Los Beneficios del Uso del Cáñamo en las Industrias de la Construcción y Textil
Por Natán Ponieman y Javier Hasse
Desde que el proceso de legalización del cannabis tomó impulso global, mucho se dijo acerca de su potencial medicinal y terapéutico, así como también del enorme mercado que espera detrás de la regulación de la marihuana para uso adulto.
Sin embargo, la planta del cannabis ofrece un potencial mucho mayor del cual hoy sólo vemos la punta del iceberg. El cáñamo es una subespecie de la planta del cannabis: no posee gran parte de los efectos psicoactivos de la marihuana, pero sí tiene la capacidad de ser usado como material en la industria textil y de construcción.
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De hecho, se espera que las ventas industriales se tripliquen en los próximos 7 años, ascendiendo de USD 4.710 millones en 2019 a USD 15.260 millones en 2027.
Una planta, múltiples mercados
“Por miles de años, los seres humanos han utilizado las semillas, los tallos y las flores de la planta de cáñamo industrial para generar alimentos, textiles, papel y telas”, dice Bob Hoban, abogado experto en cannabis y líder de la firma Hoban Law Group.
Incluso, su uso se extendió a suelo argentino. En nuestro país, el cáñamo tiene una larga historia que se remonta a Manuel Belgrano, quien desde un artículo de 1797 impulsó el espíritu cañamero y defendió su cultivo. Aunque el proyecto de Belgrano no proliferó, el cáñamo logró encontrar su lugar en la agricultura nacional.
Para mediados del siglo XIX, se contabilizaban múltiples productores en la provincia de Mendoza. El cultivo llegó a su fama a principios del siglo XX cuando las clásicas alpargatas “Rueda” comenzaron a usar el cáñamo como materia prima principal.
A pesar de que el cultivo siempre fueron cercanos al imaginario criollo, algunas políticas prohibitivas en relación a la marihuana lo dejaron en el olvido. Hoy, tecnologías modernas de procesamiento están permitiendo usar el cáñamo como alternativa a productos basados en petróleo, incluyendo gasolina, plástico y otras commodities que generan un gran costo para el medioambiente.
Reduciendo la huella de carbono
Steve DeAngelo, uno de los más reconocidos activistas cannábicos de las últimas décadas, dice que el cáñamo tiene la capacidad de reemplazar prácticamente cualquier producto derivado del petróleo. De su boca: “El cáñamo puede cultivarse sin pesticidas. Captura 22 toneladas de carbono atmosférico por hectárea. Es un potente fitorremediador que extrae venenos industriales de tierras contaminadas. Y, asimismo, es una herramienta poderosa para controlar la erosión y remediar tierras improductivas o marginalmente productivas”.
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Y sigue: “Recién ahora estamos aprovechando el potencial de la planta de cáñamo industrial como cultivo rotatorio con cualidades de agricultura regenerativa”. Por caso, Bob Hoban fue una figura clave en el desarrollo de políticas de estado para varios países en proceso de legalización del cannabis. Entre ellos, Uruguay, el caso más resonante de Sudamérica.
Industria textil
Los tejidos de cáñamo estuvieron presentes desde los lienzos de Rembrandt hasta en las velas de las carabelas de Colón. Ahora, la industria textil es una de las que está experimentando la disrupción del cáñamo, en especial como reemplazo del algodón.
El tejido de cáñamo puede procesarse para ser liviano, suave, respirable y duradero, en reemplazo de la mayoría de las aplicaciones del algodón en la industria textil. Considerando que el algodón representa el 43% de las fibras usadas para ropa y textiles del mundo, el cáñamo tiene una enorme posibilidad por delante.
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La icónica compañía de jeans Levi’s anunció recientemente un proyecto piloto para reemplazar el 27% del algodón de sus jeans con cáñamo, como parte de un impulso de sostenibilidad general. ¿Por qué? El algodón requiere mucha más agua, pesticidas y tierra que el cáñamo.
Se estima que el algodón acapara el 10% del uso de pesticida y el 25% de insecticidas a nivel mundial, mientras que el cáñamo, por su resiliencia, requiere muy pocos químicos para su crecimiento. Para ser precisos, una hectárea de cáñamo puede producir tres veces más ropa que una de algodón. Esto se debe a que las fibras de uso industrial se extraen del tallo de la planta de cáñamo, que es fina y crece a lo alto, permitiendo plantar unas 150 plantas por metro cuadrado.
Numerosas cadenas de hoteles de lujo también se han sumado al cáñamo industrial, y marcas de moda de cáñamo se han asociado con influencers como Bella Thorne para seguir democratizando sus ideas. A su vez, Patagonia, la marca premium de ropa de montaña, lanzó una línea de prendas hechas en cáñamo como parte de sus esfuerzos sustentables.
Construcción y plásticos
El hempcrete, concreto hecho con cáñamo y cal, es más liviano, resistente al fuego, al moho y a la humedad que el concreto regular. “Se puede hacer tan fuerte como el concreto común y captura el carbono atmosférico mientras se seca”, agrega DeAngelo. Además, puede usarse sin fines estructurales, como aislante térmico y acústico.
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Pero el cáñamo no es sólo útil, sino que también es fuerte. “Sus fibras son más resistentes que el acero”, asegura Bruce Linton, cofundador y exCEO del gigante del cannabis canadiense Canopy Growth. El ejecutivo acaba de crear Collective Growth, una “empresa de cheque en blanco” que recaudó USD 150 millones en menos de dos meses y debutó en NASDAQ en mayo con el objetivo de crear un imperio global de cáñamo industrial.
Por su parte, BMW ya usa plásticos de cáñamo en varios de sus modelos de autos eléctricos incluyendo el i3 y el i8, pero no son pioneros. En 1941, Henry Ford ya había presentado un modelo cuyo cuerpo estaba construido íntegramente en bioplástico de cáñamo, y funcionaba a base de biocombustible hecho de cannabis.
El bioplástico de cáñamo puede usarse para infinitas aplicaciones incluyendo bolsas y cajas y, a diferencia de los plásticos sintéticos, es producido a partir de materiales renovables y biodegradables. Gigantes de la industria del packaging como Sonoco Products, Constantia Flexibles, O. Berk, Klöckner Pentaplast y MG America ya declararon interés en el material.
Biocombustible
En los años ’30, Ford contaba con una planta de extracción de biodiesel a partir de biomasa de cáñamo. Y esto se debe a que el biocombustible hecho a partir del prensado de la semilla de cáñamo puede utilizarse en cualquier motor diesel convencional. Utilizando este método, el cáñamo puede producir aproximadamente 780 litros de aceite por hectárea: unas 4 veces más que la soja.
Además, el resto de la biomasa del cáñamo puede utilizarse para producir etanol, un alcohol clave en la creación de biocombustibles, que tradicionalmente es extraído del maíz o de la caña de azúcar. Un estudio de la Universidad de Connecticut demostró en 2010 que el aceite de cáñamo tiene una tasa de conversión a diesel del 97%.
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Aunque se necesita aproximadamente de un 50% más de biocombustible para generar la misma energía que producen los derivados del petróleo, el combustible de cáñamo es una alternativa renovable y no dañina para el medioambiente. Así las cosas, con el desarrollo de una cadena productiva a gran escala, es inevitable que los costos de la producción de biocombustible de cáñamo logren superar a los del petróleo, cuya disponibilidad tiende inevitablemente a la escasez.
Este artículo fue publicado originalmente en Ámbito Financiero.
Foto por MATCA FILMS.
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