Alucinógenos y Psicodélicos: ¿Cuál Es la Diferencia?

Estamos viviendo un periodo de cambio, en el que sustancias que antes eran prohibidas y estigmatizadas están recibiendo una atención favorable por parte del público. De la ketamina al cannabis, pasando por los hongos mágicos, el discurso ha pasado de la prohibición a la determinación de las formas óptimas de utilizar estas sustancias.

Sin embargo, puede ser desconcertante diferenciar entre las terminologías, especialmente en psicodélicos. Para muchxs, la duda que necesita despejarse es si todo psicodélico es un alucinógeno, y si todos los alucinógenos son psicodélicos.

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¿Por qué simplificar las terminologías?

Antes de profundizar en los matices que diferencian a los “psicodélicos” de los “alucinógenos”, reflexionemos sobre cómo las ideas y las terminologías a menudo se simplifican o distorsionan debido a malentendidos. Admitámoslo: no todxs somos expertos en todos los campos. Cuando una noticia suscita gran atención, a menudo se simplifica para que el público en general pueda comprenderla, aunque ello suponga diluir o alterar ligeramente la definición original.

Alucinógenos y psicodélicos

Simplificar las ideas y los términos confusos es una práctica común para hacer los conceptos más accesibles a un público no experto. Esta noción plantea la cuestión de si todos los alucinógenos pueden considerarse psicodélicos, especialmente en esta era moderna de aceptación de las drogas. El término “psicodélicos” suele recibir significados que superan su definición.

Pensemos en la ketamina, que ha adquirido una gran importancia con la creciente popularidad de la terapia psicodélica. Sin embargo, la ketamina no es un psicodélico, a pesar de que constantemente se haga referencia a ella como tal. Esta denominación errónea no pretende inducir a error, sino simplificar el lenguaje para una mejor comprensión sin abrumar al público con términos categóricos complejos. En realidad, la ketamina es un alucinógeno disociativo.

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Los psicodélicos son una clase de sustancias psicoactivas conocidas por producir profundos cambios en la conciencia, la percepción y el estado de ánimo. Estas sustancias alteran las experiencias sensoriales del individuo, induciendo a menudo alucinaciones visuales y auditivas, cambios en la percepción del tiempo y una sensación de autotrascendencia o disolución del ego.

El término “psicodélico” fue acuñado por primera vez en los ’50 por el psiquiatra británico Humphry Osmond, que lo utilizó para describir los efectos alteradores en la mente generados por ciertas sustancias.

“Psicodélicos” se refiere exclusivamente a cuatro compuestos: DMT, psilocibina, mescalina y LSD. Aunque cada uno de ellos tiene modos de acción distintos, comparten la característica común de ser agonistas de los receptores de serotonina, concretamente 5-HT2A. Esta clasificación se basa en el método de acción.

Por otro lado, ¿es la ketamina un fármaco serotoninérgico? No, no lo es. Los alucinógenos disociativos, como el DXM y el PCP, afectan principalmente a los receptores de dopamina y NMDA, aunque con sus acciones únicas.

La clasificación de la ketamina como alucinógeno se evidencia en el nombre de su clase. Esto ilustra que la ketamina puede clasificarse como alucinógeno sin ser psicodélico, lo que indica que no todos los alucinógenos entran en la clasificación de psicodélicos. De hecho, los cuatro compuestos reconocidos como psicodélicos suelen denominarse “psicodélicos clásicos”, un término acuñado para reclasificarlos ante la creciente confusión sobre el verdadero significado de las drogas psicodélicas.

¿Qué son los alucinógenos?

Los alucinógenos engloban varios tipos de sustancias que comparten la capacidad de inducir un estado mental alterado. Por ejemplo: cambios significativos en el estado de ánimo, el pensamiento y la percepción del entorno y de unx mismo. Al fin y al cabo, una alucinación es una experiencia de algo falso o alterado en nuestra percepción. Esto puede incluir que sintamos o saboreemos algo que no está ahí o experimentemos algo de otra manera a como debería ser.

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Los efectos de los alucinógenos pueden variar mucho según la persona, la sustancia y la dosis. Algunxs usuarios manifiestan euforia, mayor creatividad y experiencias espirituales. Mientras tanto, otrxs pueden experimentar ansiedad, paranoia y otros efectos psicológicos adversos. En algunos casos, el uso de alucinógenos puede provocar un fenómeno conocido como “mal viaje“, en el que el usuarix experimenta ansiedad intensa, confusión o paranoia.

La estructura de clasificación suele dividir los alucinógenos en tres tipos: psicodélicos (DMT, LSD, psilocibina, mescalina), disociativos (ketamina, DXM, PCP) y delirantes (datura, Benadryl). El último grupo afecta significativamente al neurotransmisor acetilcolina, lo que distingue su modo de acción de los otros dos grupos.

La clasificación de los alucinógenos no es un asunto limpio y ordenado, y muchas sustancias quedan fuera de los grupos estándar. Por ejemplo, tenemos el caso de los hongos Amanita muscaria. Aunque están clasificados como hongos venenosos, pueden producir potentes alucinaciones e interactuar con los receptores GABA. Además, sustancias como el MDMA y 2C-B se suelen agrupar con los psicodélicos, pero pertenecen a los psicoestimulantes y las fenetilaminas, respectivamente. A pesar de ello, pueden inducir alucinaciones.

Y luego está la salvia, un miembro de la familia de la menta Lamiaceae sin clasificación taxonómica por sus propiedades alucinógenas. La salvia es el único alucinógeno diterpénico conocido, lo que la convierte en un miembro distintivo de la familia de los alucinógenos. Comparte algunas similitudes estructurales con los componentes del cannabis, pero difiere radicalmente de ellos. Dado que no se dirige a los receptores 5-HT2A, a menudo relacionados con los psicodélicos tradicionales, su modo de acción sigue siendo relativamente misterioso. En su lugar, parece actuar sobre los receptores D2 (dopamina) y los receptores opioides. A pesar de tener propiedades alucinatorias, no es psicodélica.

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Una deducción que podemos sacar de esto es que, aunque no todos los alucinógenos entran en la categoría de psicodélicos, todos los psicodélicos son, de hecho, alucinógenos, junto con muchas otras drogas no psicodélicas. El término “alucinógenos” engloba una amplia gama de sustancias psicotrópicas que pueden inducir estados alterados de percepción, independientemente de su estructura química específica o modo de acción.

Conclusión

El mundo de los alucinógenos es complejo y diverso, con muchas sustancias y clasificaciones diferentes. Aunque el término “psicodélico” suele utilizarse indistintamente con “alucinógeno”, es esencial reconocer que no todos los alucinógenos son psicodélicos, ni todos los psicodélicos son alucinógenos. Los psicodélicos clásicos, que incluyen al DMT, la psilocibina, la mescalina y el LSD, se caracterizan por su acción sobre los receptores de serotonina, concretamente el 5-HT2A.

Otras clases de alucinógenos son los disociativos, como la ketamina, el DXM y el PCP, que actúan principalmente sobre los receptores de dopamina y NMDA. Los delirantes, como la datura y el Benadryl, actúan significativamente sobre el neurotransmisor acetilcolina. Otras sustancias, como la salvia y los hongos Amanita muscaria, también producen efectos alucinógenos, pero no encajan claramente en ninguna categoría.

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Cabe señalar que, aunque los efectos de los alucinógenos pueden ser profundos y cambiar la vida de algunas personas, también pueden ser impredecibles y potencialmente peligrosos. La educación, la preparación y las medidas de reducción de daños adecuadas son cruciales para cualquiera que se plantee usar estas sustancias.

Vía Cannabis.net, traducido por El Planteo

Publicación original: abril 2023

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