Básicos del Cannabis: Encontrando tu Dosis y tu Método de Consumo

La experiencia del cannabis es muy diferente para cada quien. Algo que una persona encuentra perfecto para relajarse puede resultarle demasiado letárgico a otra. Alguien puede encontrar que una cepa es excelente para trabajos creativos, y a otra persona puede inducirle demasiada ansiedad. Como droga “bimodal”, los efectos de la marihuana pueden variar ampliamente dependiendo de la dosis y método de consumo.

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Con un abanico tan grande de efectos potenciales, encontrar las dosis y métodos para cada individuo es esencial para tener buenas experiencias y evitar las malas. La siguiente guía intenta generalizar lo que al fin y al cabo es una experiencia muy subjetiva, así que hay que tener en cuenta que puede que se necesite algo de prueba y error antes de encontrar tu manera favorita de consumir. Si recién empiezas este viaje, recuerda tres cosas:

1. Empezar muy de a poquito (los efectos del humo o el vapor pueden sentirse luego de segundos, mientras que los de un comestible pueden tardar una hora o más)
2. Siempre se puede tomar más, pero nunca menos (se explica solo, ¿no?)
3. El CBD es el antídoto para cuando sientes que te excediste con el THC (fíjate si puedes conseguir CBD en caso de que quieras aventurarte a dosis más altas de THC)

¿Cómo funciona?

El THC, o tetrahidrocannabinol, es la molécula psicoactiva del cannabis que hace que te sientas “locx”. Todos los cuerpos de mamíferos, incluyendo a lxs humanxs, tienen un sistema endocannabinoide que regula un amplio espectro de comportamientos, incluyendo sueño, memoria, apetito, dolor y más. Este sistema tiene varios receptores que son perfectos para recibir al THC. Este es el mecanismo principal por el cual el cannabis nos afecta. Mientras que estos mecanismos operan virtualmente de la misma manera cada vez que consumes, la cantidad y el método con que lo haces tienen un efecto potencialmente drástico en tu experiencia.

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Cuando fumas o vapeas cannabis, el THC es transferido de los pulmones al torrente sanguíneo, y luego al cerebro, donde hace su trabajo. Comer o tomar THC lo lleva a hacia tu estómago, y lo que es más importante, hacia tu hígado, donde el THC es metabolizado en 11-hidroxi-THC, que suena espantoso, pero es más o menos lo mismo. La diferencia es que pasa más fácilmente de la sangre al cerebro, lo cual suele resultar en una sensación más intensa, aún consumiendo la misma cantidad de THC.

Dosis de marihuana: ¿comer o fumar?

Otra vez, todo el mundo es distinto. A pesar del concepto convencional de que ingerir THC es más intenso que inhalarlo, hay gente a la que le resulta al revés. Especialmente si consumes de alguna de las dos maneras con regularidad, tu cuerpo puede desarrollar tolerancia de una más que de la otra.

Si es tu primera vez, fumar o vapear marihuana puede facilitar ajustar la dosis en el momento. El efecto más rápido hace que puedas tomar pasos pequeños, juzgar tu estado mental y decidir si quieres más o si ya es suficiente. Aun si inhalas demasiado, los efectos se van más rápido que comiendo.

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Comer cannabis tiene sus beneficios, incluyendo dosis más consistentes y no necesitar inhalar si prefieres no involucrar a tus pulmones. Pero el efecto retardado es una de las razones más comunes por las cuales la gente repite la dosis, así que ten paciencia. Los efectos también duran más, así que es mejor si puedes tener CBD cerca en caso de que sientas que te has pasado con la dosis. ¡Siguiendo estos consejos, podrás encontrar tu dosis y método para consumir marihuana muy pronto!

Vía Flowertown, traducido por El Planteo.

Publicación original: mayo 2020

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