Salud Intestinal: ¿Y Si Tu Inflamación Abdominal Se Cura con Cannabis?

Todos conocen a alguien que padece de inflamación abdominal o tiene algún trastorno del sistema digestivo. El doctor Santiago Gullino, gastroenterólogo y miembro de la Sociedad Latinoamericana Interdisciplinaria de Cannabinología, comparte cómo el cannabis podría ser una alternativa al respecto y los avances en este campo.

Seis de cada diez argentinos sufren trastornos digestivos como inflamación, tránsito lento, acidez e hinchazón, siendo más prevalentes en mujeres (71%) que en hombres (62%), según la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE) y un estudio de la Organización Mundial de Gastroenterología (OMG) realizado en 2008.

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Estos problemas, aunque sean tratables, afectan la calidad de vida y están asociados al estrés, a los malos hábitos alimenticios y a la falta de consulta médica. En algunos casos, medidas como una dieta rica en fibras, ejercicio físico, consumo de probióticos y manejo del estrés pueden mejorar estos trastornos, que no siempre implican daño estructural, pero sí tienen un impacto notable en la salud.

Entonces, ¿cómo es que el cannabis interactúa con la inflamación, la salud intestinal y el aparato digestivo?

Trastornos del aparato digestivo: ¿Qué rol puede jugar el cannabis ante la inflamación?

El aparato digestivo puede sufrir dos tipos principales de trastornos: orgánicos y funcionales. “Los trastornos orgánicos son aquellos que podemos ver y diagnosticar con certeza, como una úlcera o la enfermedad celíaca”, dice el doctor.

Entre estos, las enfermedades que implican inflamación intestinal, como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn son de las más graves. Estudios recientes, señala Gullino, han demostrado que el CBD, un componente del cannabis, puede ayudar a reducir los síntomas durante las crisis de colitis ulcerosa. “Los pacientes que usaron CBD mejoraron sus recaídas clínicas y los síntomas de la enfermedad”, afirma el gastroenterólogo.

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Por otro lado, los trastornos funcionales, como el síndrome de intestino irritable, suelen estar vinculados al estrés y las emociones. Estas condiciones, que incluyen dolor abdominal, náuseas e incluso anorexia, no tienen una causa orgánica identificable.

Más allá del ‘bajón’: Lo que el cannabis nos enseña sobre el hambre y las emociones

El “bajón” o aumento del apetito tras el consumo de cannabis tiene una base científica. “El receptor CB1, estimulado por el THC, regula el apetito hedónico”, comenta el doctor, y añade que “en el tubo digestivo hay más neuronas y tejido nervioso que en el sistema nervioso central”. Este fenómeno, conocido como endocannabinoidoma, regula aspectos clave como la sensibilidad visceral, las emociones y la motilidad intestinal. Ante esto, el cannabis puede actuar sobre el eje intestino-cerebro, que conecta las emociones con el sistema digestivo.

“Los cannabinoides pueden regular la velocidad y motilidad del tubo digestivo, influir en la sensibilidad del abdomen y, por ende, en cómo percibimos el dolor, la inflamación y el malestar”, destaca el entrevistado. Esto resulta particularmente útil para condiciones en las que no hay daño estructural evidente pero sí un impacto en el bienestar del paciente, como en los trastornos funcionales.

El efecto bifásico del cannabis también es relevante para hablar de inflamación y salud intestinal: “Una dosis baja de THC puede estimular el apetito, mientras que una alta podría inhibirlo”. Este mismo principio se aplica a otras respuestas, como el manejo del dolor o del sueño. El cannabis medicinal aporta incluso en el tratamiento de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), los cuales también tienen alta prevalencia en Argentina.

No obstante, Gullino advierte que “las estrategias para un sistema endocannabinoide saludable deben incluir también una dieta rica en omega-3 y omega-6, ejercicio, actividades creativas y un buen descanso”, además de terapias farmacológicas en casos necesarios.

El cannabis como aliado para la celiaquía

En el caso de la celiaquía, subraya que el tratamiento principal sigue siendo la dieta libre de gluten. Sin embargo, señala que “los cannabinoides, especialmente el CBD, pueden ser útiles para tratar síntomas como el dolor visceral y la inflamación”. También, remarca que el THC podría tener un impacto positivo en la sensibilidad visceral y en el alivio de efectos secundarios.

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La celiaquía es una de las pocas enfermedades que tienen un tratamiento efectivo: la dieta libre de gluten. “Es un tratamiento sin grises que si la persona cumple a rajatabla y se mantiene sin complicaciones”, enfatiza Gullino. No obstante, los cannabinoides, especialmente el CBD, pueden ser un aliado para aliviar ciertos síntomas asociados, como el dolor visceral y la inflamación.

“El dolor visceral es uno de los síntomas con mayor potencial para ser tratado con cannabinoides”, dice el médico, ya que este tipo de dolor, difuso y complicado de caracterizar, está relacionado con procesos inflamatorios y autoinmunes propios de la celiaquía. En etapas avanzadas, también pueden surgir problemas como la desnutrición, agravados por la atrofia vellositaria que afecta la absorción de nutrientes esenciales.

El doctor Gullino destaca que “estos procesos generan inflamación biológica y química, con glóbulos blancos atacando al propio cuerpo”, lo que complica los síntomas.

En este contexto, el CBD ha demostrado tener efectos antiinflamatorios que podrían aliviar condiciones derivadas de la celiaquía, mientras que el THC tiene mayor afinidad con los receptores nerviosos, ayudando a reducir la sensibilidad visceral y el dolor.

Entonces, sí, la dieta libre de gluten sigue siendo la base del tratamiento . Pero el uso de cannabis podría complementar esta terapia, mejorando la calidad de vida de los pacientes. “Es importante que las personas tengan derecho a explorar estas opciones, siempre con el acompañamiento adecuado”, concluye Gullino.

Por qué el cannabis sigue siendo tabú entre los médicos argentinos

El uso terapéutico de cannabis todavía enfrenta barreras en el sector médico. “Es una herramienta compleja, no siempre tiene una evidencia científica de respaldo donde uno pueda tener certeza de que va a ser seguro y que va a ser efectivo”, comenta Gullino. Además, la falta de productos confiables y la estigmatización dificultan su adopción. Entretanto, el especialista llama a integrar conocimientos populares y ancestrales con la medicina moderna para avanzar en su aplicación.

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Muchos deben preferir evitar el riesgo que supone incursionar en terapias novedosas debido a la falta de regulaciones claras y acceso seguro a productos de calidad. El doctor cuenta que en Santa Fe existe una ley provincial desde 2017 que no ha sido implementada de manera efectiva. “Tenemos una ordenanza de cannabis en la ciudad de Santa Fe que nunca se reglamentó, pero hay cierto interés político por avanzar”, comenta en relación a los recientes avances en las provincias argentinas sobre el cannabis.

Generar nueva evidencia científica y acompañar a los pacientes que desean incursionar en estas terapias es parte de un cambio más grande que sólo el cannabis. Se trata de que la comunidad médica amplíe su perspectiva y rompa con el paradigma tradicional. “Es una gran responsabilidad hacerlo de forma seria, segura y con el objetivo de seguir creciendo en este campo terapéutico”, expone el gastroenterólogo que, acto seguido, enfatiza en el rol de las universidades para la investigación.

El reto científico del cannabis: La evidencia popular y los paradigmas médicos

El estudio del cannabis presenta uno de los mayores retos para la ciencia moderna debido a la complejidad de sus compuestos. “Pasamos de estudiar una sola molécula a analizar 500 principios activos con efectos en múltiples receptores”, recuerda Gullino. Esta diversidad plantea un obstáculo en la generación de evidencia científica robusta bajo el método tradicional, que se basa en evaluar variables aisladas.

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Además, la dificultad aumenta al estudiar preparados de espectro completo (“full spectrum”), que incluyen una amplia gama de compuestos activos de la planta. “Seguimos como en pañales en la ciencia”, admite. Gran parte del conocimiento actual proviene de la evidencia popular y los testimonios de usuarios. A la sazón, esto no resta valor al potencial del cannabis para transformar paradigmas médicos.

“El sistema endocannabinoide está presente en cada aspecto de nuestra salud intestinal y digestiva”, manifiesta el gastroenterólogo. Con más investigación y educación, el cannabis podría convertirse en la razón de que la calidad de vida de millones de personas con inflamación u otro tipo de padecimientos mejore. La colaboración entre la ciencia, industria y educación será fundamental para desbloquear todo el potencial de esta planta.

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