacer… No había mucha vuelta atrás, ya no podía negarlo, pero no iba a decirlo”.

Pero esta evasión no duraría mucho. “Se empezaron a desbloquear un montón de recuerdos de la adolescencia y la niñez, que yo había ido borrando, bloqueando, por no animarme a poder hacerlo y por miedo a lo que me podían llegar a decir. Nadie me iba a creer. No era una posibilidad”.

Pero sí era una posibilidad. Y sí le creyeron. Y sí: Oliver Nash siempre había estado ahí. Así fue como empezó a vivir su vida de manera auténtica y sincera: como hombre trans.

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Tapa de ‘Siempre estuve ahí’, de Oliver Nash. Foto por Nora Lezano.

¿Y colorín colorado, comieron perdices, vivieron felices para siempre y todas esas cosas? No, para nada. Fue dificilísimo.

Oliver detalla: “A veces quizás uno puede creer ‘ah, bueno, alguien se dio cuenta que es trans, ya está, listo, ya tiene todo solucionado’. Y en realidad, por lo menos en mi experiencia, el primer momento en el que me di cuenta fue el más difícil. Creo que lo más difícil es salir del armario uno mismo y aceptar quién sos. Después, uno no puede controlar lo que la gente opine o cómo va a reaccionar”.

Y no sólo cambia unx cuando transiciona: cambia tu vida, tu manera de relacionarte con el mundo y con la gente. Es un proceso y un aprendizaje, siempre abierto.

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Así, Oliver Nash entendió que su experiencia podía resultar valiosa para otros chicos como él, que quizás no se ven reflejados en ningún medio mainstream. Es más, quizás su historia también sirva a personas cis que quieran entender mejor cómo son las vivencias de este grupo.

Es por eso que se puso a escribir su primer libro, Siempre estuve ahí. ¿Y cómo es este libro? “Básicamente es un recorrido del primer momento, en el que no entendía qué pasaba. Cómo de golpe me fui dando cuenta y cuáles fueron todas las cosas que yo fui identificando”, explica.

Y suma: “Lo que quise hacer fue no enfocarme en un libro teórico, porque sentía que eso cierra más puertas de las que termina abriendo. A veces se usan muchos términos que una persona que no está en el tema no tiene ni idea qué es”.

Por ejemplo, los términos como “cis”, “heteronorma” o “no binario” pueden resultar confusos para alguien que ha tenido un contacto nulo o escaso con teoría de género. Y esto incluye a las personas trans: “No todas las personas trans tienen por qué saber, ni por qué estar informando ni ser educadores en estos temas”, aclara Nash.

Es por esto que el autor tomó la decisión de abordar su libro con una impronta más personal, desde un lado más literario y menos teórico: para que cualquiera pueda acercarse.

Lo esencial es invisible a la gilada

Ya mencionamos que la historia de Oliver Nash se parece mucho a la de tantos otros chicos trans: se dio cuenta de quién era ya de adulto, pasados los 25. Pero, ¿por qué es tan común esta historia? ¿Por qué tantos chicos comienzan su transición ya entrada la adultez? Oliver señala que el factor de la visibilización juega un rol clave.

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“Yo sé que soy trans desde chico. El problema es que no tenía forma de sentirme reflejado en el mundo porque no conocía ni veía a ningún hombre trans: ni en los dibujitos, ni en los medios, ni en las películas, en ningún lado… para mí no existía esa realidad”, explica.

Lo que sí existía, lo que se veía, eran mujeres trans. Pero por todas las razones equivocadas: en el circo mediático eran mostradas más como un espectáculo amenazante y agresivo que como personas. Ciertamente, la mezcla entre sexualización y demonización de este grupo es ya de larga data. Moraleja: no toda visibilidad es positiva ni lleva a una mayor inclusión.

Al respecto, Oliver aclara: “Claramente esto no es culpa de las mujeres trans. Es porque la sociedad las discriminaba activamente más. Entonces las mostraba y las nombraba más. Y a los hombres trans ni siquiera se los nombraba. Es como que no existían”.

Así es como se llega a la situación del huevo y la gallina: sin representación, no hay identificación, no hay gente saliendo del armario. Entonces, no hay visibilidad. Y así. “¿Cómo terminás con la invisibilización de los hombres trans si no hay hombres trans visibles? ¿Cómo generar visibilidad?”, se pregunta Oliver.

“Es algo que no sabes por dónde empezar para terminarlo. Entonces: ¿por qué no hay hombres trans en los medios de comunicación? Porque la gente ni siquiera sabe que existen”.

Y es por esto que tantos hombres, como Oliver, se dan cuenta de su identidad más tarde. Recién ahora, con las redes sociales, se está revirtiendo esta situación para las masculinidades trans.

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Foto por Nora Lezano

Oliver cuenta un poco cómo lo ayudaron las plataformas como YouTube o Twitter: “Creo que lo que me permitió finalmente darme cuenta fue justamente empezar a ver hombres trans en redes sociales. A mí me ayudaron un montón a conocer otra gente que vivía esa realidad, que antes de las redes sociales ni siquiera sabía que existía”.

En cuanto a esto, Oliver aporta un dato de color: “Si te fijás, muchos nombres de hombres trans son en inglés. Y no es por nada”. No: es porque la inmensa mayoría de lxs youtubers o influencers trans son de habla inglesa. ”Quizá su única representación fue ahí y terminan adoptando el nombre de esa persona en la que se sentían representadas”.

¿Y por qué pasa esto? Porque la visibilidad de otras personas trans ayuda a las que todavía o no pueden salir del armario o vivir totalmente con su identidad. Parece obvio, pero no lo es.

“A mí me pasaba que, cuando yo veía a otra persona trans o a otro hombre trans haciendo cosas que yo quería y en ese momento no podía, me daba la ilusión de que en algún momento lo iba a poder hacer. Era como ‘bueno, en este momento no puedo, me siento horrible porque no lo puedo hacer, no sé cuándo voy a poder. Pero esa persona que está ahí y que vive más o menos lo mismo que yo lo está pudiendo hacer’. Eso te da un poco de esperanza”, dice Nash.

Y esperanza hay, cada vez más. Si bien las masculinidades trans siguen siendo, indiscutiblemente, poco representadas, ha habido avances en este frente. Oliver cita como momento bisagra la Ley de Identidad de Género en Argentina, que permitió que muchas personas (él incluido) se animaran a salir de ese maldito armario. “Es una ley que básicamente te da el derecho a tener tu documento. Es un montón. Te da otra seguridad para por lo menos poder ser vos”.

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También hay cada vez más iniciativas y proyectos para aumentar la visibilidad de los hombres trans, como el reciente documental Todos tipos trans.

¿Dónde están los hombres trans?

Parecería obvio, con todo lo expuesto, que una solución a este problema sería una mayor educación sobre las realidades trans, ¿no? La respuesta es un rotundo “sí… pero”.

Por un lado, se suma el tema de la constante infantilización a la que se enfrentan estos hombres. Sus voces, sus experiencias personales, no son tomadas en serio ni consideradas meritorias de espacio. Oliver explica: “Los hombres trans nunca podemos hablar por nosotros mismos. Incluso a veces las mujeres cis hablan por los hombres trans. En las películas más famosas donde hay hombres trans, están interpretados por mujeres cis. Es muy difícil que llamen a hablar a un hombre trans sobre una temática trans o para hablar de cualquier otra cosa”.

Porque, a todo esto: ¿por qué es responsabilidad de los hombres trans andar educando a la gente sobre sus experiencias? ¿Por qué la sociedad reclama este esfuerzo, so pena de seguir excluyéndolos?

“Muchas veces decimos que no tenemos por qué estar hablando solo de esto. En mi caso hablo de eso porque creo que genera visibilidad, pero de una manera es una obligación y un deber estar educando sobre estos temas”, dice Oliver. “Además de ser un desgaste, hay gente que cree que una persona trans le debe educación. Te dicen que ‘si no las educás, no te pueden aceptar’. Si no saben lo que es ser trans, ¿cómo te van a respetar? Entonces veo que te echan la culpa de su transfobia a vos”.

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“La cuestión de la invisibilización y de esa infantilización constante es que hace que nunca estemos no sólo en los medios, sino tampoco en lugares de poder, ni al frente de un organismo ni nada. Hay muchos hombres trans. Lo que no hay es en esos lugares”, profundiza el periodista.

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Lo que sí hay es discursos transodiantes en la televisión pública, alimentados en muchos casos por la ideología TERF, un movimiento de odio anti trans pobremente disfrazado de feminismo.

Y los efectos de estos discursos en la vida de los hombres trans son reales. Por ejemplo, “hay mucha gente que piensa que un hombre trans no sufre discriminación porque es hombre, entonces ni siquiera las tiene en cuenta para temas de cupo o cosas así”, dice Oliver.

Pero hay otro terreno en el cual estas consecuencias se ven amplificadas en gravedad.

Cuestión de salud

A esta altura, cabe preguntarse: ¿cuáles son las consecuencias de este horrendo cóctel de invisibilización, estigmatización, exclusión y confusión? La respuesta no debería ser sorpresa para nadie: hoy por hoy, las masculinidades trans están entre los grupos que más sufren cuestiones de salud mental.

“El hecho de que un hombre tenga menos espacio para poder expresar su identidad o lo tenga que hacer de más grande porque no hay representación (cosa que ahora por suerte está cambiando), obviamente termina afectando a tu salud mental”, explica Nash.

Para complicar más las cosas, no es fácil realizar estadísticas del tema y menos con la poca prioridad que se le da a los hombres trans en el ámbito de la investigación. Esto se ve especialmente reflejado en la falta de educación que tienen lxs profesionales de la salud sobre esta temática.

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Al respecto, el periodista revela: “Es muy, muy complejo, porque muchos no están informados y no les interesa informarse. Entonces tenés que estar adivinando a cuál ir o pidiendo 500.000 recomendaciones para saber cuál es seguro. A veces termina siendo más violento un psicólogo porque no respeta tu identidad, o quiere aplicar una especie de terapia conversión al decirte que seguramente estás equivocado. Hay muchos que no es que no estén preparados, si no que directamente son transodiantes”.

Por supuesto, esta incertidumbre genera que muchas personas trans tengan miedo de buscar ayuda profesional. Y esto no se limita al plano de la salud mental, sino de la salud en general.

“Gran parte de las personas trans muchas veces prefiere no ir al médico, y es terrible”, afirma Nash. “Y si no tenés un entorno o una familia que te apoya, es más difícil”. En estos casos, que son desgraciadamente muchos, la misma comunidad trans suele terminar brindando el apoyo y contención que brilla por su ausencia en muchas familias estándar.

Además, Oliver señala que es posible encontrar buenos profesionales de la salud que respeten la identidad trans, pero a veces es una cuestión de privilegio y oportunidades. En Buenos Aires, por ejemplo, el acceso es mucho más fácil que en el resto del país.

Por caso, ya mencionamos que Oliver se pasó la adolescencia sufriendo de ataques de ansiedad, cuya causa sólo entendería años más tarde. Hoy, al descubrir la fuente de ese malestar, está pudiendo combatirlo.

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Asimismo, menciona el acceso a la testosterona como un gran catalizador de su sanación.

“Muchos intentan justificar la violencia del hombre con la testosterona: que te hace violento, que te hace agresivo… Incluso quieren decir que las mujeres trans son violentas por la testosterona”, dice el periodista. “A mi me pasó que, cuando empecé con testosterona, fue todo lo contrario. Me permitió ser más sensible, más abierto y más cariñoso. No sólo me permitió estar más cómodo conmigo, sino con mi entorno, con la gente en general. Me dio mucha tranquilidad”.

Tanta tranquilidad le dio que, de momento, afirma que su ansiedad “bajó totalmente”.

Tejiendo redes

Ya mencionamos que las redes sociales pueden ser aliadas en cuanto a la visibilización de grupos menos representados. Y también pueden ser un oasis de aceptación, en contraste con un mundo real hostil y decididamente transfóbico.

Hoy, Oliver Nash es un ejemplo viviente de cómo las redes sociales pueden ayudar a estos grupos, a crear comunidades y espacios de contención. Con casi 50 mil seguidores en Twitter y 15 mil en Instagram, el periodista comparte sus experiencias individuales como hombre trans y visibiliza cuestiones relacionadas con el género.

Oliver nos cuenta: “Yo empecé a vivir mi identidad en redes. Ese fue el primer lugar donde yo dije quién era. Ahí empecé a usar pronombres masculinos y a acostumbrarme… Yo no entendía qué me pasaba y empecé a tuitear desesperado cosas, porque me sentía muy mal. Era yo sintiendo que no podía hacer nada, era mi frustración”.

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Foto por Nora Lezano

Para su sorpresa, el apoyo que recibió desde la pantalla de su celular fue enorme, abrumador y exactamente lo que necesitaba.

En ese momento, ni se le pasaba por la cabeza la posibilidad de transicionar, simplemente no era parte de su realidad. Pero el tiempo no le dio la razón. “Las cosas se van dando de a poco, aunque uno crea que no las puede hacer nunca”.

Y eso es lo que quiere transmitirle a las personas que se encuentran en la misma situación que él en esos primeros años. Hoy, hay miles de chicxs trans que todavía no han podido salir del armario o se encuentran en situaciones vulnerables. Hace no tanto, Nash era uno de ellos: ahora, se encuentra del otro lado, y sus tuits representan una esperanza invaluable.

No obstante, Nash se muestra humilde al respecto. “Yo siento que lo que yo recibí en ese momento fue mucho más de lo que puedo estar dando ahora. En realidad, no siento que esté ayudando a alguien, aunque lo esté haciendo. Porque mi objetivo en parte sí es dar visibilidad, pero en un primer momento era ayudarme a mí mismo”, afirma.

Pero el periodista no puede escapar al efecto positivo que tiene: le llegan constantemente mensajes de agradecimiento de chicos que están en la misma situación que le tocó vivir a él, hace no tantos años. El impacto es palpable: su trabajo hace que mucha gente se sienta menos sola, que tenga la esperanza de que quizás, algún día, va a poder vivir la vida que quiere.

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Al respecto, Nash confiesa: “Es súper raro. Yo no lo puedo creer. Me hace sentir muy feliz poder ayudar por lo menos a alguna persona a no estar tan sola, o a sentir que lo va a poder hacer”.

“Ahí es cuando siento que sirve de algo mostrarse. A veces uno se expone y tiene que estar contestando quizá cosas íntimas, de su vida”, detalla Oliver. Porque, a veces, esta exposición y vulnerabilidad se relacionan más con el lado oscuro de las redes.

‘El odio que tiene esa gente es un odio consigo misma’

Y sí: las redes sociales nos han permitido muchas cosas hermosas, pero es innegable el peso de sus peores facetas. Las demostraciones de odio hacia los grupos marginados son un claro ejemplo.

“Al principio me ponía muy mal cuando recibía comentarios de odio o comentarios que se burlaban de mis pronombres, de mi nombre, o me trataban en femenino. Me decían que siempre iba a ser mujer, cosas así”, comparte Nash.

“Al principio sí me afectaba. Lo que me está pasando (aunque no debería ser así, porque uno nunca debería acostumbrarse al odio) es que me estoy acostumbrando a eso, a convivir con ese odio. Porque básicamente fue la única forma que encontré para poder seguir estando en determinados espacios, como pueden ser redes sociales”, agrega. “O convivís con eso o te termina afectando mucho, te termina haciendo mal. Es muy difícil”.

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Por supuesto, Oliver no está hecho de piedra, y a veces este torrente negativo lo afecta. Y si lo afecta a él, un adulto en una situación estable en cuanto a su transición, es tremendo imaginar lo que debe experimentar alguien más joven, con menos recursos, todavía silenciadx y con miedo de salir del armario.

Sin embargo, el periodista tiene un antídoto frente a esto, o más bien, una manera de ver las cosas más sana. “Me di cuenta de que el odio que tiene esa gente es un odio consigo misma. Y lo termina expresando contra mí, contra la gente trans en general. Y no hay nada que yo pueda hacer que cambie eso”.

Esto se traspola fuera de las redes y al mundo real. Al comienzo de su transición, la potencial transfobia (o mejor dicho, transodio, porque de fobia no tiene nada) era una fuente de preocupación para el joven Nash.

“¿Cómo voy a hacer con la transfobia?”, se preguntaba. “No sólo en redes: en el médico, en la calle, en la vida. Cuando alguien sabe o se da cuenta de que soy trans, o lee mi nombre anterior, ¿cómo voy a hacer? Yo sentía que no iba a aguantar eso. Y te vas acostumbrando. Es una parte más de algo que te toca vivir”.

Cuando me di cuenta de que no podía cambiar eso, que no dependía de mí, dejé de echarme la culpa de ser quien era. Dejé de castigarme. Pero no, no fue fácil llegar a ese punto”, agrega.

Por lo pronto, la casilla de Oliver Nash está abierta para cualquier persona que tenga dudas sobre su identidad. Y su recomendación es simple: seguir a personas trans en las redes. “Creo que la mejor forma de aprender sobre el tema trans es leyendo experiencias en libros, en redes, viendo videos, donde sea. Porque no es difícil entender lo que es ser trans”.

Foto de portada por Nora Lezano

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ACERCA DEL AUTOR

Marian es la directora editorial de El Planteo. Además del trabajo de escritura, traducción y edición, maneja todo el contenido de nuestrxs colaboradores.

Ha sido publicada en varios medios, como Benzinga Cannabis, High Times, Yahoo y Forbes. También acaba de lanzar su propio proyecto en YouTube.

Cuando no está haciendo todo eso, toca el piano y el bandoneón, escribe poesía, dibuja y hace origamis.

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