¿La Marihuana Mejora el Sexo? La Ciencia Dice 'Ohhh, Sí'
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- La marihuana mejora el sexo para algunas personas… para otras, no tanto.
- Los efectos dependen de dosis, cepa, estado emocional y ambiente.
- Estudios revelan que muchas personas la usan para mejorar la experiencia íntima.
El cannabis intensifica todas las percepciones sensoriales, y sí, eso incluye echar un polvo, copular, mojar la chaucha, como quieras llamarlo. ¡No me mires así, lo dice la ciencia!
Menos agresivo, más sensible y presente; un potenciador de orgasmos y, en general, un gran aliado para momentos calientes, ya sea en compañía o en soledad. No siempre (pero muchas veces), el porro ha demostrado ser un ingrediente clave cuando la cosa se pone hot.
Si perteneces al grupo de aquellos que, después de unas secas —o algún comestible, lo que prefieras— se empiezan a poner mimosos o picarones y piensas “esto pega distinto…”, buenas noticias: no es tu imaginación. Y, claramente, no estás solo ni sola. Es la marihuana. Y sí, la ciencia te apoya.
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El placer —en casi todas sus formas— ha sido criminalizado, estigmatizado y controlado durante siglos, especialmente cuando es intencional. Y pocas cosas sacan esas tensiones a la luz como el sexo y el porro: dos experiencias profundamente personales, aunque bastante tabús todavía.
Así que vamos al grano, porque ciencia, sexo y marihuana ya se merecen su debido trío.
¿El porro te hace sentir más sexy?
Qué pregunta. El sexo ya de por sí es una experiencia muy subjetiva. Y cuando metes cannabis en la ecuación, las cosas pueden salir de dos formas: divinas o infernales.
Para algunas personas, la marihuana mejora el sexo porque eleva cada sensación: confianza, comodidad, sensualidad. La piel se siente eléctrica. Las miradas duran más. Te sentís prendido, deseada, magnético. ¿Para otras? No tanto. Aparece la ansiedad, la boca seca, y de repente estás pensando si dejaste el horno prendido en medio del frota frota.
En resumen: todo depende del set, el setting y la variedad.
Algunas personas dicen que el cannabis hace que todo sea más lento, más húmedo, más profundo, más ruidoso. Otras se sienten distraídas, somnolientas o inseguras. Y tiene sentido: tu viaje depende de un montón de cosas —la dosis, la variedad, tu tolerancia, tu estado de ánimo, tus hormonas, cómo metaboliza tu cuerpo los cannabinoides, y (muy especialmente) la energía de la persona que está a tu lado.
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Según el Dr. Damián Cantaloube, médico y especialista en endocannabinología, la marihuana puede ayudarte durante la intimidad: “El cannabis puede hacerte sentir relajado o ayudarte a bajar inhibiciones, lo cual puede relacionarse con sentirse ‘más sexy’”. Aun así, advierte que no todas las personas experimentarán esa “frescura” al fumar: “Estos efectos pueden variar muchísimo, y no todos van a sentirse más atractivos por usar cannabis”.
Ese vaivén también lo destaca Martín Rieznik, autor y orador TEDx centrado en la ciencia de la seducción: “Hablando con amigos sobre esto, todos coincidimos en que a veces el porro potencia la conexión, la relajación y el placer con otros, pero otras veces pasa lo contrario: inhibición, inseguridad, dificultad para expresarse, nerviosismo y paranoia”.
En otras palabras, la marihuana puede hacerte sentir un dios o una diosa del sexo… pero también puede hacerte querer esconderte bajo las sábanas. Y está bien. La forma en que el cannabis interactúa con tu confianza, comodidad y excitación es tan personal como tu playlist.
La cosa es que, claramente, este es un tema que la gente tiene en la cabeza. Y lo busca. Mucho. Las búsquedas en Google de “CBD para el sexo” y “marihuana para el sexo” aumentaron un 238% y un 162% respectivamente.
Entonces, ¿opinión popular? Confirmada. Pero, ¿qué dice la ciencia?
Calientes y fumados: Una revisión científica
Cuando pensamos en “ciencia”, nos imaginamos guardapolvos, tubos de ensayo y laboratorios. Pero en el mundo del cannabis y el sexo, la ciencia muchas veces se parece más a una charla íntima: preguntarle a la gente cómo se siente —y escucharla de verdad.
Por cuestiones legales y éticas, muchos estudios en este campo se basan en experiencias auto-reportadas más que en datos de laboratorio. Pero esto no es defecto, es parte de la ciencia humana del placer. Y según esas experiencias, el veredicto es claro: sí, el sexo y el porro se llevan muy bien. El tacto se vuelve más táctil. El beso, más húmedo. El gemido, más fuerte.
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Jonathan Bohun, CEO de la empresa cannábica WEEDAR, lo explica así: “Los estudios muestran que el 70% de las personas experimenta mayor deseo sexual y orgasmos más intensos con cannabis.” Y agrega: “La música suena mejor, la comida sabe mejor y el sexo se siente mejor.”
Respaldado con datos nuevos, un estudio de 2025 de Kayla M. Mooney (candidata a doctorado en Queen’s University, Canadá) condujo dos investigaciones:
- Una encuesta online a 1.547 usuarios de cannabis
- Un diario de 28 días con 115 participantes, la mayoría usuarios regulares
¿Qué encontró?
- “Un uso más frecuente de cannabis se vinculó con mayor deseo sexual diario”.
- “Los días con activid.ad sexual, los participantes reportaron mayor deseo y excitación si habían usado cannabis”.
- “En todos los días del estudio, reportaron más deseo sexual y menos angustia sexual si habían fumado”.
Casi la mitad admitió que usa marihuana específicamente para excitarse. Así que sí, la ciencia también dice “Ohhhh, sí”.
No es solo el qué: es el cómo, el por qué, incluso el dónde…
Pero hay más. Una encuesta de 2022 de Goldleaf y la escritora Sophie Saint Thomas del Intimacy Journal indagó en cómo y por qué se mezcla sexo y marihuana. Participaron 200 personas activas sexualmente y usuarias de cannabis, de todas las identidades y preferencias. ¿El resultado? Una carta de amor al placer basado en plantas.
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Entre las formas favoritas de usar cannabis antes de tener sexo, la encuesta reveló que:
- 34% fumó
- 25% eligió comestibles o bebidas
- 19% vapeó
- El resto usó dabs, tópicos, sublinguales y otros métodos
En cuanto a la dosis preferida:
- 35% prefirió dosis media-alta
- 27% media
- Solo 6% microdosificó
- 19% fueron con todo en dosis muy altas
Y, ¿por qué lo hacen?:
- 35% buscaba más placer sexual
- 18% más intimidad y conexión
- Otros: relajación, menos ansiedad, mejores orgasmos, más deseo, mejor rendimiento
Incluso la locación jugó un rol: un 82% prefería hacerlo en casa, el 44% especificó que debía ser en el dormitorio y un 1% confesó encuentros públicos estando volados. Sucio, sucio.
También hay data grande: un estudio de la Universidad de Stanford publicado en The Journal of Sexual Medicine analizó respuestas de más de 50.000 estadounidenses. Las mujeres que usaban cannabis a diario tenían sexo 7 veces al mes, frente a 6 de las no usuarias. En hombres, 7 vs. 5.
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Pero claro, no todos confían en los datos auto-reportados. Como advirtió Martín Rieznik: “Estas encuestas están sesgadas. Quienes reportan experiencias positivas suelen ser quienes ya disfrutan el efecto”.
Hablamos del dormitorio, pero ¿qué pasa en el laboratorio?
Aunque escasos, existen estudios clínicos que investigan los efectos físicos del cannabis en el sexo:
- El THC y el CBD son vasodilatadores: expanden los vasos sanguíneos y mejoran la circulación.
- Se usan dispositivos como el fotopletismógrafo vaginal para medir la excitación interna.
El mundo de la ciencia viene sospechando hace bastante que el sistema endocannabinoide natural del cuerpo juega un rol clave en el placer sexual.
Una investigación publicada en The Journal of Sexual Medicine midió los niveles de endocannabinoides naturales (como la anandamida, también conocida como “molécula de la felicidad”) en mujeres antes y después de ver películas eróticas. A medida que aumentaba la excitación, bajaban los niveles, indicando que el sistema responde activamente al estímulo sexual.
¿Por qué importa? Porque el THC, el principal compuesto psicoactivo en el cannabis, imita estos químicos naturales. Así que cuando alguien dice que la marihuana mejora el sexo, puede estar activando el mismo sistema que el cuerpo usa durante la excitación.
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Estos experimentos sugieren que el cannabis puede mejorar la preparación física para el sexo, especialmente en personas tratando con ansiedad, dolor, o bajo deseo. Pero como todo lo relacionado con el porro, el resultado dependerá de la dosis, la variedad, la química corporal y el estado emocional.
¿Es subjetivo? Obvio. Pero, ¿es ciencia? También. Porque las sensaciones —cuando se repiten a través de miles de personas, se documentan, se analizan y se hacen eco estudio tras estudio—son datos.
¿Porro o vino? ¿Cuál es mejor para los amantes?
Un estudio publicado en Archivos del Comportamiento Sexual encontró que la mayoría de las personas prefieren tener sexo estando fumadas que borrachas. Y no es difícil entender por qué.
Como dice el sexólogo Nick Karras: “A diferencia del alcohol, que adormece los sentidos, la marihuana potencia la conciencia”. El alcohol puede hacerte más audaz o lanzado, pero muchas veces también te desconecta de tu cuerpo, borra recuerdos y a veces deja arrepentimientos. El cannabis, en cambio, te conecta.
La marihuana favorece la presencia, la intimidad y la sintonía. Ayuda a muchas personas a concentrarse en su pareja, disfrutar las pequeñas sensaciones y evitar los errores de juicio o distancia emocional a los que nos puede inducir el alcohol. Además, el alcohol está vinculado con disfunción sexual masculina y agresividad —dos cosas que matan el clima. ¿La marihuana? No tanto.
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En resumen: el porro te conecta. El alcohol te ayuda a escapar—a veces, demasiado lejos. Aunque, cuidado: la marihuana también puede hacerte derrapar si no vas con cuidado. Por eso, la dosis lo es todo.
Dosificar también es parte de la previa
Cuando se trata de cannabis y sexo, menos puede ser más. La diferencia entre una experiencia sensual y una paranoia puede estar a una seca de distancia. Como explica la sexóloga Francesca Gnecchi, una dosis baja puede mejorar la intimidad, pero demasiada puede desconectarte del momento, tal como el alcohol. “Un poco te desinhibe, pero mucho no ayuda. Con el porro pasa igual. Depende cuánto consumas, puede ayudar —o no”, dice Francesca.
La ciencia la respalda. Dosis bajas de THC se asocian con mayor deseo y placer, mientras que dosis más altas pueden causar ansiedad, disociación, o, en criollo, que se te apague la tele. Empezar despacio siempre es mejor. Un par de secas, y activas el modo multiorgasmo. Ocho, y estás pensando en los impuestos que no pagaste.
Así que, a tejer con cuidado: siempre hay tiempo para una sequita más. Además, las dosis altas pueden borrar los límites si no guardas cuidado. Y no hay nada sexy en eso. Gnecchi aclara: “Si estás bajo el efecto de alguna droga que te impide o dificulta dar un claro consentimiento —o si la otra persona tampoco está plenamente lúcida— es mejor no tener sexo”.
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Sentirse bien no siempre significa estar bien. Si estás tan volada o volado que no es posible expresar lo que necesitas ni escuchar a tu pareja, es momento de una pausa. El consentimiento debe ser entusiasta y explícito —antes, durante y después.
Como un tip extra, empezá solo o sola. Masturbarse estando fumado te ayuda a entender tus propias respuestas y así prepararte mejor para cuando compartas la experiencia con alguien más.
El placer solitario no puede quedar fuera de la mesa
Viajar en soledad en el tren del amor es tan importante como hacerlo en pareja.
Ashley Manta, coach sexual y creadora del término Cannasexual, promueve la autosatisfacción consciente con marihuana. Su enfoque es bajar el ritmo, estar presente y recuperar el placer como un acto poderoso, no vergonzoso.
Para aclimatar, Ashley sugiere crear un espacio sensual: prender algunas velas, darle play a nuestra playlist más caliente y explorar nuestro cuerpo con curiosidad y sin presión. Y si nos sintiéramos con ánimo, podríamos incluso probar aplicando aceite de CBD directo sobre nuestros genitales —siempre con portadores seguros como aceite de coco. Espera unos 20 minutos antes de comenzar, y observa cómo reacciona tu cuerpo. Se trata de conectar, no de desconectarse.
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“Cada vez que algo está muy estigmatizado, me pregunto: ¿quién se beneficia de esa vergüenza?”, dice Ashley. El placer no es vergonzoso. Es un acto radical de autocuidado. Y acá también, el cannabis puede ser un gran aliado.
CBD entre las sábanas
Lubricantes, aceites de masaje, productos con CBD para la intimidad… ya no son rarezas. Están en todos lados. Y funcionan.
El THC y el CBD son vasodilatadores; o sea, aumentan el flujo sanguíneo y la sensibilidad. Aplicados directamente en los genitales (como en clítoris o vagina), el CBD puede mejorar la lubricación natural, intensificar sensaciones y generar un mayor bienestar físico —sin todo el viaje mental.
Gnecchi lo resume: “Produce una sensación de calor y, dependiendo de la persona, puede intensificar el orgasmo”. Bohun lo respalda: “Las zonas íntimas tienen receptores de cannabinoides. El CBD mejora la sensibilidad y el placer”.
En compañía o soledad, el CBD en la cama puede ser tu nuevo ritual favorito.
La marihuana no es una solución mágica, pero puede ayudar
Aclaremos algo: el porro no es ninguna poción mágica. No va a arreglar relaciones rotas, ni crear química instantánea, ni hacerse cargo de tus emociones. El buen sexo sigue requiriendo confianza, diálogo, presencia y respeto —y eso depende de nosotros.
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Pero sí puede ayudarte a conectar con tu cuerpo. Silenciar el ruido mental. Generar una mejor y mayor comodidad en tu propia piel. Usada con intención, puede ser una herramienta poderosa. Pero, al igual que un martillo, también puede ser peligrosa si se usa mal.
Entonces, si fue mucho texto: ante la curiosidad, avanzamos despacio. Sintoniza con tu cuerpo. Busca la honestidad para con tus necesidades. Prueba en solitario. Habla con tu(s) pareja(s). Empieza bajo, lento, y siempre, siempre, prioriza el consentimiento.
El placer es sagrado. Y si la marihuana te ayuda a liberarlo… Entonces, come on, baby. Light my fire.
Vía High Times, traducida por El Planteo.
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